DestacadaGeneral

Vida de perro

Por Imanol Caneyada/

La irresponsabilidad de los dueños ha hecho de los aproximadamente 75 mil perros callejeros un problema de salud pública en Hermosillo, al tiempo que nos muestra como una sociedad cruel e insensible con las mascotas

 El instinto los hace agruparse en jaurías que deambulan por la ciudad en busca de alimento, expuestos las más de las veces a la crueldad de una sociedad que parece haber olvidado que los perros no llegaron solos a las calles, sino que los dueños los abandonaron a su suerte.

Así reza el lema de la Asociación Civil Pata de Perro, recién fundada en Hermosillo y que ya cuenta en su página de Facebook con más de 17 mil seguidores.

En ella puede encontrarse el relato cotidiano de un grupo de personas dispuestas a rescatar a los más de 75 mil perros callejeros del maltrato de las personas, del hambre, de la intemperie, de la muerte segura que les depara la urbe y sus insensibles habitantes.

Historias que nos retratan de cuerpo entero, cuentos terribles que podrían servir para espantar a los niños en la época en que los niños se espantaban con los cuentos.

Sin ir más lejos, al escribir esto, leo en la referida página la historia de Vaga:

“Hace media hora recibí la llamada de los bomberos informándome que en el cuartel de la 6 de Abril había una perrita que recibió un machetazo. Mi esposo y yo fuimos inmediatamente; yo iba muy enojada maldiciendo a la gente.
“Lo que encontré me regreso la fe y la esperanza en la gente

“Vaga era una perrita de la calle en la colonia Cuauhtémoc Cárdenas, la última al sur (de Ciudad Obregón). Una familia muy humilde la cuidaba y hoy hace 4 horas la encontraron tirada, herida de muerte, sin poder moverse, solo acostada en el piso llena de sangre y quejándose mucho. Ellos no cuentan con teléfono y menos carro para buscar ayuda, sólo un triciclo, pero eso basta cuando se tiene un corazón tan grande.

“Ellos subieron a Vaga al triciclo y como ocupaba todo el espacio, papá, mamá y dos hijas emprendieron una caminata que duró más de 3 horas para llegar a la estación de bomberos en el centro de la ciudad y pedir ayuda para Vaga, llevando además tres bebés de Vaga en los brazos. Cuando llegamos me encontré a esta familia llorando por Vaga y a pesar de que era una noche fría, ellos no contaban con mucha ropa para abrigarse, sin embargo, a Vaga la traían en el triciclo tapada con una sudadera cubriéndole la herida.

“Mientras me explicaban todo esto que les cuento, mi enojo se fue convirtiendo en lágrimas al ver a aquella familia que no le importó caminar ese trayecto de ida y todavía de regreso si era necesario con tal de no dejar sufrir a la perrita.

“Vaga fue herida con un picahielos y le perforaron el pulmón. Hace 15 minutos se fue al cielo. La maldad de un ser inhumano la mató pero una familia camino tres horas con ella solo para pedir ayuda.

“Me regresé llorando, ya no de coraje, sino por aquella familia con ese corazón tan grande; los bomberos se portaron muy bien y gracias a Dios se ofrecieron a llevarlos a su casa.

“Descansa Vaga… veremos por tus hijos. Dios, bendice por favor al señor José Manuel y a su familia”.
El relato pertenece a Carolina Vázquez, presidenta de Adopta Obregón, organización hermana de Pata de Perro.

Historias como la de Vaga suceden todos los días en Sonora; hace poco más de una semana, la reacción de una familia hermosillense porque su Pitbull había mordido a una niña despertó la indignación de aquellos (una minoría aún) que consideran que los animales tienen derechos: lo mataron a golpes y le cortaron la cabeza.

Y es que en el centro de la discusión está finalmente la responsabilidad que los individuos adquieren al comprar, recoger o adoptar un perro. Un ser vivo que a lo largo de más de ocho milenios fue creando un pacto con el hombre y que nos ha servido como guardián, pastor, rescatista, buscador, detector de droga, pero también de cáncer; cosmonauta, y sobre todo, como fiel compañía, a cambio de cariño, techo y alimento.

Para las asociaciones que en años recientes se han creado en defensa de los perros (y las mascotas en general), la responsabilidad se centra en tres acciones: educa, adopta, esteriliza.

Pata de Perro, en su Misión, lo define de esta forma:

“Educar a las personas sobre la tenencia responsable de mascotas promoviendo particularmente la esterilización de perros y gatos así como la adopción para contrarrestar el gravísimo problema de sobrepoblación canina y felina de nuestra ciudad. Nuestro objetivo es que por medio de la información evitemos que los perros lleguen a las calles y por lo tanto a los centros antirrábicos donde son sacrificados”.

Y remata: “¿Quieres salvar a un perro? Adopta. ¿Quieres salvar a miles? Esteriliza”.

Razas peligrosas

Existen razas de perros potencialmente peligrosas por sus características físicas y su personalidad supuestamente agresiva. Razas que resultaron de los experimentos genéticos que el hombre ha hecho a lo largo de la historia, principalmente para ponerlos a pelear entre sí o contra otros animales.

Los expertos consideran 10 las razas potencialmente peligrosas, entre las que destacan el Pitbull Terrier Americano, Rottweiler, Dogo argentino, Dóberman, Bóxer y Bull Terrier.

En casi todos los países del orbe existe una legislación o en su defecto una regulación que obliga a los dueños de estos perros a prodigar en cuidados para proteger a la población de posibles ataques.

La responsabilidad, según la ley y la misma ética, una vez más descansa en los amos de estas razas que necesitan un entrenamiento especial.

En el caso de Hermosillo, existe un reglamento municipal que exige a los dueños de esta clase de dogos registrarlos en el RAPA (Registro de Animales Potencialmente Agresivos) y advertir a los transeúntes con un letrero visible que en ese domicilio habita un can que puede representar una amenaza.

El pasado lunes, ante los recientes casos de agresiones de perros a menores de edad (tres en menos de quince días), el director del Centro de Salud Animal y Control Antirrábico, José Luis Icedo Valdés, compareció ante los medios de comunicación para exhortar a la población propietaria de perros potencialmente peligrosos a que los registrara en el RAPA.

También hizo un llamado a la ciudadanía “para que hagan conciencia y si en verdad no pueden o no saben cómo criar a animales potencialmente agresivos, los entreguen a nuestro personal, ahí les buscaremos otro hogar adoptivo y si no lo encontramos, entonces procederemos al sacrificio del can”.

Según los datos que proporcionó el funcionario, de septiembre a la fecha se han registrado 116 mascotas potencialmente peligrosas en Hermosillo.

Pero el número es mucho mayor, por ello, Icedo valdés explicó las multas de las que se haría acreedor el dueño de un can de esta características que no cumple con el reglamento municipal.

De acuerdo al reglamento del Ayuntamiento de Hermosillo, por no contar con registro RAPA así como no tener señalamiento de que en casa se tiene un perro de esas características, la multa es de mil pesos; por no contar con vacunas o medicina preventiva la sanción es de 750.

Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro, reza el adagio.

En Hermosillo, al parecer, no aplica, y el enorme problema de salud pública del que únicamente sus habitantes son responsables, ha encontrado solución en el exterminio indiscriminado.

Leave a Response