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28 presidentas municipales: ¿Qué sigue?

Por ahora la cifra más alta de presidentas municipales en Sonora desde 1973. Apenas van a cumplir su primer año de gobierno, en la mayoría, ya se nota el estilo de desempeño y actuación, que seguramente marcará el resto de sus períodos.

Por Bulmaro Pacheco

A 20 años de que las mujeres adquirieran su derecho a votar y ser votadas en todo tipo de elecciones en México (1953), todavía no había candidatas a presidentas municipales en Sonora. Pocas, muy pocas mujeres hacían su esfuerzo por participar en política, enfrentaban un medio que les era hostil y una cultura radicalmente machista, repleta de mitos y prejuicios.

Mucha resistencia y explotación, también muy poco debate en torno a los derechos de las mujeres.

Eran la época de los finales de los cincuenta y principios de los sesenta, cuando las movilizaciones sindicales y juveniles, los procesos educativos, la televisión y la radio hacían una tarea concientizadora que poco a poco fue avanzando. Tiempos de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos y protestas juveniles en el mundo occidental. En México tensiones sociales importantes: emergencia de la guerrilla rural y urbana, y agitaciones constantes en universidades públicas, y los impactos de la revolución cubana —planeada en parte desde México—.

Alicia Arellano Tapia, fue la primera alcaldesa en Sonora, por Magdalena en 1973.

Entre las muy escasas mujeres que se habían elegido, podemos mencionar a Alicia Arellano Tapia, como senadora y diputada federal, y varias legisladoras locales, como María Jesús Guirado —la legendaria dirigente del sindicato de costureras (afiliado a la CTS) de la tienda La Francesa, de Navojoa— (por aquel distrito que inauguró en Sonora (1955) la etapa de la mujer en la política local después de la reforma constitucional impulsada por el presidente Adolfo Ruiz Cortines; uno de los cambios políticos de mayor trascendencia para México, que no solo amplió la base de potenciales votantes sino que abrió la puerta para la participación directa de la mujer en política).

A partir de ahí se inició gradualmente esa participación, que ahora y a más de 60 años, se acerca al 50% (o más) en la integración del Congreso de la Unión y en la representación local. En estados como Sonora, la paridad de género es obligatoria por Ley hacia los partidos políticos desde la elección pasada, para postular sin regateos un 50% de candidatas en las fórmulas de los ayuntamientos.

Enriqueta de Parodi, en 1967 fue la primera diputada por Hermosillo en el Congreso local.

En aquellos primeros tiempos, se eligió como diputadas locales a Refugio Bracamontes (1964) por Magdalena, a Enriqueta de Parodi (1967) por Hermosillo, así como Guadalupe López Rodríguez (1970) y Rita Sylvina Agramón (1973), ambas por el distrito de Ures. Nada más.

La lucha que libraron estas pioneras fue muy difícil y complicada por las cuestiones de cultura política en las regiones.

En 1973, durante el gobierno de Carlos Armando Biébrich, Sonora tuvo las dos primeras presidentas municipales en su historia: Alicia Arellano Tapia, por Magdalena, e Irene Ortiz, por Tubutama.

No les fue bien a las mujeres en la primera selección de candidatos que le tocara al gobernador Alejandro Carrillo Marcor, porque solo se eligió como presidenta municipal de Huásabas a Hilda Montaño Durazo (1976).

En 1979, ya como gobernador Samuel Ocaña, repite Alicia Arellano Tapia, pero ahora por Hermosillo. Se elige también a Griselda Miranda, por la tierra del gobernador (Arivechi), a Rosa Urania Valenzuela, por Ónavas, y a Gloria Gracia Amavizca, por Cumpas. En 1982 hubo cuatro mujeres presidentas en Átil, Bácum, Benjamín Hill e Ímuris.

En 1985 fueron tres, con el gobernador Rodolfo Félix Valdés, en Carbó, Baviácora y nuevamente en Magdalena. En 1988 le tocó a Rayón, La Colorada y Santa Cruz.

En 1991, ya con el gobernador Beltrones, dos: Huépac y Nacozari y en 1994, tres; Divisaderos, Pitiquito y San Javier.

En el “boom” de la elección de 1997, electo López Nogales, solo tres mujeres: en Guaymas, Quiriego y San Ignacio Río Muerto, con la particularidad de que por primera vez en la historia una mujer de oposición ganaba un ayuntamiento (Guaymas) en Sonora: Sara Valle Dessens, entonces militante del PRD. La señora Valle gobernó por más de un año (el gobierno de Armando López Nogales le promovió la aplicación de la revocación de mandato aprobada por el Congreso local).

La segunda presidenta municipal de oposición gana en Santa Ana, en la elección del 2000: María Elena Araiza Castro (PAN). Ese municipio fue uno de los primeros que el PRI perdiera en la elección de 1967.

Del 2000 al 2003 gobiernan también mujeres en Agua Prieta, Benito Juárez, Bacanora, Ímuris, San Javier y Mazatán. A Cristina Carvajal, de Benito Juárez, le hicieron la vida imposible y el gobierno estatal cedió a presiones de grupo y promovió su salida antes de concluir.

La tercera presidenta municipal que gana por un partido opositor fue Dolores del Río, al ganar Hermosillo en el 2003. El PRI ya había perdido en la capital en 1967, 1982, 1997 y en el 2000.

En 2006 gobiernan mujeres: Álamos, Magdalena (de nuevo) Quiriego, San Felipe de Jesús y Tubutama. Terminan las regidoras Susana Corella, en Guaymas, y Cristina López Castro, en Empalme los períodos de Antonio Astiazarán y Samuel Rodríguez.

En 2009 solo cuatro presidentas municipales electas: Bácum, Granados, San Felipe y Santa Cruz. La regidora Mónica Marín Martínez termina el período de César Lizárraga en Guaymas.

En 2012, de nuevo Agua Prieta con Irma Terán, por segunda ocasión. También gobiernan mujeres en Altar, Átil, Bacoachi, Huépac, Rayón, San Pedro de la Cueva y Trincheras. Termina el período de Moisés Laguna en Empalme, la regidora Victoria Villa Cuevas.

Delfina Lilián Ochoa, alcaldesa de San Felipe de Jesús en 2015, impugnó la elección y se fue a los tribunales ganando por un voto. En 2018 fue reelecta.

En 2015 se amplía la lista y gobiernan mujeres en los municipios de Bacanora; Caborca; La Colorada, donde por sexta ocasión un miembro de la misma familia ocupa la presidencia; Ónavas; San Javier; San Miguel de Horcasitas; y Trincheras. San Felipe de Jesús merece mención especial, porque después de un largo litigio ante los tribunales electorales, que inició con la impugnación de la residencia efectiva de la candidata del PAN Delfina Lilián Ochoa —a quien le revocaron en primera instancia la candidatura— y ante el Tribunal estatal por lo reñido de los resultados —en un primer conteo, solo tres votos de diferencia a favor de Delfina sobre el candidato del PRI Enrique Quintanar Ruiz—. Un segundo conteo dio la ventaja a Quintanar por un solo voto y así lo confirmó el TEE, pero la sala Guadalajara del TEPJF le dio la voltereta a favor de Ochoa, anulando dos votos al PRI y dejando el resultado final 217-216. Ochoa sería reelecta en 2018, con una diferencia de 40 votos.

Terminó en Navojoa el período de Raúl Silva Vela, Leticia Navarro Duarte.

En el período 2018-2021 se da un verdadero incremento en el número de mujeres que gobiernan municipios en Sonora, como resultado de la reforma constitucional promovida por la gobernadora del estado, de establecer la obligación legal de los partidos políticos de registrar a mujeres en un 50% de las candidaturas a presidencias municipales.

26 ganaron de inicio en las urnas. Se sumaron dos más después, cuando en Villa Hidalgo, Nora Francisca Medina Campa entra en sustitución de Ramón Campa Durón, del partido Movimiento Alternativo Sonorense (MAS), quien falleció a los pocos días de asumir el poder. También en Bácum. La regidora Benita Aldama López, del Partido del Trabajo es nombrada por el Congreso en lugar del electo Rogelio Aboytes Limón, a quien el legislativo local le revocó el mandato, por encontrarse preso en los Estados Unidos, acusado de varios delitos.

Benita Aldama López, este año fue nombrada por el Congreso en lugar del electo Rogelio Aboytes Limón.

¿Qué sigue? Por ahora la cifra más alta de presidentas municipales en Sonora desde 1973. Dos con Biébrich, una con Carrillo Marcor, ocho en el sexenio de Ocaña, seis en el de Félix Valdés, cinco en el gobierno de Beltrones, 10 en el de López Nogales, nueve en el período de Bours, 13 en el de Padrés y ¡38! en el gobierno de Claudia Pavlovich.

Equidad de género y realidad en tiempos sumamente difíciles y complejos para gobernar. Violencia desatada en algunas realidades como Guaymas, Bácum, Yécora y Rosario Tesopaco. Tensiones políticas constantes en Navojoa y Hermosillo, cobro de facturas partidistas, nepotismo e influencias familiares en las administraciones, presiones de los medios de comunicación, escasez de recursos, falta de flujo financiero federal incluso para las presidentas de Morena. Nada nuevo ni extraño, ni excepcional, ni consideraciones especiales para ellas en la política. La política al desnudo con todas sus contradicciones y veleidades.

Les queda el recurso de la imaginación, sus valores y la autoridad moral para gobernar, y aunque apenas van a cumplir su primer año de gobierno —para evaluarlas con una mayor objetividad—. En la mayoría, ya se nota el estilo de desempeño y actuación, que seguramente marcará el resto de sus períodos. Algunas querrán reelegirse, seguro. Ya pueden hacerlo.

Sin duda un avance político notable —histórico— y trascendente en los hechos para Sonora. De ellas, en una buena parte, dependerá su consolidación… y que la cosa pública mejore.

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