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Día internacional de la mujer trabajadora

(Primera Parte)

-Por Marina Brauer y Téllez-Girón

Tradicionalmente, la maternidad, la belleza y la seducción habían sido las únicas fuentes de poder de las mujeres. Pero desde tiempo atrás luchaban por el poder político, y en este siglo lo consiguieron a base de luchas continuas para lograr sus objetivos.

El sufragio femenino

En la mayoría de los países, el lugar de las mujeres era la casa, y su ocupación atender a los hijos y al marido. Sin embargo en las primeras décadas del siglo XX atestiguaron los éxitos del movimiento femenino tras la participación política. Las ideas de emancipación femenina, que tanta fuerza habían cobrado durante la revolución Francesa, fueron acalladas por el directorio, el consulado y el Imperio. Pero fuera de Francia, mujeres de otras latitudes, especialmente del continente americano, recogieron esas inquietudes y, desde mediados del siglo XIX, creció su voluntad de participar en asuntos públicos. Una de las principales peticiones de la Primera convención sobre los Derechos de la mujer realizada en julio de 1948 en el estado de New York, fue la participación femenina en las elecciones políticas, pues “el hombre no puede dirigir solo la especie humana sin la ayuda y el concurso de la mujer”.

En 1897, Millicent Fawcett, encabezó en Gran Bretaña la Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio femenino.

También en Gran Bretaña crecía la movilización femenina. En 1897, Millicent Fawcett, que dirigía muchas mujeres de la clase alta, creó la Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio femenino, cuyos métodos estaban dentro de los límites de la ley. No obstante sus seguidoras pronto se dieron cuenta de que se requería de una actitud más decidida y recia para transformar la mentalidad patriarcal. En 1903, Emmeline Goulden Pankhurst y su Unión Nacional Social y Política de Mujeres pasan de las peticiones a las exigencias. Con gran sorpresa, la opinión pública observa a las sufragistas (bautizadas así por el diario Daily Mail) colocar bombas, destruir vitrinas y escaparates de las tiendas de modas, celebrar mítines y marchas que paralizan poblaciones enteras, incendiar edificios públicos y protestar mediante huelgas de hambre. La Señora Pankurst pasa largas temporadas en prisión y recibe varias condenas, pero el movimiento no cede. Aunque en 1903 la Cámara de los Comunes rechaza el voto para las mujeres, tal decisión es revocada, debido a la embestida femenina, antes de terminar la Primera Guerra Mundial. En febrero de 1918 una ley concede el voto a las mujeres mayores de 30 años.

En Estados Unidos, la convocatoria llegó a ser universal. Comenzando por los Clubes de Mujeres donde se hablaba de los problemas personales como de la política del movimiento, las asociaciones de mujeres cobraron gran poder. Desde 1889 Estados Unidos es la Sede Internacional de Mujeres, y desde 1903 aloja también a la Alianza Femenina por el Sufragio que incluye agrupaciones latinoamericanas. En 1914 se logra que el voto femenino sea reconocido en varias regiones: para 1920, el país entero acepta la presencia femenina en las urnas electorales.

Dinamarca había reconocido el sufragio universal en 1915. Suecia en 1918. Canadá lo reconoce por las mismas fechas. Además las canadienses obtienen la posibilidad de ocupar un escaño en el Parlamento. En Alemania a partir de 1908, las mujeres pueden figurar en los partidos políticos; y 10 años después logran el derecho a votar. En cambio las francesas tendrán que esperar hasta 1940 o aun posteriores.

Hermila Galindo, pionera en promover el ejercicio de los derechos de la mujer en México, colaboradora de Venustiano Carranza.

En México se convulsionaba con una revuelta precisamente en defensa del sufragio masculino. Las revoluciones y golpes de Estado de la primera mitad del siglo dificultaban la movilización femenina (por entonces era común que las sufragistas visitaran las cárceles), pero no lo paralizaron del todo. Desde 1911 algunas mexicana basadas en que la Constitución de 1857 no excluía explícitamente del sufragio al sector femenino, exigían el voto al presidente León de la Barra, pero este era un presidente interino. En 1916 Hermila Galindo una culta colaboradora del revolucionario Venustiano Carranza con el apoyo del gobernador Salvador Alvarado realizó el Primer Congreso Feminista en el estado de Yucatán. Aunque el tema del sufragio femenino se discutió, no pasó a formar parte de las conclusiones. En cambio, otras medidas concernientes a la educación de las mujeres y a la protección de la familia, de los niños y del trabajo femenino, sí fueron incluidas en la Constitución de 1917. El congreso se negó a conceder el voto “femenino, pues las “actividades de la mujer mexicana han estado restringidas tradicionalmente al hogar y la familia, no han desarrollado una conciencia política y no ven además, la necesidad de participar en los asuntos públicos”. En las primeras décadas del siglo XX, el feminismo latinoamericano se dividía entre pugnar por los derechos civiles- el voto y pugnar por los derechos laborales y una vida digna. Sus problemas se concentraban en la lucha contra las insalubres condiciones de vida, maltrato familiar, la ignorancia, el alcoholismo o la explotación laboral. Además había un factor cultural: “el machismo. En 1924, el filósofo madrileño José Ortega escribía a victoria Ocampo: “Es increíble que haya mentes lo bastante ciegas para admitir que pueda la mujer influir en la historia mediante el voto electoral y el grado de doctor universitario tanto como influye por esta su mágica potencia de ilusión”.

Así que las mujeres tuvieron que esperar hasta el día 3 de Julio de 1955 para acudir por primera vez a votar.

Matilde Montoya, la primera mujer médica titulada, de la Escuela Nacional de Medicina en 1887.

En México en los fines del siglo XIX un reducido grupo de mujeres “contra viento y marea” logró abrirse paso en las escuelas superiores, en 1875 las mujeres continuaban excluidas. El 24 y 25 de agosto de 1887 Matilde Montoya después de enfrentar exámenes extraordinarios se convierte en la primera mujer médica titulada, de la Escuela Nacional de Medicina y la calificaron como libertadora de su género y conquistadora del progreso.

Entre 1892 y 1899 se recibieron tres mujeres en Medicina una en jurisprudencia, 2 en ingeniería y 2 en telegrafía.   

En el año de 1849 en España cuenta que Concepción Arenal se disfrazó de hombre para poder estudiar derecho en la Universidad de Madrid. En 1882 una real orden suspendió en lo sucesivo la admisión a señoras para la enseñanza Superior, en 1888 otra orden real acuerda que las mujeres sean admitidas como alumnas de enseñanza privada pero con autorización. En Inglaterra, en Cambridge la mujer puede acceder a la enseñanza superior hasta 1947.

En España, el 8 de Marzo tiene un significado especial pues a partir de ese día la Mujer podía acceder a la enseñanza superior en igualdad de condiciones que el hombre, sin embargo en 1785, María Isidra Guzmán conocida como la Doctora de Alcalá obtuvo el grado de Doctorado en la Universidad de Alcalá.