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Dependencia infantil al juego

Por Alberto Maytorena/

Se estima que en México hay alrededor de 16 millones de ‘gamers’ y aunque la dependencia a los videojuegos no es considerada como ludopatía, puede motivar una conducta obsesiva

“Raulito” tiene once años. A pesar de tener un trampolín, bicicleta y hasta una alberca en su casa, prefiere quedarse dentro jugando videojuegos desde que abre los ojos por la mañana hasta que se va a dormir. Incluso come mientras juega. Este ritmo de vida ha atrofiado su capacidad para socializar y, aunque su desarrollo académico es ejemplar, la relación con sus compañeros de escuela es muy pobre.

“Cuando yo lo conocí, no me hablaba” relata su primo “tuve qué sentarme a jugar Wii con él como dos días seguidos para que me agarrara un poco de confianza”. Las veces que el niño sale de su casa, siempre lleva consigo su Nintendo 3DS y una mochila con sus juegos. Cuando está en casa, en cambio, “Raulito” juega a sus anchas, regularmente dos juegos al mismo tiempo; del Wii se pasa a la computadora, o al 3DS, o a algún otro aparato portátil.

Los padres de “Raulito” han intentado persuadirlo para que deje un momento los divertimentos electrónicos y se concentre en otras actividades; practicar algún deporte… sin embargo las sugerencias paternales caen siempre en oídos sordos y, ante el fastidio de soportar los berrinches del niño, no se muestran incisivos al respecto.

Debido a su conducta retraída, se creyó durante un tiempo que “Raulito” tenía autismo, suposición esclarecida gracias a diversos exámenes que determinaron que el niño no poseía tal trastorno, pero aún así los padres se rehúsan de ejercer una aproximación más contundente para solucionar el problema.

No hay que llamarlo “ludopatía”

No existe tal cosa como la ludopatía infantil. El psicólogo Raúl Martínez Mir menciona que esta enfermedad está exclusivamente vinculada con la edad adulta, ya que el factor más importante es la capacidad económica del jugador, mientras que los niños no poseen un acceso libre al dinero y, por extensión, no pueden gastarlo como los adultos. También está el hecho de que la gratificación del videojugadores gamers es superar un puntaje, mientras que el objetivo del ludópata es ganar dinero.

Los videojuegos son todo tipo de juegos electrónicos que involucran interacción humana con una interfaz de usuario para generar retroalimentación visual. Los dispositivos electrónicos para jugar videojuegos son conocidos como “plataformas”, estas pueden ser consolas conectables a la TV, consolas portátiles, arcades ―conocidas como “maquinitas”―, teléfonos móviles, computadoras, etc. El desarrollo de la tecnología permitió que los videojuegos desarrollaran su propia industria e incluso pudieran ser considerados como arte.

VideojuegosLos videojuegos se convirtieron en una de las formas de entretenimiento más comunes. Como toda obra de ficción en pantalla, nos sumergen en mundos fantásticos que nos evaden de la realidad. Sin embargo, parte fundamental de la experiencia, y factor que la distingue entre el cine y la televisión, es la capacidad del jugador para interactuar con su entorno dentro del juego, no únicamente controlando los movimientos del avatar, sino tomando decisiones que afectan el desarrollo de la narración.

En un estudio de mercado realizado en 2011 por la agencia Newzoo, se estimó que en México hay 16 millones de gamers que juegan tanto en consolas domésticas de videojuegos como en computadora. Los ingresos que provienen de los juegos de consolas, en el país, se estiman en 455 millones de dólares, mientras que los juegos de computadora ven ganancias de 215 millones en juegos físicos y 155 millones en descargas. Otros sectores que reciben ganancias son los juegos sociales y los juegos online.

Los videojuegos tienen un gran potencial educativo. Ayudan a desarrollar habilidades psicomotoras, fomentan la obtención de conocimiento y desarrollo de la inteligencia, además, el CPU solicita constantemente que el jugador demuestre los conocimientos adquiridos durante el periodo de juego. Por ejemplo, los juegos de estrategia y los puzzles requieren que el jugador utilice su intelecto para avanzar, mientras que los juegos de plataformas y aventuras favorecen la coordinación mano-ojo. La toma de decisiones y el pensamiento creativo también pueden estimularse a través de los videojuegos.

“Sin embargo ―aclara el psicólogo Martínez― este pasatiempo comienza a ser problemático cuando los niños dejan de tener una convivencia adecuada con la familia o dejan de asistir a eventos sociales como el cumpleaños de un compañero de la escuela, así como cuando se ponen muy irascibles si les apagaron el juego. En ese caso podríamos considerarlo una dependencia”.

La ignorancia y negligencia de los padres juega un papel crucial en la gestación de este problema. Después de todo, la accesibilidad que tengan los hijos a las innumerables fuentes de información y entretenimiento lúdico, es regulada por los padres, quienes se encargan de ejercer un control sobre su uso. Cuando los educadores responsables del menor ven el juego de video como un pasatiempo inofensivo y no se restringen las horas de juego, están motivando sin quererlo una conducta obsesiva en el infante.

“Algo que hay que enfatizarles a los papás es que el juego tiene un límite. Al igual que los dejamos salir a jugar unas horas durante la tarde, con el videojuego es necesario seguir la misma normativa; debe haber una serie de límites. También puede manejarse como un premio: si un niño hizo su tarea y los deberes domésticos y no hay un evento social al cual acudir, se gana unas horas de juego”, añadió Martínez Mir.

Gamers

Los videojuegos han influenciado a toda una generación de adultos en formas que sobrepasan su propósito como medio de entretenimiento. En ese sentido, algo tan sencillo como un montón de pixeles saltarines encarrilaron vidas y forjaron toda clase de historias. He aquí algunos casos de personas que crecieron jugando videojuegos.

Abel, quien es ingeniero en tecnologías de la información por parte de la UTH, comenzó a familiarizarse con el inglés mientras jugaba, debido a la escasez de videojuegos en español, y ahora es bilingüe. “Para mí era como ver caricaturas, pero yo podía mover al personaje” recuerda. Sus gustos en juegos de video abarcan diversos géneros como los beat em up ―véncelos a todos― y shooters ―disparadores― tanto en 2D como en tercera persona, sin embargo sus favoritos son los RPG ―juegos de rol―, porque son juegos largos con una historia envolvente, así como un sistema de juego parecido entre sí.

Grecia, diseñadora freelance, menciona que comenzó a jugar desde los cuatro o cinco años. “Siempre me gustaba ver a mi papá y hermano jugar, me entretenía mucho, ya después cuando dejaban las consolas empecé a agarrarlas, la verdad, a esa edad no tenía ni idea qué hacía pero me entretenía, conforme fui creciendo entendía qué hacer”, al ser cuestionada sobre el hecho de que su padre juegue videojuegos, ella menciona que de hecho es fan de Zelda y Mario… “y se la pasa jugando Civilization todo el tiempo”.

Dante, matemático, comenzó a jugar por influencia de sus hermanos mayores, a quienes admiraba. Sin embargo, gracias a Super Mario RPG, comenzó a crecer en él la inquietud musical, la cual lo llevó a tomar una guitarra y tocar música. “Teníamos la costumbre de grabar los sonidos de los videojuegos. Las canciones. Y el soundtrack de ese juego es el que más me gustó, lo escuchaba casi a diario, de hecho por ahí empecé a buscar músicos de videojuegos y los arreglos orquestales que les hacen. Me intrigó ese rollo”.

Tres juegos en familia

Parte de entender la afición del niño es entraren su mundo. Estos juegos, además de ser apropiados para la edad del infante, resultan entretenidos para toda la familia.

Mario Party 9 (Wii): es una colección de minijuegos con una dinámica similar a la de un juego de mesa. Ideal para toda la familia.

LittleBigPlanet (Playstation 3): Este juego de plataformas pone al jugador a correr y eludir obstáculos por toda clase de niveles esplendorosos y llenos de imaginación.

Mario Kart Wii (Wii): Este juego es aún más competitivo que los otros dos y pone un volante en las manos del niño.

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