Vórtice

VÓRTICE | Se cumple con la agenda de Soros en Sonora, “El Gaymonio es Legal”

Por Dr. Jorge Ballesteros

Este jueves 23 de septiembre se aprobó al vapor por mayoría, el gaymonio o mal llamado matrimonio homosexual en Sonora, por parte de la Legislatura LXIII, del Congreso local. Se modifican ocho artículos del Código de la Familia para el estado y deroga dos artículos el 30 y el 108 debido a la incompatibilidad con la modificación del articulado.

Por ejemplo, el artículo 30 se modificó porque habla del matrimonio natural formado por un padre y una madre y no dice nada de que dos homosexuales o dos lesbianas estén casados, chequen lo que dice en uno de sus párrafos:

“Artículo 30.- La nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por naturalización.

  1. A) Son mexicanos por nacimiento: I. Los que nazcan en territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres;
  2. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos, de madre mexicana o de padre mexicano”;

Como es de todos sabido la Ideología de Género o Marxismo Cultural es el programa que viene impulsando la izquierda en todo el mundo, el Gaymonio, ya lo hemos visto implantado en la Ciudad de México, feudo de las tribus “zoocialistas” de Morena y en varios estados en que Legislaturas de Congresos dominados por la izquierda, lo han ido imponiendo, quieren lograr que sea legal en todo México.

El mal llamado matrimonio entre homosexuales o mejor gaymonio, es una imposición de ideología, más que un derecho humano, es una avanzada político-ideológica en el terreno de la lengua para deformar lo que matrimonio significa.

El matrimonio homosexual conceptualmente no existe, porque la unión matrimonial por sus cualidades inherentes está la potencialidad de la maternidad, la palabra matriz es el útero materno, en la unión del mal llamado matrimonio homosexual por sus características eso es totalmente imposible por las características del vínculo,

En su aspecto natural el matrimonio, implica la procreación, es decir, la multiplicación de la especie humana.  A diferencia del gaymonio que es una relación estéril, basada en el sexo contra natura.

Puede ser que la legislación cree la ficción y el error terminológico de que existe el matrimonio homosexual, pero eso es imposible

La unión entre personas del mismo sexo no cumple las mismas funciones sociales por las que el Derecho regula y protege el matrimonio, por lo que no tiene sentido atribuirle toda la regulación jurídica del matrimonio.

Lo que sí debe hacer el Estado es respetar a aquel que quiere vivir con alguien de su mismo sexo y llevar adelante un proyecto de vida, tenga plena libertad de hacerlo. Sin embargo, pretender derechos que la naturaleza les niega es atentar contra el sentido común y toda noción de orden natural.

¿Para qué quieren los homosexuales casarse? Esa es la pregunta clave

¿Para formar una familia? ¿Qué legislación del mundo les impide a dos hombres irse a vivir juntos? ¿Para tener acceso a los derechos legales?  ¿Pensión, Seguro Social, seguro médico, etc.?

El seguro social, la pensión, etc., esos son atributos que el estado otorga al matrimonio porque del matrimonio deriva la prole (los hijos) el matrimonio de verdad, el heterosexual, es una institución de orden público, porque al tener la potencialidad de la prole, de las nuevas generaciones, que son niños que están a la merced y a la responsabilidad de los padres que tengan,

El estado subsidiariamente crea toda una articulación de derechos y obligaciones, la pensión, el seguro social, las obligaciones alimenticias y afectivas entre los esposos, entre los padres y los hijos, pero es porque es una institución de orden público.

Las relaciones de amistad no son de orden público, de una relación de amistad no deriva ningún derecho y una relación homosexual tampoco es de orden público y no debiera derivar en ningún derecho. El matrimonio natural entre un hombre y una mujer es una cosa y el resto de otros vínculos es otra cosa.

Uno puede vincularse con otros de manera transitoria, de manera permanente, pero si la institución no es de orden público, son actos libres que no tiene que tener ningún tipo de consecuencias jurídicas distintas.

La unión homosexual pretende un orden matrimonial porque pretende exigirle al estado un derecho que la naturaleza del vínculo le niega.

LA EXPERIENCIA DE CANADÁ

En Canadá el gaymonio se implanto hace una década y en estos años se puede ver una restricción al derecho de libertad de expresión, a los derechos de los padres en la educación de sus hijos, y a los derechos de autonomía de las instituciones religiosas, junto con un debilitamiento del “matrimonio” como institución.

Al lograr los lobbies gay una legislación para que el gobierno reconociera  en igualdad de derechos jurídicos la unión de homosexuales o lesbianas con el matrimonio tradicional de un hombre y de una mujer, se implantaron unas nuevas creencias “políticamente correctas”: que las relaciones homosexuales son, en todos los sentidos, el equivalente del “matrimonio” tradicional, y que el “matrimonio” del mismo sexo por lo tanto debe ser tratado de manera idéntica al “matrimonio” tradicional en el derecho y en la vida pública.

Una conclusión, es que cualquiera que rechace las nuevas creencias, debe estar actuando sobre la base de la intolerancia y la animadversión hacia los homosexuales y las lesbianas. Cualquier declaración de desacuerdo con el “matrimonio” civil de personas del mismo sexo, se considera una manifestación directa de odio hacia un grupo minoritario sexual.

El mismo estado controlado por la ideología de género, empieza a perseguir a todo aquél que se oponga a la nueva legislación: En Canadá, varias provincias se negaron a permitir a los Jueces su derecho de conciencia para negarse a presidir bodas homosexuales, y exigieron su renuncia. Al mismo tiempo, las organizaciones religiosas, como los Caballeros de Colón, fueron multados por negarse a alquilar sus instalaciones para la celebración de post bodas gay.

Se coarta el derecho a la libertad de expresión. El cambio ha afectado ampliamente a las personas, incluyendo a los clérigos, que deseen hacer públicos los argumentos acerca de la sexualidad humana.

Mucho discurso que era posible antes del “matrimonio” homosexual, ahora conlleva riesgos. Muchos de los que han persistido en expresar su desacuerdo han sido objeto de investigaciones por parte de comisiones de derechos humanos y procedimientos (en algunos casos) ante los tribunales de derechos humanos.

Los que son pobres, con poca educación y sin afiliación institucional han sido especialmente fácil blanco de las leyes anti discriminación, no siempre aplicadas de manera uniforme. Algunos han sido condenados a pagar multas, pedir disculpas, comprometerse a nunca hablar públicamente sobre estos asuntos de nuevo.

Esto ha incluido a personas que escriben cartas a los editores de los periódicos locales, y ministros de pequeñas congregaciones de cristianos. Un obispo católico enfrenta dos demandas impulsadas por comentarios que hizo en una carta pastoral sobre el matrimonio.

Una persona común con pocos recursos que ha llamado la atención de una comisión de derechos humanos no tiene ninguna esperanza de apelar a los tribunales para su alivio; tan sólo puede aceptar la advertencia de la comisión, pagar una multa, y luego observar la directiva de permanecer para siempre en silencio.

Siempre que estas herramientas permanezcan a la disposición de las comisiones -para quien la nueva ortodoxia no da ninguna base teórica para tolerar la disidencia– participar en un debate público sobre el “matrimonio” homosexual es cortejar la ruina.

Presiones similares pueden ser – y son – ejercidas sobre los disidentes por profesionales de los órganos de gobierno (como los colegios de abogados, colegios de profesores, y similares) que tienen facultades legales para sancionar a los miembros por conducta impropia de la profesión. Las expresiones de desacuerdo con el carácter razonable de la institucionalización de los “matrimonios” homosexuales son comprendidas por estos organismos como actos de discriminación ilegal, que son materia de censura profesional.

Los maestros están particularmente en riesgo de una acción disciplinaria, y aunque sólo hagan declaraciones públicas criticando el “matrimonio” homosexual fuera de las aulas, siguen siendo considerados como creando un ambiente hostil para los estudiantes homosexuales y lesbianas.

Los nuevos planes de estudios están impregnados de referencias positivas a los “matrimonios” del mismo sexo, no sólo en una disciplina, sino en todas. Frente a esta estrategia de difusión de la homosexualidad y del lesbianismo, la única defensa parental es retirar a los hijos de la escuela pública por completo. Los tribunales han sido indiferentes a las objeciones de los padres.

La presión a las instituciones religiosas es constante, los sermones o cartas pastorales son escrutados por las comisiones de derechos humanos. Los ministros religiosos pueden ser multados, incluso encarcelados si en su sermón defiende el matrimonio tradicional.

Deja a las congregaciones vulnerables a problemas legales si se niegan a alquilar sus instalaciones auxiliares a parejas del mismo sexo para su ceremonia de recepción, o a cualquier otra organización que pretenda utilizar la instalación para promover una visión de la sexualidad totalmente en desacuerdo con los suyas.

Decía Gramsci, acerca del Marxismo Cultural, que cuando sus postulados se vuelven parte de nuestro sentido común y se vuelven políticamente correctas, los aparatos coercitivos del estado protegen esa hegemonía, entonces ya el estado está controlado por la ideología de género y la trata de imponer a todo el pueblo desde el poder mismo del estado, llegamos al empoderamiento del marxismo cultural de nuestra sociedad y de nuestra cultura, “han tomado la plaza por asalto.” Nuestra democracia se convierte en una “democracia dictatorial.”

En México, este gobierno izquierdista de López Obrador y de Morena,  tiene en su agenda la ideología de género, la cual se ha empoderado de la Comisión de derechos Humanos, del  CONAPRED, que es un órgano de Estado creado por la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, y recientemente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como de las legislaturas en donde Morena tiene mayoría, por eso la aceleración de los planes para imponer el aborto en todo el país, y la ideología de género.

Debemos preguntarnos ¿Están preparados psicológicamente los homosexuales y lesbianas para tener una relación matrimonial estable?  Analicemos cuales son las características de las parejas homosexuales:

  • Inestabilidad emocional-afectiva. Muy pasionales, se dejan llevar por su estado de ánimo, exaltación afectiva, cuadros depresivos, etc.
  • Se rompen cuatros veces más que las parejas heterosexuales. Inestabilidad en sus relaciones de pareja
  • Los homosexuales tienen una media de 39 parejas en su vida, algunos hasta más de 90 parejas, con una prolongación no mayor a 3 años en promedio. Promiscuidad, cambian cada rato de pareja
  • Tienen 6 veces más intentos de suicidio. Inestables, baja autoestima, cuadros depresivos frecuentes
  • Poseen altos índices (70% -78%) de enfermedades de transmisión sexual. Múltiples parejas sexuales, actividad sexual de alto riesgo.
  • La violencia entre parejas del mismo sexo es de 2 a 3 veces mayor que en las parejas heterosexuales. Agresiones psicológicas y físicas.
  • Mucho nos tememos que los homosexuales esperan demasiado del matrimonio y que la mera sanción legal no da para tanto.

Es verdad que el auténtico matrimonio natural entre un hombre y una mujer o heterosexual, proporciona seguramente tasas de estabilidad, fidelidad y felicidad mucho mayores que las uniones homosexuales. Pero no hay que atribuirle esos efectos a la sanción legal. Influyen mucho más la complementariedad entre los sexos y el esfuerzo de los esposos por vivir de acuerdo con unos valores.

Aún con la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, la insatisfacción de los homosexuales con sus relaciones seguirá siendo exactamente la misma. Eso no lo puede arreglar el Código civil.