Vórtice

¿Abandonará Estados Unidos a Taiwán como lo hizo con Afganistán?

Joe Biden, presidente de Estados Unidos.

Mientras estuvo Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, la ambición de China comunista por invadir la isla de Taiwán se refrenaba esperando mejores tiempos, ahora China cree llegado el tiempo de invadir la Isla

Por Dr. Jorge Ballesteros

Luego de la escandalosa retirada de Afganistán, ¿la administración Biden seguirá apoyando económica y militarmente, a Taiwán? ¿El pentágono intervendrá si Beijín decide invadir la isla? 

Cuando el comunismo tomó el poder por la fuerza en China en 1949, el gobierno nacionalista se refugió y le hizo frente desde la isla de Taiwán, desde entonces China continental, bajo el régimen comunista y la antigua isla de Formosa con un sistema democrático y abierto se disputan el mismo país aunque ocupan diferentes territorios

John Yoo y Robert J. Delahunty describen la importancia estratégica de Taiwán. Taiwán, que el general Douglas MacArthur llamó una vez “un portaaviones insumergible”, ocupa una posición estratégica vital en la región. No solo se encuentra a 100 millas de la parte continental de China, sino que también está a 200 millas de Filipinas, a 700 millas de Japón y a 900 millas de Vietnam.

Eso hace de la ocupación de Taiwán una verdadera obsesión del Partido Comunista Chino PCCH, y pone a la isla en una posición difícil ya que depende en gran parte de la protección de Estados Unidos

Pocas personas recuerdan el 15 de diciembre de 1978. En ese oscuro día de la historia de Estados Unidos, el presidente Jimmy Carter anunció que Estados Unidos abandonaría a Taiwán, su fiel aliado, y establecería relaciones diplomáticas con la China comunista.

Este evento llevó a un trágico final, un drama que comenzó veintinueve años antes. El 10 de diciembre de 1949, el generalísimo Chiang Kai-Shek escapó de la captura de los comunistas de Mao Zedong al exiliarse en la isla de Taiwán. Durante el resto de su larga vida, Chiang afirmó ser el jefe de estado chino legal.

Hasta 1971, Estados Unidos había respaldado la afirmación de Chiang. El embajador de Chiang estaba de pie en Washington, y su representante tenía poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Las tropas estadounidenses estaban estacionadas en la isla para evitar una toma del poder comunista.

El presidente Richard Nixon y Henry Kissinger cambiaron esta posición drásticamente. Afirmaron que Estados Unidos podría abrir una brecha entre la China comunista y la URSS abriéndose a los chinos. Esta ventaja vendría al abandonar Taiwán.

Cuando las Naciones Unidas votaron para expulsar a Taiwán en 1971, bajo el título de China nacionalista, Estados Unidos no se opuso. De hecho, el Dr. Kissinger pasó gran parte de 1971 volando en secreto de ida y vuelta a la China comunista para sentar las bases de la trágica visita del presidente Nixon en 1972. El anuncio de reconocimiento diplomático del presidente Carter fue la culminación de la estrategia de Nixon-Kissinger.

Este pajarraco de Henry Kissinger, asesor de varios presidentes de Estados Unidos y poder real detrás del trono, es el representante de la Élite Globalista de los Rockefeller, Rothschild, Jacob Schiff, JP Morgan, Harriman, Paul Warburg, Bill Gates, George Soros, etc.

El punto de inicio del globalismo es 1989, con la presidencia de George H. W. Bush, quien luego usó la frase del “nuevo orden mundial” en su discurso de 1991 luego de la guerra del Golfo.

Los globalistas no sólo han enquistado al Partido Demócrata, sino también al Republicano. Algunas de sus más conocidas cabezas se sentaron juntas en la deprimente inauguración de Joe Biden.

Ahí estaba George W. Bush, Hillary Clinton y Bill Clinton, cabeceado de sueño, por cierto.

Mientras estuvo Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, la ambición de China comunista por invadir la isla de Taiwán se refrenaba esperando mejores tiempos, ahora con una administración débil y hasta cierto punto ideológicamente favorable a la izquierda del Partido Demócrata de Biden y Kamala Harris, China cree llegado el tiempo de invadir la Isla.

El portavoz del régimen chino, el Global Times, ya lo ha anunciado, Beijín invadirá Taiwán, y Taipéi no debería de defenderse porque la administración Biden no saldrá en su ayuda ¿Será así?

Ahora una nueva editorial del Global Times, apunta a las tropas americanas en la isla, la editorial se titula “Si hay tropas estadunidenses presentes en la isla de Taiwán, China las aplastará por la fuerza” el amenazante titular del Global Times se da en respuesta a un tuit del senador estadunidense John Cornyn.

Quien afirmaba que Washington mantiene 30 mil efectivos en Taiwán, rápidamente Cornyn borró su mensaje pero obviamente el régimen chino se puso furioso y en la editorial del Global Times señaló que el dato de ser cierto, según sus palabras equivale a una declaración de guerra.

Si, al parecer esta podría ser la excusa del régimen chino para invadir Taiwán, movida militar que parece inminente, así o describió el Global Times: Si el tuit es correcto se trata de una invasión y una ocupación del Taiwán chino equivalente a una declaración de guerra de Estados Unidos contra China.

China podría activar inmediatamente su ley contra la secesión para destruir y expulsar las tropas norteamericanas y reunificar Taiwán militarmente advierten algunos expertos.

¿Podría ser esta la excusa de China para intentar invadir Taiwán? Todo parece indicar que sí, aunque todavía faltaría concretarse una serie de pasos. El editorial termina recordando nuevamente que Estados Unidos no debe intervenir si Beijín invade la isla y que Washington tiene todo para perder si desea hacerlo.

Por lo pronto la administración Biden ha dado una tibia respuesta de apoyo a Taiwán. La pregunta es ¿Estados Unidos seguirá defendiendo a la libre y democrática Taiwán, o cederá ante la amenaza del régimen comunista chino?

El presidente Carter mencionó a Taiwán en el segundo párrafo del discurso que pronunció ese día oscuro. “[El] pueblo de los Estados Unidos mantendrá relaciones culturales, comerciales y otras relaciones no oficiales con el pueblo de Taiwán”. Sin embargo, más adelante en el discurso, dio el golpe de su traición. “El Gobierno de los Estados Unidos de América reconoce la posición china de que solo hay una China y Taiwán es parte de China”.

Desde ese día, Taiwán ha existido en un estado de ambigüedad. Funciona como un país pero no es reconocido como una nación independiente. El gobierno de Taiwán desarrolló una economía fuerte basada en el comercio exterior, gradualmente instituyó formas democráticas de gobierno y rezó para que Estados Unidos no los traicionara nuevamente si China invadía.

Gordon Chiang, autor de The Coming Collapse of China, describió la situación de manera sucinta en un artículo reciente.

La “ambigüedad” impregna el enfoque de Estados Unidos hacia Taiwán. Hoy, se dice que la política de Washington es una de “ambigüedad estratégica”, en otras palabras, que no dice ni a Beijing ni a Taipéi lo que hará Estados Unidos. La idea es que Estados Unidos mantenga a los agresores chinos adivinando si defenderá la república isleña “.

Mientras China persigue agresivamente sus objetivos siniestros, la brillante imagen de la nación comunista está resultando mortal. La traición del presidente Nixon y Henry Kissinger estuvo mal en 1971. La traición del presidente Carter estuvo mal en 1978.

Si se da la traición de la marioneta de Soros, el Presidente Biden, será el sepulcro para la república democrática de Taiwán, la cual será engullida por la China comunista, con la perdida de todas sus libertades.

Hay quienes aún no entienden que el globalismo es un animal que se alimenta con la destrucción de las economías nacionales. Y Joe Biden es un Globalista consumado. China pretende ser la nueva potencia mundial antes que Biden se jubile.