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Tijuana, entre la paz romana y la agitación electoral

Por Imanol Caneyada/

Que la Baja haya sido territorio comanche, reino de narcotraficantes, feudo del crimen organizado salpica a los dos principales candidatos, Fernando Castro Trenti del PRI y Francisco Vega de Lamadrid del PAN

Mítica en muchos sentidos, ciudad de tránsito, diminuto rancho que creció en un siglo de forma explosiva, Tijuana lucha por dejar de ser la capital de la sangre y convertirse en un referente cultural, social y hasta deportivo en el norte de la República.

La frontera más transitada del mudo vive una especie de paz romana dictada, según rumora la población y afirma la DEA (me confiesa un periodista de San Diego), por el cártel de Sinaloa.

La otrora ciudad de las balaceras a cualquier hora del día y de la noche, récord en secuestros y paradigma del poder del perro, diría Wislow, poco a poco ha vuelto a respirar tranquila, a retomar la bandera de las vanguardias culturales y, ahora, del orgullo pambolero con los Xolos.

El terror que la lucha territorial entre los Arellano Félix y El Chapo Guzmán desató entre 2006 y 2008 parece haber quedado atrás. Los bombazos, los traqueteos de los fusiles de asalto y los “levantones” son cosa de un pasado reciente, pero que la capacidad de reinventarse de los tijuanenses ha hecho olvidar en escasos cinco años.

Entre los 92 secuestros que se presentaron en 2008 y los seis ocurridos en los seis primeros meses de 2013, Tijuana parece retomar su vocación de polo de desarrollo fronterizo y aprovecha como ninguna otra ciudad en la línea su cercanía con la contraparte gringa: San Diego.

Los tijuaneneses cruzan la frontera hasta cuatro veces al día, dependiendo de sus actividades laborales; viven aquí, trabajan allá o viceversa. Padecen el despotismo de los policías fronterizos como un mal menor que tiene sus recompensas: los resabios de la economía más poderosa del planeta. Piensan en dólares pero son el último bastión de la mexicanidad, o el punto de partida de un territorio que ya no es ni México ni Estados Unidos: la franja fronteriza, un subpaís entre dos países.

Eso no significa que buena parte de la droga destinada al gabacho no pase por su porosa frontera ni que sea capital mundial de la trata de personas ni del tráfico de armas.

Ahí están, existen, simplemente han desaparecido los derramamientos de sangre y eso, de alguna forma, lo agradecen.

Beneficiada por el tímido intento que Salinas de Gortari hizo para descentralizar la cultura en México, el Centro Cultural Tijuana (Cecut) es a pesar de todo uno de los referentes artísticos del país: las artes visuales y escénicas, la literatura, la música florecen permanentemente siempre con ese sello de frontera que a la Ciudad de México gusta tanto.

 Elecciones BC
También caminan por un proceso electoral para elegir gobernador.

Por estos días la ciudad hierve en la única contienda electoral que habrá en el país durante el 2013; hasta en eso se saben diferentes.

Desgraciadamente, la oferta de los candidatos a la gubernatura bajacaliforniana es tan pobre y falta de imaginación como en el resto de México.

Y el pasado se impone en el discurso que no es tal, sino una guerra sucia interminable.

Que la Baja haya sido territorio comanche, reino de narcotraficantes, feudo del crimen organizado salpica a los dos principales candidatos, Fernando Castro Trenti del PRI y Francisco Vega de Lamadrid del PAN.

El primero acusa en sus spot de campaña al segundo de ser investigado por la PGR por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.

El segundo ya lo denunció por difamación y calumnia. Antes, había acusado al candidato tricolor de lo mismo.

Los tijuanenses, en eso sí como todos los mexicanos, hacen oídos sordos a las campañas de desprestigio y acusaciones y van a lo suyo, indiferentes a la podredumbre de propuestas, preocupados por una sociedad que muestra graves signos de descomposición social.

Y en el horizonte emerge un sueño guajiro, una payasada (califican los tijuanenses), que los alcaldes de San Diego y Tijuana andan propagando en tiempos de inflación y crisis.

Bob Filner y Carlos Bustamante andan alborotados con la idea de presentar la candidatura San Diego-Tijuana para los Juegos Olímpicos 2024.

El periodista deportivo del Semanario Zeta, Carlos Aguirre Barajas, califica esta idea como un sueño imposible:

“Hay quienes piensan en la gran oportunidad de dar a conocer la ciudad ante los ojos del mundo y lo divertido que sería tener unos Juegos Olímpicos, pero el uso de la lógica acaba con toda pretensión. Londres 2012 costó 14 mil 500 millones de dólares”.

Los habitantes de Río de Janeiro opinan igual.

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