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López Obrador, el presidente del caos

Por Dr. Jorge Ballesteros

Sin existiera el quinto Jinete del apocalipsis ese sería el caos representado por el Peje, montado en el jamelgo de Morena, ya que caos significa un estado de confusión y desorden y eso es lo que precisamente ha caracterizado a su gobierno.

En estos casi dos meses de tomar posesión AMLO, se le ha observado un estilo de gobernar atropellado, improvisado, negligente, falto de experiencia, falto de planeación, actúa por impulso “me canso ganso”, sin meditarlo, con ineptitud, con total ignorancia de temas relevantes, como la economía, la petroquímica o la seguridad. 

Conferencias mañaneras diarias, que son unas peroratas populistas, de bravuconería,  en los cuales denigra, señala, ofende, amenaza a sus opositores, pero que son opacas en información, ya que miente, oculta y distorsiona los hechos, y a cada rato saca una nueva ocurrencia que pone a temblar a nuestra economía y ahuyenta las inversiones extranjeras. Eso sí, está en cadena nacional todos los días como Nicolás Maduro de Venezuela.

Culpar a las administraciones pasadas como pretexto de sus propios errores solo es una cortina de humo, para ocultar las propias deficiencias de su gobierno. Antes que traer soluciones a los problemas acuciantes de México, como prometió en campaña, ha traído nuevos problemas, que desde hace unos meses no eran tales como la gran pérdida económica que provocó al cancelar un aeropuerto casi terminado, por el que tendremos que pagar de todas maneras, cancelar la reforma educativa y la evaluación de los maestros, a pesar de que México tiene un nivel educativo de  cuarta categoría.

Despedir a miles de funcionarios públicos de forma ilegal, ataque frontal para doblegar y controlar al poder judicial, encapricharse con la construcción de un tren que no va a ninguna parte y un largo etcétera.

López Obrador, prometió muchas cosas que no puede cumplir, no sabe reconocer sus propios errores y no dice la verdad.

Un presidente con un equipo de gente muy mayor, que no sabe reaccionar rápido, con una visión del mundo de los años sesenta. Algunos de ellos, ideológicamente enfermos, que sueñan con implantar un sistema comunista ya caduco y desfasado, igual al que tienen en  la dictadura de Venezuela.

AMLO, junto con su gabinete de ineptos están llevando a la ingobernabilidad al país.

Dejó de comprar combustible sin atender las advertencias sobre el previsible y actual desabasto energético. Y que tomó la decisión so pretexto del combate al robo de combustible de cerrar unos ductos que no sabe cómo o cuando volverá a abrir, el ambiente cada vez se polariza más, hay crispación social.

Actualmente una docena de estados del país no tienen gasolina, la gente está desesperada y realiza compras de pánico.

Se podría decir que la guerra contra el huachicol, aunque loable, es una tontería en cuanto a la falta de estrategia, de planeación y de inteligencia, ya que terminó castigando al ciudadano común, al consumidor cotidiano, mucho más que a los criminales ya que hasta la fecha no hay ningún detenido, solo ruido mediático.

Es de primaria, que antes de combatir, debes de conocer primero a tu enemigo, y la mafia de huachicol (tan grande como la del narcotráfico), y no lanzarse como el “Borras” como lo hizo López Obrador, sin tomarse el tiempo de hacer inteligencia para conocer la magnitud del problema con el que se enfrentaba. Aquí se demuestra una vez más el voluntarismo, improvisación e ineptitud de este tipo, que cuando fue Jefe de la Cd. De México ni siquiera pudo acabar con las pequeñas mafias de diableros, puesteros, taxis piratas, etc.

Pero, ¿realmente el desabasto de gasolina es una tontería más de López Obrador o está siguiendo el manual del Foro de Sao Pablo para llevarnos a la dictadura? quizás las dos cosas.

Veamos: estas colas para cargar gasolina se parecen significativamente a las colas que se hacen en Cuba o en Venezuela para que les den raciones de comida y desgraciadamente los mexicanos nos estamos acostumbrando y no hacemos nada. Al parecer esa es la estrategia de probar hasta donde pueden llegar para domesticarnos y que veamos la escases como algo normal, y hasta necesario como justificación de la farsa de la lucha contra el huachicol.

Como es lógico, esto va ir escalando, la escases de gasolina va a provocar la escases de alimentos, de medicinas y de otros insumos. ¿Habrá que hacer colas afuera de los supermercados o establecimientos designados por el gobierno para adquirir estos artículos? Al cabo que ya estamos acostumbrados y por supuesto todos los chairos pejezombies o adoradores del ganso cansado, le van a justificar y aplaudir estas medidas ya que actúan como fanáticos de una secta que es Morena.

El centro del país es el laboratorio de esta estrategia, aquí en el norte todavía no hemos tenido este problema y quizás eso hace que no lo valoremos en su justa dimensión. Según el manual del Foro de Sao Paulo, este sería el primer paso: probar al pueblo.

La segunda etapa es la de la guardia nacional o guardia personal de López Obrador. Que será creada con matices ideológicos, y va reclutar, como lo ha declarado a 50 mil jóvenes a los cuales se les va a adoctrinar para convertirlos en incondicionales  instrumentos del presidente.

Con el tiempo se teme que esta Guardia Nacional sea mayor que el ejército que será reducido en el número de sus efectivos y sea la Guardia la que tenga el control del país.

 López Obrador, cree tener el control del ejército a los cuales ningunea y avergüenza, solo hay que ver el triste papel que hicieron los militares en el caso de Tlahuelilpán, Hidalgo, en la que cerca de 800 habitantes del pueblo se dedicaba a robar gasolina y al llegar el pequeño contingente del ejército, los pobladores los retan y amenazan por lo que los 22 o 25 elementos ante la imposibilidad de controlar a 800 personas se alejan de la gente ya que sus instrucciones eran, la de no confrontarse con los pobladores.

Dos horas después sin haber logrado las fuerzas del orden desalojar a la gente de la gigantesca fuga de combustible, esta se incendia y mueren, hasta la fecha, cerca de 91 personas calcinadas y como 76 heridos con quemaduras graves. 

Aquí queda claro que Manuel López Obrador, y varios de sus funcionarios incurrieron en clarísima negligencia, incompetencia, ineptitud, inutilidad e irresponsabilidad, ya que AMLO es el comandante supremo de las fuerzas armadas.

Si López Obrador tuviera un poco de decencia como se lleva pregonando, entonces debería solicitar una licencia como presidente de México y ponerse a disposición de la autoridad para que fuera investigado por incurrir en omisión y negligencia criminal al no usar el derecho que le da la Constitución de aplicar la fuerza del estado para combatir este ilícito, que pudo evitar esta tragedia.