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Así lo veo | No dejemos solo a Bacanuchi

Por Gerardo Moreno

La población de Bacanuchi y de todo el Río Sonora tiene una junta crucial para su tranquilidad y posibilidad de desarrollo el próximo viernes cinco de julio, pues se realizará una reunión informativa acerca de la nueva presa de Jales que la mina Buenavista del Cobre construyó y opera aún más cerca de la que se derramó el seis de agosto del 2014.

Esta reunión hay dos escenarios:

1.- Que la autoridad Federal, específicamente la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), escuche el temor de los habitantes sobre el peligro que existe con esta presa y obligue a la empresa a detener su operación.

2.- Que una vez más se simule escuchar y solo se pisoteen los derechos de los ciudadanos para dejar que una minera opere al margen de la Ley.

El problema con esta situación, como se publicó la semana pasada en Primera Plana, es que a los ciudadanos del Río Sonora les modificaron totalmente su estilo de vida y la posibilidad de un desarrollo personal y familiar mientras la empresa siguió creciendo.

Está demostrado, por las multas puestas a la empresa, que la presa de jales que se desbordó no cumplía con las normas técnicas y ambientales de ley, por eso sucedió la tragedia.

Pero a menos de cinco años Grupo México ya evadió su responsabilidad, pues debía vigilar por 15 años el medio ambiente, salud y desarrollo social, y ya cerró el fideicomiso creado para remediar el desastre.

No se construyó el hospital de especialidades, ni las plantas potabilizadoras de agua, las cuales se instalaron unas móviles que nadie sabe utilizar, ni se garantizó un desarrollo regional.

Por otro lado, al Gobierno Federal no le interesó la vida de los habitantes del Río, ni con la anterior administración de Enrique Peña Nieto donde siempre se protegió a Germán Larrea y su empresa, ni ahora con Andrés Manuel donde se guarda un silencio cómplice.

Y el Estado y el Congreso también dejaron solo al Río Sonora, ya que existe una Ley que Crea la Zona Especial del Río Sonora, donde debería haber programas, presupuestos pero simplemente no existen.

Mientras esto pasaba, apenas un año después de derrame, la mina comenzó a construir la nueva presa de jales a solo 27 kilómetros de Bacanuchi. Los ciudadanos se inconformaron, aún así lo terminaron y ahorita está funcionando.

Así es como ahora se enfrentarán de nuevo al poder de Grupo México este cinco de julio, dando muestras de cómo una comunidad no debe dejar pisotear sus derechos humanos. Lo único que queda es no dejarlos solos en esta lucha.

Así lo veo yo, cómo lo ven ustedes.