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En riesgo de perderse tradiciones cucapás sobre equinoccio

Es posible que se pierdan los conocimientos y tradiciones de los cucapás de Sonora sobre el equinoccio, pues nunca los han compartido y el grupo indígena cada vez es más reducido, estimaron historiadores locales.

En forma coincidente, en esta frontera sonorense la migración generó una comunidad cosmopolita, en la que al menos no se conoce que alguien o algún grupo realice festejos o ceremonias relacionadas por esa etapa del sol.

El presidente de la Comisión de Estudios Históricos y Sociales, Esteban Rojas Saldívar, comentó que en esta región y en general en los municipios fronterizos de la entidad, existe un desarraigo hacia los aspectos ligados al equinoccio.

“Lo que pasa es que en las fronteras hay gente de todos lados, y es difícil que entre tanta idea algo se generalice”, mencionó, quizá esa sea la razón de que no se tenga noticia de alguna tradición relacionada con esa etapa solar.

En especial, le preocupa que las tradiciones y conocimientos adquiridos por los cucapás durante cientos de años se pierdan, “ellos si festejan el equinoccio, pero no lo quieren compartir con nadie más, que no sea de la tribu” y cada vez son más pocos.

Abundó que apenas unas 60 personas habitan en el ejido Pozas de Arvizu, donde los autóctonos tienen su asentamiento.

Semanas atrás falleció el gobernador tradicional de la tribu Cucapá, Nicolás Wilson Tambo, y con él se fue mucha de la cultura de esa etnia, pues no se concretó el proyecto de escribir su herencia oral.

Poco se sabe de las costumbres milenarias de los cucapás respecto al equinoccio, pero se conoce que lo utilizaban al establecer las fechas de las crecidas del río Colorado y para orientar las hogueras donde incendian a sus muertos.

Parte de esos usos tribales, son narrados por el pionero agricultor de esta región, Jesús Cuen Murrieta, en el libro “Recopilación histórica de San Luis Río Colorado, Sonora”, del ex cronista municipal Hermes Flores Navarro.

Después del equinoccio los indígenas contaban las lunadas, porque eso les indicaba el momento en que el río Colorado crecía y así adelantaban la mudanza de sus chozas más arriba en las márgenes, pues así evitaban que se inundaran.

Obviamente, ahora se sabe que ese fenómeno ocurre debido a los deshielos provocados durante el verano en las montañas Rocosas de Estados Unidos, pero para los indígenas las señales de los astros eran como medían el tiempo.

En cuanto al rito mortuorio, Cuen Murrieta escribió lo que supo de pláticas con los indígenas a principios del siglo pasado: “Al fallecer uno de ellos, por costumbre o tradición, incineraban su cuerpo formando una especie de cajón-corral con palos secos.

“La punta (del cajón) estaba dirigida al Este, lugar por donde sale el sol en el equinoccio, con el fin de rendirle culto”.

Pero los cucapás nunca han querido relevar a gente extraña, blancos o mestizos, el origen, el porqué o lo que buscan con dicha tradición, por eso la inquietud de los historiadores de que esos conocimientos ancestrales se pierdan.

En diversas etapas investigadores de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) han pretendido incursionar en la cosmovisión de los cucapás, pero a la fecha no han tenido éxito.

Notimex