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ONU atiende reclamo de yaquis por Acueducto

Por Rigo Gutiérrez E./

Observadores de Organización Naciones Unidas (ONU) visitaron la guardia tradicional en Vícam; expusieron las afectaciones por falta de agua, así como las posibles repercusiones del Acueducto Independencia

El largo velo morado cubría su trenzado pelo canoso. La suave tela caía por los costados hasta enredarse entre sus brazos. Apenas alcanzaba a inspeccionar el sitio por la cueva que tenía de visión frente a su rostro. Ubicó un lugar para sentarse, justo en una banqueta alta a un costado de un palo fierro de escasa sombra. Gran parte de la tribu estaba ahí, la convocatoria fue a todo el pueblo en general. Incluso mujeres como ella tomaban parte escuchando.

El sobrante de tela purpura se enredaba una y otra vez en su brazo derecho, dejando una ligera exhalación, suficiente para soportar el sofocante calor de Vícam, cuando el sol está en el cenit.

A lo lejos una camioneta tipo suburban se abría paso entre los charcos para llegar hasta donde la guardia tradicional estaba reunida. Ahí esperaban cerca de cien personas bajo un enorme tejabán de carrizo y palma reseca. En los alrededores había otro centenar escuchando a través del sonido instalado ex profeso.

Tom Haeck y Pilar Sanmartin, enviados por el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, arribaban al lugar. De inmediato se colocaron en el centro de la ramada, para escuchar a cinco de los ocho gobernadores yaquis presentes.

4 Visitadores ONU
Los observadores de ONU Tom Haeck y Pilar Sanmartin, junto a Tomás Rojo, de las comunidades yaqui.

Tras el protocolo ceremonioso de la presentación, Mario Luna ―intérprete y vocero de la etnia―, hizo una exposición general del principal problema de esta población: el agua. En específico, el agua que les pertenece y con la construcción del Acueducto Independencia, pretenden quitar.

Los argumentos de Luna, caminaban por dos vertientes, lo legal y lo indicado de acuerdo a sus usos y costumbres. Todo el expediente del acueducto Independencia, insistía, previamente ya había sido enviado a los observadores.

Apelaba al tratado de Lázaro Cárdenas, en el cual les otorgaba los escurrimientos de la presa La Angostura, pasando por las afectaciones generadas por la construcción de presas y con ello reducción de sus territorios y márgenes del río, hasta aterrizar con el que consideran su problema más reciente, la ilegalidad del acueducto que busca dotar de agua a la capital sonorense.

Sin embargo, el problema más lacerante de esta comunidad saltaba a la vista de todos, la falta de agua potable. Pese a contar con la irrigación del Yaqui, el agua en la zona está contaminada e incluso sostienen han encontrado manganeso y arsénico, causante de problemas en la salud de niños y adultos.

Con un ventilador que apenas susurraba, y tras media de hora de exposición de  motivos, los enviados de la ONU finalmente tomaron la palabra y lo primero fue dejar en claro que su función era escuchar todas las partes involucradas en el conflicto.

“Desde la oficina del Alto Comisionado tenemos un mandato que es de asesorar al gobierno de México, estamos porque hemos firmado un acuerdo, la agencia del Alto Comisionado para los Derechos Humanos con el gobierno de México para fortalecer al gobierno de México y todas las instituciones en el cumplimiento de los derechos humanos y todos los tratados que México ha firmado”, recalcaba Pilar.

Al mismo tiempo reiteraba su postura neutral: “Estamos aquí, a veces nos toca un poco para señalar pero sobre todo para asesorar y fortalecer, también para ser puente entre los llamados que hace la sociedad civil, que desde su experiencia son lo que mejor transmiten y desde el conocimiento local se pueden reforzar”.

Como ONU, una de las funciones es situarse en el centro para ser un puente y facilitar la comunicación. Después sus preguntas fueron enfocadas hacia la organización de la tribu para tomar decisiones, sobre el impacto que representaría el acueducto, así como los sistemas de riegos de la comunidad.

Ante el cuestionamiento de los observadores a propósito de la audiencia e información sobre el proyecto, Luna señalaba que las autoridades nunca explicaron a detalle el proyecto, cometido ilegalidad tras ilegalidad. La última, una relativa a la notificación de Profepa sobre Impacto Ambiental del Acueducto.

“De una notificación que se dio el 13 de agosto de la insubsistencia del Manifiesto de Impacto Ambiental nosotros apenas nos estamos enterando hoy, y eso indica que siguen reiteradas las violaciones, aquí están autoridades de Cocorit, Bacum, Belem, Vícam, Potam, ellos en ningún momento han sido notificados”.

Tras casi dos horas de escuchar, con visible agotamiento por el fuerte calor, y después de haber bebido al menos dos botellas de agua que descansaban vacías a sus pies, los observadores de la ONU agradecieron el recibimiento a la comunidad y prometieron llevar toda la información recabada ante la representación de este organismo internacional en la Ciudad de México, la cual a su vez pasarían a las oficinas centrales en Ginebra, Suiza.

Alrededor las mujeres continuaban abanicando sus largos velos. Los hombres agitaban sus paliacates colorados a la altura del rostro, se lo pasaban por la frente, y de nuevo lo enrollaban al cuello.

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