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“Por el miedo al fracaso, muchos dicen mejor no”; Entrevista con Célida López

Por Feliciano J. Espriella

Célida López Cárdenas, alcaldesa de Hermosillo, inició en la política desde muy joven, cuando estudiaba Derecho en el Tecnológico de Baja California. Su empuje, talento y determinación la posicionaron muy pronto entre la élite política de aquella entidad.

Con un importante cargo en la Secretaría de Salud y línea directa con el entonces gobernador Eugenio Elorduy, tenía un espléndido horizonte político en su futuro inmediato. Sin embargo, tal vez por la nostalgia del terruño, el llamado de la sangre, o quizás por un espíritu de contradicción que la empujó a demostrar que sí se puede ser profeta en su tierra, dejó todo para empezar desde cero en Sonora.

Después de un tiempo en el que participó como oradora en la campaña de Ramón Corral por la gubernatura y posteriormente coordinadora del candidato del PAN a la presidencia municipal de Puerto Peñasco, decidió complementar sus estudios profesionales con una maestría en la república de Chile.

¿Qué sucedió al terminar la maestría en Chile? ¿Dónde te estableciste?

Cuando terminé la maestría en Chile no quería regresar ni a Mexicali ni a Peñasco. Me propuse como meta establecerme en la ciudad de México, pues quería conocer un poquito más del ambiente político.

Antes de regresar a México contacté al entonces diputado federal Pablo Alejo López Núñez, originario de Ensenada, quien era subcoordinador político del Grupo Parlamentario del PAN. Lo había conocido en Baja California como director del sistema penitenciario en el gobierno de Alejandro González Alcocer.

Le escribí desde Chile para informarle que llegaría a la ciudad de México y deseaba trabajar allí. Le pregunté si podría ayudarme. Providencialmente, según me dijo, su Secretaria Técnica acababa de renunciar y me propuso entrevistarme para ver si podría suplirla.

Fue algo así como muy coyuntural. Llegué a México y ese mismo día me entrevistó y convenimos la fecha de inicio. Fui a pasar Navidad a Puerto Peñasco y regresé ya entrando el año como Secretaria Técnica. Me tocó el desafuero de Andrés Manuel en esa época, en el 2006. Conviví mucho con Manuel Camacho Solís porque mi jefe era el encargado (yo de operarlo) de todo el sistema de seguridad pública.

Fue una experiencia muy bonita, pero yo traía la inquietud de seguirme preparando, sólo que ya no quería estudiar nada relacionado con política. Aspiraba a capacitarme en el tema empresarial. Por eso entré al Ipade, que hasta el día de hoy sigue siendo una de las mejores escuelas de negocios.

Fue una experiencia muy agradable porque de más de 80 estudiantes, solamente once éramos mujeres, y de los 80 nada más habíamos dos tristes abogados y un filósofo, el resto eran ingenieros, financieros, contadores. Era una mezcla así como muy intricada. Fue una etapa académica muy difícil para mí y muy complicada.

¿Cuándo y cómo regresaste de nuevo a Sonora y a dónde?

Al terminar mi maestría regresé a Puerto Peñasco y en ese ínter me casé. Cuando Guillermo Padrés, Senador todavía, empezó como precandidato a la gubernatura del estado, se me invitó a coordinarle un proyecto de mujeres. Yo desde la interna le coordiné esa parte.

Cuando ganó, al año, no inmediatamente porque yo seguí en Puerto Peñasco, me incorporé como presidenta de la Junta Estatal de Participación Social Sonorense; antes participé un año como asesora del secretario general del PAN, Adrián Espinoza. Lo presidía en ese tiempo Juan Valencia.

Después me incorporé a la junta del Cenecop, lo que antes se conocía como Pasos, Pasos por la Educación. Después en una coyuntura en la que se renovaron todos los funcionarios, secretarios y subsecretarios de la Secretaría de Desarrollo Social, entré como subsecretaria.

Logré que se hiciera una reforma para que quien estuviese como secretario de desarrollo social en participación ciudadana, fuera el presidente honorario de la junta, de tal manera de que no perdí como presidenta de la Junta, ni mi equipo, sino que siendo subsecretaria, continuaba. La verdad es que fue una experiencia muy, muy bonita.

¿Cómo fue tu ingreso de lleno a la política por la vía electoral?

Cuando era subsecretaria en Sedeson tomé la decisión de buscar la candidatura a la diputación local por el Segundo Distrito Electoral.

Pasando las elecciones del 2012, me dije, “quiero ser candidata a la diputación”. Suelo ser una persona que planea mucho y que tiene su carrera política estratégicamente diseñada. Tomo las decisiones personales que debo de tomar, desde cuándo embarazarme, en qué tiempo, porqué, etcétera. Cuido mucho mis calendarios biológicos y mis responsabilidades como madre.

Entonces, después de la elección del 2012, empecé a trabajar por mi candidatura  en San Luis Río Colorado. El Segundo Distrito, era un distrito en el cual gran parte de la votación radicaba en San Luis. En Puerto Peñasco no tenía problema porque toda mi vida, a pesar de que lo dejé muy joven y nada más regresé unos meses, cuando la campaña de Ramón Corral y coordine la campaña de un candidato a alcalde, era bastante conocida.

Los resultados me fueron ampliamente satisfactorios. Con el 46% de la votación, superé con diez puntos a mi más cercana contrincante, quien contendió en coalición del PRI, Partido Verde y Panal.

¿Quién es Célida López Cárdenas? ¿Cómo la definirías?

Si habría yo que definir de alguna manera a Célida López, diría que Célida es una mujer que tiene convicciones tan fuertes, que son incluso más fuertes que sus propios miedos.

Cuando una persona tiene un deseo, tiene una meta, tiene una convicción de hacer algo, debe ser mucho más fuerte en ello, que el miedo que provoque intentarlo. Entonces, he ido de alguna manera, yo también conociéndome.

¿Hasta dónde soy capaz de soportar el miedo a fracasar? Muchas veces creo que lo que detiene a las personas en diferentes etapas de su vida, ya sea en el terreno familiar, privado, profesional o espiritual, es el miedo al fracaso.

Y por el miedo al fracaso es que muchos dicen, mejor no. Porque en cuanto a talento y capacidad… pues yo creo que muchos somos capaces. Hay mucha gente capaz y muchas mujeres capaces. La diferencia entre unos y otros es que hay personas que se arrojan y tienen voluntad.

Me dijo un día Alejandro González Alcocer, entonces gobernador de Baja California, cuando me entrevistó en su oficina después de entregarme los tres premios y dónde yo le agarré la mano y le dije: “deme su palabra de hombre que me va a recibir”, tenía no sé cuánto tiempo mandándole cartas para pedirle audiencia, que no le quedó más remedio al pobre hombre que recibirme. Él me dijo: “tienes una voluntad muy férrea”.

Conservo su amistad y me lo sigue recordando, me dice, “yo siempre reconocí en ti esa voluntad férrea que tienes para alcanzar las cosas”.

Dicen que no hay gotita de agua que no logre perforar la piedra, entonces, la constancia, la disciplina, eso siempre da resultados.

La Presidencia Municipal de Hermosillo ha sido un sueño muy anhelado que nunca alcanzaron, de cualquier cantidad de políticos sonorenses. Durante la campaña, nadie daba un cacahuate por tu triunfo, se avizoraba muy cuesta arriba poder vencer a un candidato altamente posicionado, con mucho tiempo en una virtual precampaña y que aparentemente contaría con enormes recursos económicos ¿No fue muy temerario aceptar una candidatura con tan incierto panorama?

Cuando le acepté a Andrés Manuel ser su candidata yo le dije que era muy difícil ganar y que me estaba pidiendo algo prácticamente irrealizable, casi imposible.

 “Célida —me dijo—, aunque tú no llegaras a ganar en Hermosillo, yo sí voy a ganar y te vienes a trabajar conmigo”.

A veces en la vida, cuando una toma decisiones, tiene que asumir las consecuencias. Yo ya había renunciado a un partido político y había tomado una decisión. Se me necesitaba en este proyecto levantando la bandera de Morena, y yo no los iba a defraudar.

Desde que tomé la bandera trabajé toda la campaña para ganar, independientemente de que aquello se veía imposible. Eso es lo hace la diferencia con la gente conformista y poco idealista. Conforme se fue acercando el día de la elección, se fue cerrando, cerrando, cerrando la diferencia entre el candidato con más posicionamiento y recursos. Finalmente cerramos en un empate técnico.

Todo mundo decía que la maquinaria priísta el día de la elección iba a arrollarnos, pero fue al revés, fue la ciudadanía la que se lanzó a apoyar el proyecto de Andrés Manuel, y en ese proyecto, en donde la gente dijo ya basta, fue donde nosotros llegamos a concretar.

Hicimos una muy buena campaña, eso es un hecho, a pesar de que fue una campaña con muy pocos recursos económicos, pero… aquí está el resultado. Entonces, nuevamente, hay que tener voluntad, y voluntad en positivo, porque nunca sabes hasta dónde también el destino, la vida, te tiene preparado algo.

Los gobernantes, aunque mucha gente los ve como seres de otra dimensión, también son humanos, tienen familia y vida personal ¿Qué nos puedes compartir al respecto?

Desde mucho tiempo atrás asumí el compromiso de no claudicar en mis convicciones políticas, ni en mi carrera política, sacrificando mi otra convicción, la de ser madre de una familia grande. Para mí esto es algo que he tenido que ir compaginando con los costos y los sacrificios que implica, pero para mí es una maravilla el poder tener una familia grande.

Estoy felizmente casada y soy madre de cuatro hijos. Aunque no se me da mucho lo de las tareas domésticas, tengo buena sazón para la cocina. Me encanta cocinar para mi familia.

Siempre he pensado que una de mujer tiene que tener una vida familiar plena. Sobre todo las mujeres como yo, que todavía estamos en una edad reproductiva, en donde empiezas muy joven y sigues con la idea y con el propósito y la ilusión de ser madre.

Tengo una familia maravillosa por la que lucho y que me impulsa a buscar ser cada día mejor como esposa, madre y persona.