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El dictador Nicolás maduro es un pelele de Cuba

Por Dr. Jorge Ballesteros

El secretario estadunidense de Estado, Mike Pompeo, afirmó en Washington el 7 de febrero, que Cuba controla a Venezuela. Aseguró que el caos en la Venezuela socialista continúa porque el régimen de Nicolás Maduro es protegido por Cuba, que administra al país de manera activa y efectiva.

Para el secretario estadunidense «los cubanos invadieron Venezuela, controlan el aparato de seguridad, protegen a Maduro y destruyen el modo de vida del pueblo venezolano desde hace mucho tiempo».

Por otra parte, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro, afirma que agentes cubanos se infiltraron en Venezuela. No existe la menor duda de que los servicios de inteligencia y otras ramas militares de Cuba controlan totalmente a Venezuela.

Este control cubano empieza por el palacio de gobierno, Miraflores, donde el jefe de la mesa situacional es el general cubano Herminio Hernández Rodríguez. Desde ahí, los militares cubanos controlan el servicio de inteligencia venezolano, conocido como SEBIN, comandados por el mayor general del Ministerio del Interior de Cuba, Hugo Carvajal Berrios, quien también recibe instrucciones desde Cuba del Ministro del Interior Vice-Almirante, Julio César Gandarilla.

Agentes de la Contra Inteligencia Militar de Cuba (CIM) controlan instalaciones militares en el Ministerio de Defensa, en el Estado Mayor y, además, están ubicados en los altos mandos de la Guardia Nacional, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina venezolana. Además, existen unos 3,700 agentes del Departamento de la Seguridad del Estado de Cuba, de los cuales 150 están asignados a la seguridad personal del dictador Maduro.

Añádase el hecho de que, a modo de guardia pretoriana de la dictadura, en la principal base militar de Caracas, el Fuerte Tiuna, está acantonado un destacamento de 4,500 soldados cubanos distribuidos en 9 batallones.

Esto, en adición a otras tropas cubanas localizadas en distintos puntos estratégicos a lo largo y ancho de Venezuela. El estimado de efectivos del ejército cubano es de 20,000 soldados, a lo cual hay que sumar una potencial reserva disfrazada de “técnicos” en las distintas ramas (deportistas, ingenieros, médicos, etc.), quienes están disponibles para en caso de necesidad ser llamados al servicio activo; este número se estima en unos 60,000 efectivos, aunque hay quienes estiman que la cifra llega a 100,000.

El armamento, además del existente de fabricación occidental heredado de los tiempos de la república democrática, está siendo proporcionado por Rusia, China e Irán.

La presencia de los militares cubanos en Venezuela no es una mera alianza defensiva entre dos países, se trata de una invasión militar, abarca la intromisión directa en los mandos de las Fuerzas Armadas venezolanas y en organismos claves del gobierno de ese país y se ha llegado a este estado de cosas gracias a la traición del dictador Nicolás Maduro.

Nos preguntábamos por que los generales venezolanos seguían apoyando a Maduro, si su caída es inminente, es por miedo simplemente, temen por su vida, ya que son vigilados estrechamente por los servicio de inteligencia cubanos, los cuales no los dejan defeccionar.

Está claro que  Nicolás Maduro es sólo un títere manejado por La Habana. Por eso lo eligieron Fidel y Raúl Castro. Su debilidad es su mayor atractivo. No tiene formación militar, los comunistas venezolanos piensan que es un improvisado. Todo lo que sabe de marxismo lo aprendió en un cursillo apresurado impartido en la Escuela de cuadros del PC “Ñico López” de Cuba. Sus idioteces esotéricas —hablaba con los pajaritos, veía la imagen de Chávez en las paredes— lo desacreditaron totalmente. Para sus amos eso resulta conveniente.

López Obrador, no le va a la zaga a Maduro, con sus tonterías de pedir permiso a la madre tierra para la construcción del tren maya, o el ridículo que hizo, con el rito de purificación de los brujos indígenas o chamanes al que se sometió de rodillas, para que hubiera armonía cósmica. Un gobernante así, ignorante y de tan pocas luces, lo hacen ideal para ser manipulado por la inteligencia cubana.

Atentos a los comentarios, y las lamentaciones, de la prensa oficialista cubana en el sentido de que a AMLO no le alcanzarían sus seis años de gobierno para realizar todo lo que la izquierda Castro-chavista espera de él. ¡Más claro ni el agua!, esperan que se implante una dictadura en México al estilo cubano y venezolano.

El nuevo objetivo del castrismo es México. Recordemos que en 2001, en el gobierno del estado de Michoacán, presidido por Lázaro Cárdenas Batel, nieto del ex presidente de igual nombre e hijo del sempiterno y frustrado aspirante a la primera magistratura de México, Cuauhtémoc Cárdenas, más de 400 funcionarios cubanos asesoraron al gobierno michoacano, además de que medio centenar de maestros de la isla viajaron a ese estado para implantar un programa de alfabetización hecho a la medida de la orientación ideológicos del régimen comunista de Cuba.

Desde 1990 y 1998 Cárdenas Batel participó como delegado del PRD al Foro de Sao Paulo.

El Foro de Sao Paulo, fue convocado por el partido de los trabajadores (PT) de Brasil y el Partido Comunista de Cuba, con el fin de redefinir los objetivos y la actividad de la izquierda, luego de la caída del Muro de Berlín y el derrumbe del comunismo en la ex Unión Soviética. Aquí se armó el llamado Socialismo del siglo XXI o populismo de izquierda y la ideología de género con el Marxismo Cultural, como herramientas para la dominación de los pueblos. Morena pertenece al Foro de Sao Paulo.

Curiosamente, el señor Cárdenas Batel figura como uno de los principales asesores de Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto que semejante oportunidad no va a ser desaprovechada por los dirigentes castristas, México por su riqueza petrolera, y su cercanía con EE.UU., es un fruto codiciado por la dictadura cubana.

Morena, el partido gobernante de López Obrador está siguiendo las directivas del Foro de Sao Paulo punto por punto, pero lo hace de una forma acelerada, quiere llevar a México a una dictadura como la de Venezuela, en lo económico, en lo político, en los cambios constitucionales, en las leyes, en las iniciativas de sus diputados, en la corrupción, en la criminalidad, en el control militar, etc. En dos meses de gobierno hemos visto cambios que llevaron varios años a las dictaduras de Chávez o de Maduro para implantarlas.

¿Por qué de esta prisa? ¿De qué tiene miedo nuestra gerontocracia gobernante?, ¿Piensan que no les van a alcanzar los 6 años? ¿O de que los cambios geopolíticos  que se están dando en la región, con un giro a la derecha, no se los van a permitir?