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El Instituto Sonorense de Cultura necesita cirugía mayor: Mario Welfo Álvarez

Por Imanol Caneyada/

En entrevista para “Primera Plana”, el director del ISC revela que la dependencia está sumida en una crisis; en su diagnóstico encontraron un boquete en las finanzas de 38 millones de pesos; sin embargo asegura cumplirán con los compromisos como el Festival Alfonso Ortiz Tirado

Mario Welfo Álvarez Beltrán, es el director del Instituto Sonorense de Cultura, cursó la licenciatura en Mercadotecnia Internacional con especialización en Investigación de Mercados y Finanzas y actualmente es candidato a doctor por la Universidad Anáhuac en Gestión Estratégica y Políticas del Desarrollo.

Trabajó para el Gobierno federal, en la oficina de Pro México —fideicomiso público encargado de promover la inversión extranjera—. Pertenecía a la Unidad de Inteligencia de Negocios, como líder de proyectos prospectivos; después fue director de Información Económica, en donde se encargaban de reunir la información que los inversionistas ocupaban para tomar decisiones, tanto en el presente y en el futuro.

Laboró en esa dependencia hasta el pasado mes de abril, cuando se incorporó a la campaña de la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano y desde septiembre es el titular del ISC.

 

En este mes que lleva al frente del ISC, cómo se ha sentido, teniendo en cuenta que fue muy cuestionado por no tener el perfil ni estar relacionado con el medio artístico y cultural en Sonora.

Me he sentido muy tranquilo, he estado muy atento a los comentarios y a las dudas que existían sobre mi perfil, no he ignorado ninguna voz que pudiera señalar mi trabajo, pues como funcionario público tengo la obligación de escuchar a quienes me observan ya que, al final de cuentas, cuando la Gobernadora me dio la oportunidad de participar en su equipo, era consciente que iba a ser muy observado y eso se convierte en un incentivo. Nos obliga a los funcionarios públicos a elevar el nivel de exigencia. Pero ya estamos organizando el trabajo, la dependencia con el toque distintivo de esta administración que apenas comienza, y analizando a fondo la problemática de la institución, la cual requiere de una cirugía mayor, escuchar muchas voces, todas las vertientes, para así tener un balance equilibrado y proponer todos los planes y programas que vienen para los próximos seis años.

El ISC depende de la Secretaría de Educación y Cultura, cuyo titular acaba de dar a conocer una serie de irregularidades financieras muy graves. ¿Cómo has encontrado el Instituto en ese aspecto?

El secretario de Educación, como cabeza de nuestro sector, nos ha pedido ser muy cuidadosos en ese sentido y remitirnos a los hechos comprobables. Ya tenemos una radiografía y un diagnóstico de las finanzas de la institución y en principio puedo decir que no fue ajeno a este descuido y este olvido que vivimos en el sexenio anterior. Si bien no podemos caer en el afán de estar diciéndolo reiteradamente, de alguna u otra manera hay que aclararlo. El Instituto está en una crisis profunda y ocupa de cirugía mayor en dos vertientes: primero en organización, pues ha sido una amalgama de funciones que se juntan y se separan, no ha tenido un proyecto definido organizacional y eso ha afectado y mermado su desempeño. Es un instituto desorganizado y de procesos domésticos que no se pueden replicar en el tiempo y que se hacen a modo, dependiendo de cada administración. Sí se han hecho muchas cosas y muy buenas, pero desafortunadamente no ha podido trascender en sus procesos a las diferentes administraciones, pues cada una de ellas le impone un sello distinto que no garantiza la trascendencia de sus proyectos, salvo de unos pocos, pero la cultura no son sólo festivales, amerita tener procesos definidos que garanticen su supervivencia en el tiempo. Segundo, el Instituto está golpeado en sus finanzas; uno de los principales hallazgos y que ya está asentado en el diagnóstico es el boquete de 38 millones de pesos que encontramos. Desde el mes de marzo el Instituto no recibe las ministraciones que le corresponden. 3 Cultura venadoLa ministración de enero se dio a la mitad, se dio la de febrero y marzo y desde entonces el Instituto no recibe recurso público por parte del Gobierno del estado para sus gastos operativos. El Instituto está sobreviviendo prácticamente en estos meses y a la espera de la pronta recuperación en sus finanzas. Hay temas importantes, como el que ya se ventiló, que tiene que ver con el rescate del acervo pictórico sonorense, pero además hay un acervo de 40 mil libros que tenemos que rescatar a la brevedad, porque con las lluvias podrían perderse muchos de ellos, así que estamos haciendo un plan emergente para rescatarlos y hacer donaciones importantes para que circulen.

¿Y cómo está la situación en cuanto al Centro de las Artes Cinematográficas, el proyecto más ambicioso de la anterior administración?     

Es un problema que nos ocupa al cien por ciento en su definición. Debido a temas administrativos la obra se comenzó tarde, y a causa de ese retraso de aproximadamente un año, la obra se encareció diez millones de pesos. Por omisión, por olvido, por burocracia, por complicaciones, no importa cómo le digan, la realidad es que la obra cuesta 10 millones de pesos más. Ya sostuve una reunión en Conaculta la semana pasada y nos están exigiendo, primero, la comprobación de los gastos realizados hasta el momento. Según el convenio firmado entre el ISC y Conaculta, la obra tenía que estar terminada el 29 de octubre de este año, cosa que es imposible pues aún está en obra negra. Lo que sigue es convocar a una sesión extraordinaria del Consejo de Seguimiento para solicitar una prórroga.

¿Y en cuanto a la comprobación de los gastos, hay irregularidades?

Estamos revisando. Se dio una primera ministración de 22 millones de pesos que ya se ejerció, posterior a ello se enviaron 25 millones de pesos, de los cuales se han ejercido alrededor de siete millones de pesos. Hay un fondo que está en espera de ejecutarse pero no es posible porque la obra no avanza, hay un retraso por parte de los proveedores lo que hace que esté detenida la obra. Es un problema multifactorial que por donde lo veas es complicado y tenemos que atenderlo a la brevedad porque es un proyecto de muy alto impacto para la sociedad sonorense, único en el Noroeste de México, por lo que hay que manejarlo con mucha responsabilidad y saldrá lo que tenga que salir, es un tema administrativo muy delicado. También estamos revisando el tema de la asignación de la obra al contratista y el de los sobreprecios en materiales. Pero el Instituto tampoco fue ajeno al tema de la basificación durante el 2013-2014. La institución cuenta con 331 plazas, tenemos un Instituto muy obeso. Del 2009 al 2015 aumentó en once plazas, que puede considerarse poco, el problema es que la nómina pasó de 3.2 millones a cinco millones de pesos, con sólo once plazas de diferencia.

¿Ya tienen encima el Festival Alfonso Ortiz Tirado? ¿Cómo va el asunto?

No quiero dar un motivo de alerta porque sí se va a hacer, estamos trabajando ya en un esquema para definir el programa, pero debido a la ausencia de dinero en el instituto no hay recurso económico para cumplir los compromisos preoperativos del Festival. Es un festival que apremia, pero cuando quisimos empezar apartar algunos hoteles, algunos artistas, pues nos damos cuenta de que no hay dinero. Estamos gestionando ahora de manera apremiante el recurso para el festival, porque como bien sabes es enero y enero todavía no hay disponibilidad de presupuesto.

Pero se supone que hay una partida para el preoperativo.

Así es, pero no la consideraron para este año. El festival se va a llevar a cabo pero tenemos que ser muy creativos para conseguir el recurso para apartar hoteles y pagar los anticipos que naturalmente exigen los artistas.

Este festival, que es la joya de la corona, y otros festivales, como Desierto para la danza, Feria del libro, Luna de Montaña, los cuales son transexenales, son los aspectos más visibles del ISC, tienen un gran impacto y enriquecen a Sonora. Pero existe otro aspecto de la cultura, que se ha convertido en un discurso recurrente de Conaculta y que en otras partes, como Colombia, ha tenido resultados sorprendentes, que es la cultura como restaurador del tejido social, como agente para combatir la violencia, las desigualdades sociales, etc; la creación de públicos, la mejora de la educación artística en las escuelas. ¿Cuál es su visión de todos estos aspectos que no son tan visibles?

El gran legado que va a dejar la Gobernadora en la cultura es el de atacar la situación de fondo. Creo que tenemos que darle un giro a la ley de cultura para que se vuelva operante y  que pueda aplicarse realmente, que refleje lo que está sucediendo en la realidad; puedes tener una ley muy bien redactada pero si no aplica en los hechos, se convierte en letra muerta. Uno de los grandes temas que tenemos que defender es el de la cultura como derecho, incluido en la Constitución. El otro gran legado que va a dejar la Gobernadora es el de que la cultura no sólo llegue a un sector específico de la población. Al tener a la cultura como un derecho y al trabajar la cultura como política pública transversal, te va a llevar a que llegue a muchas más personas y de mejor manera. Tenemos que apoyar a los 72 municipios; si bien Hermosillo tiene ya una actividad cultural importante, también Huachinera lo necesita, Puerto Peñasco; Obregón, por ejemplo, tiene una agenda cultural extraordinaria que camina por sí sola, pero no por eso vamos a dejarlos solos, pero también está Navajoa, Álamos, que no sólo es el Festival, está la frontera. Tenemos que lograr que la cultura se facilite en todos los municipios y se vea como un mecanismo para reducir la violencia y la incidencia del delito, incluso como un factor regenerante en públicos específicos como los del Cereso, ITAMA, albergues; tanto la Gobernadora como el secretario de Educación tienen muy presente esto y vamos a gestionar fondos para trabajar con este tipo de públicos.