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Dardos | Romper espejismos

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

El próximo 1 de julio se cumple un año de la elección que llevó al poder a López Obrador. Después de un proceso electoral que polarizó a la sociedad y sirvió como válvula de escape ante el hartazgo por la inseguridad y los excesos del gobierno de Peña Nieto, 30 millones de personas confiaron en el candidato morenista.

En las urnas se vio reflejado el voto de castigo al “viejo régimen”.

La sociedad confió en las promesas y deseos del candidato que, como todos, ofrecen a manos llenas. Que si vender el avión presidencial, terminar con la corrupción, acabar con la inseguridad, bajar la gasolina, un rosario de promesas que, según lo repitió en cada plaza pública donde se paró, iban a terminar como si agitara una varita mágica, justo el 1 de diciembre. Los resultados son evidentes. Aplastante realidad.

Pero mejor, usted puede corroborarlo con datos concretos:

El avión presidencial, sigue estacionado en California y todavía no se vende, al contrario, genera pérdida para México pues se tiene que pagar por tenerlo ahí.

Y si de corrupción se trata, solo dé un vistazo a los contratos directos del Gobierno Federal. Siete de cada diez se asignan directamente sin que los proveedores entren a una competencia, según “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”. Al modo, el dedito presidencial decide a quién comprar.

Sobre la inseguridad: en lo que va del sexenio lopezobradorista en promedio, cada día matan a 75 mexicanos. Todos los días hay un sujeto sin miedo a ser perseguido por la justicia que llega y le da un balazo directo en la cabeza a otro, o de carro a carro lo baña con ráfaga de metralla, o lo asfixian, o lo calcinan… Un hijo, un tío, un padre de familia, ahí queda tendido sin vida. Sigue pasando todos y cada uno de los días que usted se ha levantado por las mañanas desde el 1 de diciembre. Así ocurrió en el sexenio de Peña y con Felipe Calderón. Nada cambió, lamentablemente.

¿Bajar la gasolina? Ese sí fue un buen chiste… Tan bueno como el del pasado martes cuando el mandatario nacional afirmó: “no tiene mucha ciencia gobernar”.

Son tantas las incongruencias y ocurrencias (por decir lo menos) que a un año de distancia, uno puede establecer que, como cuando un vendedor te ofrecen una tarjeta de crédito, solo observas el espejismo de las posibilidades… Pero la realidad es distinta, y se requiere verla con claridad para tomar decisiones, porque no se puede construir una nación fuerte sobre el aire.

Y es que como decía Otto Von Bismarck “nunca se miente tanto como antes de las eleccionesdurante la guerra y después de la cacería”.