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La violencia contra las mujeres y el Covid-19

Por Olga Haydeé Flores

Algunas de las consideraciones de intelectuales sobre los impactos del COVID-19 nos llevan a analizar las enseñanzas de la historia que nos narran los acontecimientos y las consecuencias de otras pandemias como las de la peste bubónica española cuyo efecto cambió drásticamente la vida política, económica y social del mundo en aquella época.

Hoy nos dicen que el mundo como lo conocíamos no será el mismo, no solo cambiará la geopolítica, las relaciones comerciales, los modelos económicos de producción y también se pondrán a prueba los poderes políticos mundiales que estarán observados y calificados.

Habrá una modificación del trabajo por la introducción del home-office, que abatirá los costos de producción, la venta y distribución de comida a domicilio trasformará la industria restaurantera y se trastocará la industria turística.

Los gobiernos serán probados en su capacidad, aquellos que tengan la fortaleza, la inteligencia, la estrategia y la visión sortearán la adversidad y dignificarán su liderazgo frente a sus naciones y el mundo, aquél que no lo tenga caerá tarde o temprano. El gobierno que insista en fuerzas ocultas, en teorías de conspiración, se va a hundir en sus limitaciones y demagogia porque la emergencia no es buscar culpables, en esa búsqueda van a fracasar; lo importante hoy es qué se hace, cómo se hace y a qué ritmo para enfrentar la pandemia.

Lo importante es visualizar y adelantar estrategias para rescatar una economía debilitada, el cómo fortalecer los sistemas de salud desmantelados lenta pero impecable por las drásticas políticas neoliberales, activar un plan emergente para rescatar el año escolar de millones de alumnos y reconfigurar los procesos de enseñanza aprendizaje para adecuar e instalar las tecnologías digitales que impone nuevos retos a la práctica docente que debe ser apoyada más, nunca sustituida por un mundo virtual o televisivo.

La historia nos muestra que la mejor forma de enfrentar la adversidad es la fortaleza, la solidaridad, la capacidad de adaptabilidad y que las naciones guiadas por líderes con visión de futuro, generarán los cambios y valores que se requieren para superar las grandes catástrofes.

Las crisis nos muestran la grandeza de las sociedades, asoman también desafortunadamente debilidades, flaquezas, carencias y se exhibe un rostro obscuro y maligno.

Haciendo una cuidadosa revisión nos ha alarmado el alto índice de la violencia contra las mujeres producto del aislamiento a causa del COVID-19.

Desde la sociedad civil organizada las mujeres y las instituciones internacionales y especialistas en el tema, hemos demandado una estrategia de los gobiernos para que tomen medidas para proteger más a las mujeres y niñas en el confinamiento.

Los teléfonos de denuncia no dejan de timbrar, el SOS, de los centros de atención a víctimas claman por recursos suficientes para la atención de miles de mujeres que solicitan protección y ahora con el brutal asesinato en Nogales de Ana Paola de 13 años, se hace evidente esa parte maligna. Sabemos y reconocemos el trabajo de la fiscal y su equipo que investigó, resolvió y castigó con 70 años de cárcel para este vil asesinato y se demostró que en Sonora no habrá impunidad para los feminicidios, sin embargo, esta muerte nos llena de rabia y de dolor porque el crimen, acontece en momentos donde todos los esfuerzos son para salvar vidas humanas. Por ello   demandamos y solicitamos una estrategia eficaz de prevención para que esto no suceda más.

¿Será que este nuevo amanecer de la humanidad no nos alcanza a las mujeres? ¿Es tan resistente la misoginia como el virus del COVID-19 que no tiene cura y seguirá matando mujeres?

En el medievo la peste derrumbó el régimen feudal mas no igualó el piso de las mujeres, abolió la servidumbre, pero no el derecho de pernada. La filósofa feminista española Amelia Valcárcel “nos recuerda los referentes polémicos contrarios a las mujeres que a través de la historia explican cómo desde el pensamiento filosófico de la antigüedad hasta la ilustración como a las mujeres se nos ubica como inferiores , como productos imperfectos de la naturaleza y nos señala el por qué esas verdades son y han sido difíciles de desmantelar”. Por esas falsas verdades a las mujeres se nos percibe como prescindibles, innecesarias, fáciles de violentar y de asesinar.

Estas verdades impuestas y dadas como buenas son socialmente difíciles de desmontar por eso cuando las analizamos para combatirlas y acabarlas tenemos que ponderar la capacidad reactiva de una sociedad con miedo, que se incomoda ante lo que considera pérdida de privilegios asumidos solo porque así se han trasmitido.

El miedo a los cambios se ha acentuado con la paridad que llena de pánico al poder establecido, basta como prueba el incremento de la violencia política en razón de ser mujer en los periodos electorales.

Entonces ¿Cuál es la reflexión?

Las mujeres tenemos la certeza de que los cambios son buenos y no les tenemos miedo, hemos luchado siempre por ellos, sabemos que nada se nos ha concedido gratuitamente y que la lucha sigue y no existe tregua, y que este cambio que anuncian los intelectuales cuando intercambian visiones sobre las implicaciones de un mundo nuevo sólo se alcanzará cuando se entienda que la diferencia no cancela la  igualdad y que el cambio sólo, será posible cuando la sociedad acepte que somos dos seres distintos que se reconocen, se aman, se respetan, se encuentran y se perciben como diferentes pero iguales .

Para ese mundo nuevo el reto es abolir las leyes que nos sujetan, violentan y vulneran, el nuevo mundo será aquél que genere nuevos valores que se expresen en leyes; las leyes son nuestra herramienta de defensa, de ahí el empeño en que contengan nuestros derechos.

El feminismo tiene como uno de sus objetivos la igualdad ante la ley y mientras las mujeres no seamos libres en la ley, no frente a la ley, mientras no tengamos asegurada la integridad física y reconocido nuestro talento y aportación, ese mundo no será tan nuevo, ni tan bueno, ni tan humano.  

*Maestra Olga Haydeé Flores V.

Red de Mujeres Plurales de Sonora.