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Células madres embrionarias un dilema científico, ético y moral

Por Dr. Jorge Ballesteros

Los avances médicos de los últimos años han puesto en relieve el tema de las células madre y sus usos potenciales para el tratamiento de enfermedades.

Muchos padecimientos que actualmente no cuentan con tratamientos efectivos, han tenido respuestas muy prometedoras e incluso son potencialmente curables mediante el uso de terapias con células madre. Estas células pueden obtenerse de varios tejidos, como por ejemplo el tejido graso y posteriormente ser reintroducidas en el individuo vía intravenosa. Muchos países alrededor del mundo ya están utilizando células madre con resultados efectivos y las investigaciones son cada vez más esperanzadoras.

¿Qué son las células madre?

Las células madre son células no especializadas o indiferenciadas que sirven como progenitoras de tipos celulares más diferenciados. Se caracterizan por su capacidad ilimitada para dividirse, autorrenovarse y diferenciarse en otros tipos celulares: células del corazón, hígado, riñón, neuronas, músculo, etc. Las células madre no poseen los rasgos particulares que caracterizan un tipo celular definido, pues su misión es únicamente dividirse y serán las células hijas las que se especialicen al diferenciarse, es decir que funcionan como un sistema para reparar, restablecer, reemplazar y regenerar las células de cualquier tipo de tejido del cuerpo que se encuentren enfermas, envejecidas o deterioradas; lo cual podría utilizarse para el tratamiento de muchas afecciones y enfermedades.

En los animales superiores, las células madre pueden ser embrionarias y somáticas o adultas, según su estado evolutivo. En la actualidad se mantiene una extraordinaria polémica sobre qué células madre utilizar: las embrionarias o las adultas, debate en el que se han incluido aspectos científicos, éticos, religiosos, sociales y políticos.

Se ha señalado que los beneficios de las células embrionarias se han exagerado y que en su lugar podrían utilizarse células madre adultas, con las que no existen restricciones éticas.

Desde el punto de vista ético, se ha argumentado que el uso de las células madre embrionarias humanas implica la destrucción de embriones y se ha considerado que la vida comienza en el mismo momento de la unión del espermatozoide con el óvulo. Lo que equivaldría a la destrucción de una vida humana, algo no justificable.

La búsqueda de una cura a enfermedades tan terribles como la enfermedad de Huntington es una de las tareas más nobles que se puede realizar. Sin embargo, el uso de embriones humanos en esas investigaciones científicas, plantea un dilema ético importante, pues “ningún fin, aunque en sí mismo sea noble, como la posibilidad de una utilidad para la ciencia, para otros seres humanos o para la sociedad, puede justificar la destrucción de embriones humanos”.

Algunas líneas de investigación, de hecho, utilizan embriones humanos provocando inevitablemente su destrucción.

¿Aliviar el sufrimiento o respetar la vida?

La investigación con células madre embrionarias plantea un dilema moral. Nos obliga a escoger entre dos principios morales: El deber de prevenir o aliviar el sufrimiento y el deber de respetar el valor de la vida humana

En el caso de la investigación con células madre embrionarias, es imposible respetar ambos principios morales. Para obtener células madre embrionarias, el embrión temprano tiene que ser destruido. Esto significa destruir una vida humana. Pero la investigación con células madre embrionarias podría llevar al descubrimiento de nuevos tratamientos médicos que aliviarían el sufrimiento de mucha gente.

Entonces, ¿qué principio moral debiera ser más importante en esta situación? La respuesta reside en ¿Cómo vemos al embrión? ¿Tiene el estatus de una persona?

Se es persona desde la concepción: La ciencia nos enseña que, tras la fusión de los gametos, comienza a operar como unidad una nueva célula humana, el cigoto, dotada de una nueva y exclusiva estructura informacional (el genoma), que constituye la base de su desarrollo posterior.

Hay una presencia humana desde el principio: Las conclusiones de la ciencia sobre el embrión humano ofrecen una indicación para poder reconocer racionalmente una presencia personal, desde este primer surgir de la vida humana.

La persona humana: El concepto de persona afirma en primer lugar al sujeto (la subsistencia) individual de la naturaleza racional, siempre un hombre, un sujeto humano singular. Expresa asimismo el ser único e irrepetible, incomunicable, del individuo humano; es decir expresa su dignidad singular y eminente, pues cada persona es única e irrepetible.

Reconocimiento del embrión como persona la verdad del estatuto del embrión humano atendiendo a la perspectiva biológica y científica, es que es un individuo humano y por tanto una persona humana. Este estatuto es propio del embrión desde su momento inicial, o sea desde la fecundación. Debe reconocérsele pues en todo momento la dignidad y el valor de un ser humano personal.

Células madre adultas: la alternativa

¿Son las células madre embrionarias humanas el único camino para la medicina regenerativa y reparadora? Rotundamente no. La utilización de células madre adultas, sobre cuya plasticidad y posibilidades clínicas abundan recientes y espectaculares hallazgos, que las presentan como un material óptimo para tal fin.

Pueden ser usadas para crear otros tipos de tejidos humanos. Su disponibilidad es variada. Están más especializadas que las embrionarias, por lo que inducirlas es más sencillo. No generan conflictos en el sistema inmune de la persona, debido a que los  recipientes donde están contenidas no experimentan rechazo inmunológico alguno y no plantean ningún dilema moral ya que no causan la destrucción del embrión, ni su utilización.

Las células madre adultas o células madre somáticas existen en todo el cuerpo después del desarrollo embrionario y se encuentran dentro de los diferentes tipos de tejido. Estas células madre se encuentran en tejidos como el cerebro, la médula ósea, la sangre, los vasos sanguíneos, músculos, la piel y el hígado.

Las células madre adultas permanecen en un estado de reposo en el que no se dividen durante años hasta que se finalmente se activan por una enfermedad o una lesión de los tejidos.

Las células madre adultas pueden dividirse o auto-renovarse indefinidamente, lo que les permite generar una amplia gama de tipos de células del órgano de origen, o incluso regenerar el órgano original completo. En general se cree que las células madre adultas están limitadas en su capacidad de regenerarse en función a su tejido de origen. No obstante, hay ciertas evidencias que sugieren que se pueden dividir hasta convertirse en otros tipos de células.

Células madre sanguíneas, la más utilizada

Se cree que una célula madre adulta es una célula indiferenciada que se encuentra entre las células diferenciadas en un tejido u órgano que puede renovarse y pueden diferenciarse para producir todos o algunos de los principales tipos de células especializadas del tejido u órgano. Las principales funciones de las células madre adultas en un organismo vivo son mantener y reparar el tejido en el que se encuentran. Los científicos también usan el término de células madre somáticas.

“Parapléjico logra caminar gracias a tratamiento con células madre adultas

La Universidad Católica de Valencia (España)”, así informaron de un nuevo avance científico que vuelve a demostrar que la medicina y la ética no están reñidas: un paciente que tenía parálisis ha caminado después de ser tratado con células madre adultas.

Las primeras células madre que se utilizaron y continúan siendo las más utilizadas en la práctica clínica, son las células madre sanguíneas, formadores de sangre o hematopoyéticas. Las fuentes actuales más importantes de las células madre sanguíneas son la médula ósea, la sangre periférica y el cordón umbilical. La sangre de cordón umbilical es la fuente más común de células para los niños, mientas que la médula ósea es la fuente más común para los adultos.

Las células madre de la sangre del cordón umbilical se utilizan como alternativa al trasplante de médula ósea, siendo efectivas para el tratamiento de más de 84 enfermedades, como leucemias, linfomas, algunas formas de anemia e inmunodeficiencias, por mencionar algunas. A nivel mundial, se han realizado más de 30 mil trasplantes de células madre.

Las ventajas y beneficios de conservar las células madre serán cada vez mayores, conforme avancen las investigaciones médicas alrededor del mundo. Actualmente, se desarrollan estudios de medicina regenerativa y terapia celular para esclerosis múltiple, diabetes, Parkinson, Alzheimer y lupus, solo por mencionar algunas.