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Educación de la niñez en virtudes

Ningún hombre nace bueno o malo, pero de la naturaleza recibe la capacidad para llegar a serlo. No existe otra posibilidad: o se hace uno mejor o se hace peor. Esto significa o que se adquieren las virtudes o nos abandonamos a los vicios

Por Dr. Jorge Ballesteros

En nuestra época Neomodernista, predomina un relativismo sin valores, la ideología de Género que infecta a nuestra cultura, las drogas, la pornografía, el sexo banal desprovisto de ternura y amor, la desintegración de la familia, los divorcios, el aborto, la delincuencia y corrupción, que son los flagelos cotidianos con los que nos enfrentamos todos los días. Obviamente se requiere hoy más que nunca la sólida formación en valores y la adquisición de virtudes para fortalecer el carácter de  nuestros hijos para guiarlos por el buen camino y evitar que caigan en los vicios o hábitos operativos malos.

Empezaremos por definir que es un hábito, decimos que es una disposición o capacidad adquirida, por el ejercicio y el aprendizaje. En todo hábito existe un condicionamiento o sea que se subordina el acto a una percepción señal, que sustituye la causa primitiva del acto (un ejemplo el hambre con relación al horario o rezar).

Virtud viene de la raíz virtus-virtutis que significa fuerza, e inclina a la ejecución, que si es constante logra, por la repetición de actos, el buen hábito deseado; igual que su equivalente griego, areté, que también significa «cualidad excelente», «disposición habitual a obrar bien en sentido moral». La virtud tiende al bien y lo produce, en contraste con el vicio que es un hábito operativo malo.

“Son hábitos porque evocan un modo de ser permanente, no se refieren a acciones aisladas o esporádicas, sino a una disposición continua que forma parte del ser de la persona, algo así como una segunda naturaleza”, Santo Tomas de Aquino, comentario de la Ética de Nicómaco I, XIII.

Las virtudes son cualidades de la voluntad que encaminan la existencia personal a la consecución de objetivos que mejoran la calidad de vida. Ejemplo: el hábito de estar informado, de educarse, de hacer ejercicio, de mantener la higiene, etc. Son hábitos buenos que perfeccionan al hombre.

La virtud es, por tanto, un fortalecimiento de la voluntad, que lleva al rendimiento positivo de la libertad. Gracias a ella uno adquiere una fuerza que antes no tenía, y puede hacer cosas que antes parecían imposibles.

Las virtudes infusas son teologales y morales. Las teologales tienen como objeto a Dios; las morales tienen como objeto los actos humanos buenos. Las teologales son tres: fe, esperanza y caridad.

Las morales, que se llaman también virtudes humanas o cardinales, son cuatro: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, estas virtudes especialmente fortalecen la  voluntad.

La prudencia, es la recta razón en el actuar. Ser prudente es pedir consejo, reflexionar y actuar.

Justicia es, “dar a cada uno lo que le corresponde”. Hacer el bien a otros, evitar el  mal a otros.

Fortaleza, “enardece la voluntad para que no desista en conseguir los bienes difíciles”.

Templanza, “es moderar la inclinación a los placeres sensibles, principalmente del tacto y del gusto”.

¿Qué son los vicios? proviene del latín “vitium”, que lo define como una «excesiva afición a algo, especialmente si es perjudicial», como una «mala costumbre”, el hábito de obrar mal. Ejemplos: la excesiva ociosidad, la impuntualidad, el despilfarro de dinero, la afición al juego, el fumar, el beber en exceso, el drogarse, etc.

Como bien afirma Ana Teresa López de Llergo: “los vicios son autodestrucción; disminuyen la libertad por el oscurecimiento de la inteligencia y la inclinación desordenada a ciertos bienes, los cuales se convierten en aparentes, pues esperamos de ellos lo que solo un Bien Absoluto puede darnos. El dinero, por ejemplo, es un bien real, y el deseo desfasado hacia él —robo, fraude, cohecho, injusticia laboral— es un vicio deplorable”.

Los vicios se adquieren por: la ignorancia, la ausencia de la voluntad propia, la debilidad de carácter, la falta de preparación intelectual.

Es una peligrosa enfermedad física, un defecto moral, y una afección espiritual, para quienes se dejan arrastrar por la influencia de las bajas pasiones; en cuyo caso, todos sus actos, sus acciones o sus obras: se convierte en una cadena interminable de errores morales y materiales.

Las virtudes y los vicios se obtienen con la práctica de los actos que los producen, actos que al principio son libres, pero luego no lo son tanto, pues la inclinación que produce la costumbre, ahorrando a uno la decisión, hace más costoso actúan en sentido contrario.

Así pues, la libertad moral puede ser una ganancia de libertad, en la medida que uno se vuelve capaz de hacer cosas que antes no podía.

Ningún hombre nace bueno o malo, pero de la naturaleza recibe la capacidad para llegar a serlo. No existe otra posibilidad: o se hace uno mejor o se hace peor. Esto significa o que se adquieren las virtudes o nos abandonamos a los vicios.

Así pues, debemos fortalecer nuestra personalidad con la adquisición de virtudes y con el combate de nuestros vicios.

*Asociación Sonorense de Filosofía ASFIL