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Critiqué la liana, no el mono

Puede que el próximo rector, como el actual, el anterior y el anterior al anterior sean unas chuchas cuereras en lo que gusten y manden, pero llegaron por la vía de la imposición y no por méritos propios

Por Feliciano J. Espriella

En nuestra edición anterior critiqué el método de la elección del rector de la Universidad de Sonora, la situación que se aprecia en los egresados de dicha institución y, sobre todo, el hecho de que evidentemente la conducción de nuestra Alma Mater la ha llevado desde hace 24 años por un grupo de académicos a los que se les conoce como los “Químicos”.

Esto lo conoce y lo sabe todo el mundo. No es ninguna novedad. En México tenemos un largo bagaje de experiencia en las desastrosas consecuencias del anquilosamiento en el poder por un grupo o una persona. Don Porfirio Díaz y el PRI son claros ejemplos de cómo con el transcurso del tiempo se va deteriorando y corrompiendo el ejercicio del poder, por más bien que hubiera empezado.

También, como acostumbro cada semana, la  nota la publiqué en mi Fanpage “Olor A Dinero”. Tuvo bastante tráfico, muy buena cantidad de likes, fue compartida en más de 30 ocasiones y propició algunos comentarios, varios de ellos en apoyo al rector designado (yo no lo calificaré de electo), Enrique Velázquez, de quien se expresan en muy buenos términos. Alguno de ellos también un tanto agresivo y ofensivo.

Muchos de los comentarios conceptúan a Velázquez como académico exitoso y de gran trayectoria como investigador. No lo dudo pero tampoco tengo porque aceptarlo como dogma de fe.

Quiero hace sólo una aclaración. En la nota de referencia en ningún momento se cuestiona la capacidad, trayectoria o méritos del próximo rector. A lo único que se hace alusión es al método por el que fue impuesto, al igual que sus dos antecesores, de quienes también en su momento se argumentó la excelencia de su trayectoria, capacidad y méritos académicos. Sin embargo, en todos los casos los resultados al final de sus gestiones fueron considerados como mediocres.

Institución laureada con frutos pobres

El problema es que muchos ven el bosque pero no los árboles. De alguna manera los rectores en sus períodos se las arreglan para conseguir lauros y pendones, que de ninguna manera corresponden a los frutos que están produciendo.

La realidad es que los jóvenes egresados de la Unison pasan las de Caín una vez que terminan sus estudios. Más de la mitad no consiguen empleo en el primer año de egresados y la mayoría de afortunados que logran colocarse, lo hacen en posiciones de niveles muy modestos y consecuentemente con salarios bajos.

Son más valorados los egresados de algunos tecnológicos públicos, ya no se diga de las instituciones de educación superior particulares. Ese es el grave problema de la Unison. Está generando jóvenes frustrados que además en el futuro aportarán muy poco para un desarrollo fuerte y sostenido de la entidad.

Los gobernantes impuestos responden a quienes le deben el puesto

Puede que el próximo rector, como el actual, el anterior y el anterior al anterior sean unas chuchas cuereras en lo que gusten y manden, pero llegaron por la vía de la imposición y no por méritos propios (los tuvieran o no), y como suele suceder en todo el mundo, quien es impuesto en algún cargo, responde antes que nada, a los intereses de quienes lo encumbraron.

Yo empezaré a creer en Enrique Velázquez cuando vea que toma la iniciativa para intentar promover la reforma a la Ley que regula el funcionamiento de la Unison, para qué, entre muchas otras cosas que requieren componerse, se cambie el método de elección del rector por alguno que impida que se vayan pasando de mano en mano el timón.

Se legitimiza con acciones no con periodicazos

Sin embargo, dados los primeros pasos del nuevo rector impuesto, dudo que tenga la menor intención de cambiar el rumbo y el destino de la institución. Lo más probable es que siga los pasos de sus antecesores y los primero cuatro años se los pase accionando para amarrar su reelección. Los siguientes cuatro los dedicará a asegurarse que su sucesor sea alguien de la misma manada.

Igualito que los gobernantes que durante setenta años se apoderaron del control político de nuestro país. Cada seis años se cambiaba de manos pero no de mañas.

Enrique Velázquez necesita legitimarse. Llegó muy cuestionado, a pesar del amplio margen de la votación a su favor frente a sus adversarios.

Pero debe de entender que la mejor manera de legitimarse es con acciones y no mediáticamente como al parecer pretende hacerlo, o de qué otra manera puede interpretarse la entrevista de una plana que publicó el pasado martes el periódico Expreso.

Una publicación de esa naturaleza puede tener un costo de seis cifras ¿Quién la pagaría? Quién haya sido, no huele nada bien que se recurra a la estrategia mediática para justificar lo que sólo se puede demostrar con acciones. No se puede tapar el sol con un dedo.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.