Consejos Saludables

El poder curativo del tomate  

Es muy útil como preventivo de todos aquellos trastornos de la circulación arterial, angina de pecho, y el infarto al miocardio

Por Dra Marina Brauer

El tomate es la planta de la familia de las Solanáceas más extendida y cultivada en todo el mundo. Fueron los exploradores españoles quienes la introdujeron por primera vez en Europa desde Perú y México en el siglo XVI, aunque tuvieron que pasar más de 200 años para que el tomate empezara a ser aceptado en Francia, aunque después lo llamarón “pomme d’amour” debido que se le adjudicaban poderes afrodisíacos, y así se fue introduciendo a Europa.

El tomate tiene una similitud con los frutos rojos de la belladona, planta tóxica que también pertenece a la misma familia botánica, hizo que consideraran al tomate venenoso. De hecho, esta hortaliza no fue plenamente aceptada en la cocina alemana y norteamericana hasta bien entrado el siglo XX.

En los países del sur de Europa el tomate fue mucho mejor recibido.

Desde su llegada en el siglo XVI se ganó un lugar destacado en la gastronomía italiana y lo denominaron “pomi d’ oro” (manzana de oro), nombre que perdura hasta hoy, ya que derivó en “pomodoro”, porque, según cuenta la leyenda, los primeros tomates que llegaron a ese país fueron amarillos. El tomate es un elemento insustituible en la dieta mediterránea.

En nuestros días el tomate ha sido redescubierto por los especialistas en nutrición, quienes han visto en él bastante más que un ingrediente culinario para las ensaladas, una salsa sabrosa o diferentes guisos. Debido que se le encontraron el poder curativo para muchos trastornos, así como su acción preventiva sobre ciertos tipos de cáncer especialmente el de próstata, lo que hace de esta hortaliza un auténtico alimento-medicina aceptado por todo el mundo.

El tomate fresco es muy rico en agua (casi un 94% de su peso). Contiene una pequeña proporción de hidratos de carbono (3.54%), proteínas (0.85%) y grasas (0.33%). Los hidratos de carbono están formados por glucosa y fructuosa.

Sin embargo el valor nutritivo y dietoterápico del tomate reside en su riqueza vitamínica y mineral, así como en las sustancias nutritivas.

El tomate contiene un alto contenido en vitamina C (19,1 mg/100 g. Un tomate de 100 g cubre la tercera parte de las necesidades diarias de esta vitamina por adulto.

Las vitaminas del complejo B1, B2, y B6 todas representadas con cantidades significativas.

Entre los principales minerales destaca el potasio, con 222 mg/100 g, seguido del hierro (0,45 mg), el magnesio y el fósforo. Puede parecer sorprendente que un tomate mediano de 180g de peso contiene el mismo hierro que un huevo de tamaño normal (unos 60g).

Es rico en ácidos orgánicos, especialmente el málico y oxálico, que contribuyen a su peculiar sabor.

A pesar de que el tomate tiene un gusto ácido debido a estas sustancias, le ocurre como al limón: produce un efecto contrario es decir una alcalinización en la sangre, en los tejidos orgánicos y en la orina. Ello se debe a que contiene muchas sustancias de reacción alcalina.

El color rojo intenso del tomate se debe a su contenido en licopeno que está normalmente en la sangre humana, y es una sustancia antioxidante que a diferencia del betacaroteno, no se convierte en vitamina A dentro del organismo. No obstante, este elemento es el causante de que el tomate ejerza un efecto protector frente al cáncer y todo tipo de enfermedades cardiacas (como la arterioesclerosis) por su acción antioxidante, el tomate evita la oxidación del colesterol transportado por las lipoproteínas de baja densidad (LDL), que da lugar al estrechamiento y endurecimiento de las arterias. Es muy útil como preventivo de todos aquellos trastornos de la circulación arterial, angina de pecho, y el infarto al miocardio.

Diversos estudios han puesto de manifiesto que los varones que consumen habitualmente el tomate fresco, así como salsas o jugo, presentan un riesgo menor de padecer cáncer de próstata.

El tomate es un diurético excelente y facilita el trabajo a los riñones. Su uso habitual es muy recomendado para “limpiar” la sangre en caso de gota (exceso de ácido úrico), insuficiencia renal con aumento de la urea en la sangre, o intoxicación crónica por una alimentación rica en carnes y proteínas de origen animal.

Por su riqueza en vitaminas y minerales sobre todo carotenoides antioxidantes (licopeno y beta-caroteno), el tomate es un estimulante natural de las funciones inmunitarias. Aumenta las defensas anti infecciosas del organismo, que son las que finalmente eliminan a los agentes infecciosos (no son los antibióticos, en contra de lo que vulgarmente se cree).

Se recomienda para bajar de peso por ser un alimento con pocas calorías. Para uso cosmético es excelente gracias a la presencia de vitaminas A, B. y C, como ingrediente natural para tratar el acné y las quemaduras provocadas por el sol.

Uso adecuado

Incorporar diario el tomate a través de una ensalada, resulta una buena opción para remineralizar el organismo ya que este fruto es rico en fósforo, potasio, calcio y magnesio.

El tomate se puede consumir sin piel y las semillas en el caso de las personas con irritación estomacal o intestinal.

El tomate contiene ácido oxálico. Esta sustancia junto con el calcio forma sales insolubles (oxalato cálcico), los cuales precipitan la formación de cálculos renales. Sin embargo no hay razón para eliminarlo de la dieta porque su contenido es muy bajo, además el tomate es un buen diurético y depurativo que facilita la función renal.

El tomate hervido o frito con un poco de aceite, resulta ser una mejor fuente de licopeno que cuando se consume crudo.