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Vórtice | La Teología de la Liberación pretende destruir a la iglesia Católica

“Nada será igual” en la Iglesia después del Sínodo de Amazonia

Por Dr. Jorge Ballesteros

Los teólogos marxistas de la Teología de la Liberación, pretenden sustituir a la Iglesia católica por una nueva Iglesia indigenista y ecologista.

El Sínodo para la Amazonía que se realizará en octubre de 2019 fue convocado por el Papa Francisco, cuyas simpatías están con esta corriente de la Teología de la Liberación.

La trascendencia del Sínodo Panamazónico, a realizarse en Octubre en Roma, está señalada por la intención de iniciar un nuevo y peligroso giro para la Iglesia católica, a través de una “ecología integral”. Es decir, se trata de la creación de una nueva iglesia, cuya realización ha sido encargada a gente comprometida con las corrientes llamadas “indigenistas”, hijas de la Teología de la Liberación.

Según Katholische.de, el sitio web oficial de los Obispos Católicos Alemanes, el obispo Franz-Josef Overbeck, ordinario de la diócesis de Essen en Alemania, dijo a los reporteros que el Sínodo de octubre en Roma conducirá a una “ruptura” en la Iglesia y que “nada será lo mismo que fue”.

El obispo alemán pro-homosexual predijo que habrá cambios radicales en la Iglesia católica con respecto a la moral sexual, el sacerdocio masculino y el celibato sacerdotal después de la próxima reunión de obispos promovida por el Papa Francisco Bergoglio en este año.

El sitio web de los obispos alemanes sugirió que la cuestión de los sacerdotes casados también se discutirá.

Según Katholische.de, Overbeck dijo que el Papa Francisco, al tener una perspectiva sudamericana, asegura “la conciencia de estos desafíos”.

Está decidido que la “estructura eurocéntrica” será borrada de la Iglesia, prometió Overbeck, diciendo que las iglesias locales en América Latina y su clero se volverán cada vez más independientes. Mientras tanto, reflexionando sobre la escasez de sacerdotes en Europa y América Latina, el obispo de Essen declaró que las iglesias locales ya están dirigidas principalmente por religiosas. “El rostro de la iglesia local es femenino”, dijo Overbeck.

Por su parte, el Cardenal Brandmüller declara herético el sínodo para la Amazonía.

Desde hace tiempo, este Sínodo está suscitando preocupación en muchos católicos. El lunes 17 de junio se presentó en Roma el “Instrumentum laboris” del Sínodo, es decir el texto oficial sobre el cual trabajarán los obispos. Las peores preocupaciones parecen confirmarse, pues el texto del Vaticano adopta las versiones más radicales de la Teología de la Liberación indigenista, la llamada Ecoteología.

¿Qué dice el Instrumentum laboris? Ofrecemos a nuestros lectores un breve análisis del Sr. José Antonio Ureta, investigador de la Fédération pro Europa Cristiana.

El Instrumentum laboris para la próxima Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, divulgado el día 17 pp., representa la apertura, de par en par, de las puertas del Magisterio a la Teología India y a la Ecoteología, dos derivados latinoamericanos de la Teología de la Liberación (TL), cuyos corifeos, después del derrumbe de la URSS y del fracaso del “socialismo real”, atribuyeron a los pueblos indígenas y a la naturaleza el rol histórico de fuerza revolucionaria, en clave marxista.

Al igual que la TL, el Instrumentum laboris toma como base de sus elucubraciones, no la Revelación de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición, sino la realidad de la supuesta “opresión” a la que estaría sujeta la Amazonía, la cual de simple área geográfica y cultural pasa a ser “interlocutor privilegiado”, “lugar teológico”, “lugar epifánico” y “fuente de revelación de Dios” (nº 2, 18 y 19).

Desde el punto de vista teológico, el Instrumentum laboris no solo exige la enseñanza de la Teología India “en todas las instituciones educativas”, para “una mejor y mayor comprensión de la espiritualidad indígena” y para que “se tomen en consideración los mitos, tradiciones, símbolos, ritos y celebraciones originarios” (nº 98), sino que, a lo largo del documento, repite todos sus postulados. O sea, que las “semillas del Verbo” no solo están presentes en las creencias ancestrales de los pueblos aborígenes sino que ya han “crecido y dado frutos” (nº 120), por lo que la Iglesia, en lugar de la evangelización tradicional que busca su conversión, debe limitarse a “dialogar” con ellos ya que “el sujeto activo de la inculturación son los mismos pueblos indígenas” (nº 122).

En ese diálogo intercultural, la Iglesia debe además enriquecerse con elementos claramente paganos y/o panteístas de tales creencias, como “la fe en Dios Padre-Madre Creador”, las “relaciones con los antepasados”, la “comunión y armonía con la tierra” (nº 121) y la conectividad con “las diferentes fuerzas espirituales” (nº 13).

Ni siquiera la curandería queda al margen de ese “enriquecimiento”. Según el documento, “la riqueza de la flora y de la fauna de la selva contiene verdaderas ‘farmacopeas vivas’ y principios genéticos inexplorados” (nº 86). En ese contexto, “los rituales y ceremonias indígenas son esenciales para la salud integral pues integran los diferentes ciclos de la vida humana y de la naturaleza. Crean armonía y equilibrio entre los seres humanos y el cosmos. Protegen la vida contra los males que pueden ser provocados tanto por seres humanos como por otros seres vivos. Ayudan a curar las enfermedades que perjudican el medio ambiente, la vida humana y otros seres vivos” (nº 87).

Un terremoto para la estructura jerárquica de la Iglesia

En el plano eclesiológico el Instrumentum laboris es un verdadero terremoto para la estructura jerárquica que la Iglesia tiene por mandato divino. En nombre de la “encarnación” en la cultura amazónica, el documento invita a reconsiderar “la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden” (nº 127).

Resulta inconcebible que el documento de trabajo de un Sínodo pueda cuestionar una doctrina de fe, como es la distinción, en la estructura de la Iglesia, entre clérigos y laicos, afirmada desde el Primer Concilio de Nicea en adelante y basada en la diferencia esencial entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial de los clérigos, que tiene su raíz en la sucesión apostólica y está dotado de una potestad sacra.

Se inserta, en esa dilución del sacerdote católico hacia algo similar a un pastor protestante, el llamado a reconsiderar la obligatoriedad del celibato (nº 129 § 2) y, más aún, el pedido de identificar qué tipo de “ministerio oficial” puede ser conferido a la mujer (§ 3).

El Cardenal Joseph-Albert Malula, de Zaire, y Mons. Samuel Ruiz de Chiapas deben estar agitándose en sus tumbas al ver que los proyectos que trataron de implementar (y que fueron interrumpidos por el Vaticano) ahora están siendo propuestos en un Sínodo que, según sus organizadores, tiene valor universal.

Una divinización de la naturaleza

Desde el punto de vista ecológico, el Instrumentum laboris representa la aceptación por parte de la Iglesia de la divinización de la naturaleza promovida, por ejemplo, por las conferencias de la ONU sobre el medio ambiente.

En efecto, ya en 1972, en Estocolmo, sus actas oficiales decían que el hombre ha administrado mal los recursos naturales sobre todo por causa de “una determinada concepción filosófica del mundo”. Mientras “las teorías panteístas… atribuían a los seres vivos una parte de la divinidad… los descubrimientos de la ciencia condujeron… a una especie de desacralización de los seres naturales”, la cual toma su mejor justificación “de las concepciones judeo-cristianas, según las cuales Dios habría creado el hombre a su imagen y le habría dado la tierra para que la someta”.

Al contrario, decía la ONU, las prácticas del culto a los ancestros “constituían un baluarte para el medio ambiente, en la medida en que los árboles, o los cursos de agua eran protegidos y venerados como reencarnación de los ancestros” (Aspects éducatifs, sociaux et culturels des problèmes de l’environnement et questions de l’information , ONU, Asamblea General, Estocolmo, 5-6 junio 1972, A/CONF.48.9, p. 8 y 9).

Y en el discurso conclusivo de la Eco92, de Río de Janeiro, el Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, declaró que “para los antiguos, el Nilo era un Dios que se venera, así como el Rhin, fuente infinita de mitos europeos, o la selva amazónica, madre de todas las selvas. En todas partes, la naturaleza era la habitación de las divinidades. Ellas confirieron a la selva, al desierto, a la montaña, una personalidad que imponía adoración y respeto. La Tierra tenía un alma. Reencontrarla, resucitarla, tal es la esencia de [la Conferencia Intergubernamental] de Río” (A/CONF.151/26, vol. IV, p. 76).

¡Esa agenda neopagana ahora va a ser implementada por una Asamblea Sinodal de la Iglesia Católica!

Ceremonia de encendido del “fuego sagrado”, en el lugar señalado por los “dioses” ancestrales.

El Instrumentum laboris, citando un documento de Bolivia afirma que “la selva no es un recurso para explotar, es un ser o varios seres con quienes relacionarse” (nº 23) y prosigue afirmando que “la vida de las comunidades amazónicas aún no afectadas por el influjo de la civilización occidental [¡sic!] se refleja en la creencia y en los ritos sobre el actuar de los espíritus, de la divinidad —llamada de múltiples maneras— con y en el territorio, con y en relación a la naturaleza. Esta cosmovisión se recoge en el ‘mantra’ de Francisco: ‘todo está conectado’” (nº 25).

Apología del comunismo, llamado “comunitarismo”

Desde el punto de vista económico-social, el Instrumentum laboris es una apología del comunismo, disfrazado de “comunitarismo”. Y de la peor forma de comunismo, que es el colectivismo de las pequeñas comunidades.

¿Hacia una nueva Iglesia tribalista y ecologista?

La Teología indigenista afirma que los indios no deben ser enseñados: ellos son los que tienen que enseñarnos. Absolutamente no debemos llevarlos al seno de la Iglesia. Por el contrario, es la Iglesia la que debe adaptar su doctrina, sus prácticas y sus estructuras a los modos indígenas.

La evangelización tradicional de la iglesia católica siempre tuvo como fruto la conversión de los indios en los territorios descubiertos de América, anunciar a estos pueblos la Buena Nueva de Jesucristo, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que choca con esta visión grosera e ideologizada de la Teología de la liberación.

El papa Francisco saludó en Río de Janeiro a un grupo de indios del Amazonas y no dudó en colocarse en la cabeza un adorno de plumas. Este Papa me recuerda mucho al populista López Obrador también dado a ponerse colgajos de plumas y flores en la cabeza cunado visita a una comunidad indígena.

El pontificado del papa Francisco ha estado salpicado de gestos sensacionales que han socavado doctrinas, prácticas y estructuras hasta ahora consideradas consustanciales con la Iglesia. Él mismo definió esta línea como un “cambio de paradigma”, es decir, una clara cesura a la Iglesia anterior a Paulo Sexto.

¿Será la realización de este Sínodo para la amazonia, la culminación de la labor de demolición de la fe católica, que se inició en el Concilio Vaticano II?