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Natalia González, un ejemplo en promoción de derechos humanos

Por Gerardo Moreno/

“Así como hemos salido beneficiados con el Premio Nacional de la Juventud, también hemos beneficiado a muchos niños que se sienten identificados con esto y se atreven a decir que ellos viven una situación de violencia”

Consciente de que los jóvenes pueden hacer mucho por la sociedad y segura de lo que quiere y lo que busca, la hermosillense de tan solo 16 años de edad, Natalia Evoe González Robles, platicó sobre sus proyectos y aspiraciones. Sentada en medio del pasillo del centro cultural “La Casa de Matraka” ubicado en el centro de la ciudad; con una sonrisa que inspira confianza y una gran actitud, la joven contó a Primera Plana del proyecto que la llevó a ser merecedora del principal reconocimiento juvenil que se entrega en México.

“Ya llevo casi cinco años trabajando en esto”, nos dice Natalia, mientras recuerda sus inicios, cuando todavía estaba en educación primaria, donde participaba en cursos, pláticas y realizaba dinámicas en su misma escuela; donde buscaba dar a conocer los derechos de los niños de una forma entretenida: “eran campañas donde a través de juegos se involucraran y supieran de qué se trataba”.

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La hermosillense Natalia González Robles, fue galardonada con el Premio Nacional de la Juventud en la categoría de Derechos Humanos.

A la edad de trece años supo de la convocatoria “Niños difusores de los derechos” que realiza el DIF municipal, y ahí elaboró su primer proyecto llamado “Érase una vez los derechos”, el cual fue el ganador. El proyecto trataba de aprovechar el arte y la cultura para promover entre los más pequeños los derechos que tienen y de esta forma sensibilizarlos. A partir de ese momento la labor de Natalia se volvió más formal.

Además, con la finalidad de que los niños tengan un poco más de tacto y consideración con las personas discapacitadas, pero principalmente con sordos, Natalia impartió un taller llamado “Hablemos con las manos”, para familiarizarse con el lenguaje de señas. Este taller fue impartido también en la misma Casa de la Matraka.

“Más que nada comencé por iniciativa propia. Igual mis papás me han apoyado mucho en todo esto, siempre han estado al pendiente e igualmente apoyándome en todo, como para conseguir personas que se quieran sumar a nuestro proyecto”.

No obstante, Natalia narró que durante su transcurso por la secundaria, llegó a sufrir bullying por parte de sus compañeros, “pero eso ya está en el pasado”, dice con serenidad, esbozando una cálida y franca sonrisa, “no me hago la víctima ni mucho menos” añade. Esta experiencia, sin embargo, la impulsó a realizar actividades para ayudar a los niños y jóvenes que sufren este tipo de abuso.

Proyecto de categoría nacional

Ahora, Natalia tiene más de dos años trabajando en el proyecto “A respetar se aprende respetando”, que está enfocado en la prevención de la violencia escolar, la exclusión social y violencia familiar. Se trata de dar charlas ―las cuales considera más informales y, por lo tanto, abiertas― en las escuelas secundarias, así como a niños de cuarto, quinto y sexto de primaria.

El tema es la violencia en todas sus ramas, incluida la escolar y la familiar, que los jóvenes identifiquen las situaciones donde se genera violencia y conozcan sus derechos al igual que sus obligaciones. Además se brinda apoyo a quienes son víctimas de estos actos.

Explicó que a la par se trabaja en el tema de la exclusión, principalmente con los sordos, pues admitió que son una comunidad muy cerrada y por lo tanto es más difícil entablar comunicación con ellos, pero también son personas que deben ser entendidas.

La joven preparatoriana comentó que logran ver la diferencia en los niños y jóvenes que escuchan las charlas:

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Desde hace años desarrolla diversos proyectos donde incluso, aprovecha el arte y la cultura, para generar mensajes de promoción de los derechos.

“Al principio los niños se asustaban y llegaban a decirnos ‘yo pensé que esto nomás pasaba en películas’, pero la verdad es que después de que damos las pláticas nos toca que los maestros nos digan que en la escuela se dio un cambio, porque los muchachos están ahora un más quietos, más sensibles, que les queda esa sensibilidad y sí se nota”.

Natalia dijo que hay muchachos que después de escuchar las pláticas los buscan y tratan de unirse al proyecto, expresó que eso es satisfactorio, pues los hace ver que el mensaje les llega y también crece el proyecto.

Indicó que cualquier persona interesada en participar lo puede hacer, “aquí no hay discriminaciones de ningún tipo, ni de edad, todo el que quiera apoyar y participar en el proyecto puede hacerlo”. Se pueden comunicar con ella a través de Twitter en @nataliaglez16.

Precisamente este fue el proyecto que le valió a la joven conseguir el Premio Municipal de la Juventud, posteriormente el Premio Estatal el año pasado y, apoyada por el Instituto Sonorense de la Juventud, logró participar y ganar el Premio Nacional de la Juventud este año en la categoría de “Derechos Humanos”.

“La verdad no me lo esperaba, pero creo que más que nada es un impulso a seguir adelante, el saber que el proyecto va bien y que está dando resultados y hay que seguir, porque así como hemos salido beneficiados (con el Premio), también hemos beneficiado a muchos niños que se sienten identificados con esto y se atreven a decir que ellos viven una situación de violencia”.

Natalia, congruente con su forma de ser, expresó que seguirán trabajando y realizando proyectos en pro de México y en pro de los jóvenes. Indicó que buscan llegar a constituirse en una asociación civil en cuanto cumplan la mayoría de edad; pero dijo que esa es la idea.

Joven con futuro

A nivel personal, Natalia está consciente de lo que quiere, y comentó que se inclina más al área de humanidades y quiere estudiar Derechos Internacionales. Con convicción, dijo estar consciente que quiere llegar más lejos y ayudar a la mayor cantidad de personas posibles, no solo de Hermosillo, también del resto del estado; del país y a nivel internacional.

Por ello desea trabajar en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés): “no importa si empiezo barriendo o trapeando, la cosa es que ya esté ahí. Ya me había tocado ir a las oficinas de UNICEF en España, yo hice contacto con ellos y platicando lo que estoy haciendo, ellos me otorgaron mucho apoyo didáctico para los niños y sí quiero regresar y quiero seguir ahí”.

También comentó que como ella hay muchos jóvenes que buscan realizar proyectos y hacer algo en pro del país, que la idea de que los jóvenes son rebeldes y que no les importa nada es una generalización y, en vez de criticar se debe entender a la juventud, apoyarla y no acabar con sus ilusiones. Es mejor escuchar a los jóvenes, así como reconocer y apoyar a quienes realizan actividades en beneficio de la sociedad.

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