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Acusan a CIA de espiar al Senado

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) está sometida a una investigación por haber espiado a personal del Comité de Inteligencia del Senado que trabajaba en un reporte sobre los programas de detención e interrogatorio de presuntos extremistas musulmanes.

El Inspector General de la CIA pidió la pesquisa al Departamento de Justicia, ante la sospecha de que agentes de la organización hubieran intervenido las computadoras usadas para producir un presuntamente crítico reporte sobre el programa de arrestos e interrogatorios que llevó entre otras cosas, a la apertura de la prisión en la base naval de Guantánamo (Cuba).
La petición, confirmada por la senadora Dianne Feinstein, presidenta del Comité, no sólo es extraordinaria sino que pone a la CIA en una situación difícil. De acuerdo con leyes impuestas después del escándalo de Watergate, la CIA no puede actuar dentro de Estados Unidos.
De acuerdo con la cadena de periódicos McClatchy, la situación es “una ruptura sin precedentes en la relación entre la CIA y sus supervisores congresionales, enmedio de una extraordinariamente cerrada batalla” sobre el uso de técnicas de interrogación rayanas en la tortura.
De acuerdo con The New York Times, la CIA estaba convencida de que los funcionarios del Congreso habían intervenido a su vez en las computadoras de la CIA.
El informe del comité, que según The National Journal tiene unas 6,300 páginas y llevó años de trabajo, concluyó que técnicas de interrogación basadas en el maltrato producen poca información valiosa.
“En junio último la CIA respondió con su propio reporte de 122 páginas en el que cuestionó puntos específicos y las conclusiones del documento del Senado”, agregó la publicación.
Fuentes informadas, citadas por la prensa estadunidense, precisaron que la elaboración del reporte tardó cuatro años y costó por lo menos 40 millones de dólares.
El programa inició bajo el gobierno del presidente George W. Bush después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Durante su campaña electoral, el ahora presidente Barack Obama prometió que terminaría con el controversial programa.

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