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El Keynes incompleto y falta de brújula en la 4T

El presidente sufre un problema de definiciones. Confunde el concepto “crecimiento” con “desarrollo” y exhibe ignorancia, nuevamente

Por Manuel Gutiérrez

John Maynard Keynes, es el autor más citado en las economías modernas a la hora de intervenir el gobierno en ellas. Al acelerar el gasto público, gastar en despilfarros en decisiones nulas de productividad, caso de las mega obras del trópico, y endeudarse con ese fin, todos se escudan en que lo dijo Keynes, pero si se suma navegar sin brújula de intelectos por ahorros, esto ya es una tormenta perfecta.

Pero este autor señaló también que “el momento de aplicar la austeridad es cuando la economía está en auge, no en recesión”. Defendía que el sector público invierta en la economía cuando no lo hace el sector privado —en México ninguno de los dos está invirtiendo, uno para financiar proyectos criticados para Pemex y Trenes fantásticos— el otro, el privado porque ha visto que en este sexenio, la palabra presidencial, —aún ante notario público— vale lo que el humo y es tan inconstante como el viento.

Keynes decía que en procesos de recesión es cuando el gobierno debe bajar los impuestos, para estimular la economía. Su consejo de tener ahorros cuando los ciclos eran buenos, permitía prepararse para fluctuaciones externas, suplir déficits, corregir errores. Los impuestos y derechos, del gobierno han subido.

El dinero que no se crea por el ahorro, es solamente un motor de la inflación, los aumentos de circulante, crean una aparente dinámica de bienestar, pero solamente en algunos sectores, los mayores. Los pagos finalmente serán para la mayoría, ahí se acaba la fiesta y la música.

La 4T ha tenido como preocupaciones dos temas. Uno es la austeridad, la reducción del aparato gubernamental, para acrecentarlo en el sur del país, menos preparado. El otro es reflejo de la economía, es la inflación que se mueve entre 4 y 5 por ciento de incremento de los precios. Todo sube, incluso la gasolina que se prometió barata. Y Carlos Urzúa, ya no es un freno.

Ciertamente al inicio de la 4T se incrementaron los salarios y se repartieron subsidios, partiendo de la base que esto estimularía el consumo interno, agilizaría la economía, paralizada entre tantos despidos de gente, y se ha decidido navegar sin brújula: Las reducciones de organismos especializados autónomos, en economía, estadística, energía, transparencia, los deja sin información, sin señales racionales, sin los cuáles no sabrán a dónde se dirigen, ni por dónde se están hundiendo. Hay una fobia contra la gente con preparación, a no ser incondicional, lo que anula su talento.

Ese dinero se destinará a los pobres, argumento con que en el evangelio se fastidió a Cristo, cuando lo ungieron con perfumes carísimos. Judas era populista y pensó que eso estaba mejor con los pobres, nada nuevo. La respuesta fue, el culto a Dios no admite regateos, cuando estaba y siguió estando entre nosotros, en forma sacramental. Pero el argumento sigue siendo escudo y pretexto de una economía colectivista que aspira a la igualdad bajo una élite, no a la libertad.

La nueva víctima es el Consejo Nacional de Evaluación, que en más de una década se distinguió (CENEVAL) por ofrecer cifras confiables, desagradables incluso a los gobiernos —rubros de pobreza, educación, y salud— y mantener una calidad que es innecesaria para AMLO que todo se lo deja al INEGI. CENEVAL se defendió del clásico ataque el caudillo “salían muy caros” con resultados y productividad. El demagogo no pudo mancharlos, como acostumbra.

A mayor disposición de información, mejores comparativos, más certeras proyecciones o diagnósticos de los problemas, pero esto parece innecesario al gobierno. Por ejemplo, INEGI maneja información macroeconómica, estadística nacional. Pero organismos como el CENEVAL podrán aportar datos de correlaciones entre el desempleo y las variaciones de los salarios y la tasa de paro o desempleo por ejemplo. Saber si sus cifras se generan en productividad.

Ese estudio sería especial, hacerlo, cuesta. Y de alta calidad, más y con énfasis en su tamaño, campo, profundidad y variables. Pero no lo sabrá sin especialistas que se lo digan, ya los corrió. AMLO es omnisciente, no les hace caso, no necesita saber datos especializados, no los reconoce, no los sabe usar.

Con la inflación el Estado puede hacerse la ilusión de bonanza, y los bancos por la acumulación mayor de cifras, sumados a la ilusión de dar mayores rendimientos, lo que sube la bolsa, pero no es otra cosa que el efecto de la inflación. Es la temida burbuja, que no figura en los textos de economía, pero que ocurre con frecuencia. Con este panorama la inversión real se desploma, y el desempleo crece. (Lo que ya ocurrió JP Morgan, señala 27.7.19 que el crecimiento será no 0.2 sino de MENOS CERO -0.5, ASOMBROSO).

Estos factores son los que ha jugado la 4T. Cancela el gasto público, casi un 20 por ciento de lo necesario para mantener el crecimiento nacional, a la vez que coloca más gente en la calle. Como remedio se reparten subsidios, lo que finalmente creará inflación, porque esos recursos son para el consumo, no para capitalizar, ni para emplear. Son usos políticos, clientelares.

Keynes es leído en la 4T cuando en broma sugirió que para crecer los empleos, podrían poner a la gente a hacer zanjas en la tierra, y pagarles por rellenarlas. La lectura se tomó al pie de la letra, con la idea de los caminos de mano de obra. En una lluvia, se van DINERO TIRADO.

La solución en México, está revisar la escuela austriaca, con Friedman y Hayek (Premios Nobel 1976-1974) y el mismo Keynes, bien interpretado, con el rescate de la libertad individual, de la aplicación del ahorro, del trabajo y la búsqueda de la productividad. No de subsidios colectivistas.

Los desarrollos industriales, se han fincado en organismos paraestatales que no habían tenido creación de los mismos en 40 años. Construirán a prueba y error, se abren como los métodos para hacer refinerías, aeropuertos, ferrocarriles, arranca Dos Bocas, contra toda advertencia.

El Sector Público en tanto desatiende a millones en la atención a la Salud, por no tomar decisiones adecuadas ante los proveedores. Ni que decir si el Estado se mete a proveedor farmacéutico. Salvo que la aspirina lo cure todo.

El keynesianismo trunco, incompleto que se aplica actualmente en México, —probablemente los maestros del CNTE lo desconozcan a Keynes, y crean sea banda de rock— no nos está entregando seguridad. Tampoco prosperidad, dado que no tenemos crecimiento y baja de empleo.

El presidente sufre un problema de definiciones. Confunde el concepto “crecimiento” con “desarrollo” y exhibe ignorancia, nuevamente. Lo entiende como derivaciones de la economía para favorecer sectores de la sociedad, con dinero gratuito —tomado de la riqueza nacional, de todos— en una distribución injusta gravando al que trabaja, sin generar beneficios, solo despilfarro. Eso lo prefiere al “crecimiento” real ahora bajo cero; por el clientelismo a favor de Morena.

Una maestra jubilada entre amargas quejas me platicó en la eterna espera de la atención en una clínica pública, que su jugosa pensión le era insuficiente. Entre repartir dádivas entre sobrinos en desgracia, sin empleo y sin buscarlo, hija madre soltera, aplicaba sólidamente su recurso en botox. Y deudas de tarjetas y préstamos de todos colores. Y su nueva idea era la aplicarse células madre. Hijos profesionistas, añadían recursos a la maestra, con aportaciones que exigía de manera constante —lo hizo con su iphone en mi presencia— quejándose que ya no tenía dinero para lo esencial, un chantaje sentimental.

Uñas, belleza, tratamientos epidérmicos, que sin duda no operaban milagro alguno, al ver su semblante, me hicieron pensar en qué diría Keynes de la forma de invertir el dinero público… con derecho a su pensión, sumada a la del Peje por tercera edad, y los aportes de sus hijos, pero no percibo que su gasto generará alguna recuperación en el empleo. Por eso el humano es variable impredecible. Cultura para administrar el dinero, simplemente no la tiene ni el presidente.

El dinero regalado escurre como agua al caño. Pensemos en 23 millones de personas, tercera edad, discípulos adoctrinados, jóvenes, toda la gama con dinero directo. En tanto dejamos sin facilidades de preparación a estudiantes avanzados, sin acceso factible a posgrados, ya inalcanzables, a convertirse en especialistas en sus campos. La Ciencia y Tecnología, no la comprende el presidente, no la considera útil.

Es una lectura incompleta y perversa de Keynes. La Educación se ha devaluado, y sus accesos superiores se bloquearon en la 4T. Los ancianos millonarios que forman su gabinete, se someten al arbitrio del caudillo, y omiten usar sus conocimientos, para seguir en gracia. Ellos nada pierden, millonarios, algunos comprobados con bienes en el extranjero,

Lástima que el presidente AMLO ya no tendrá organismos autónomos especializados para que le contesten en forma precisa. Porque está manejando la economía con decisiones prejuiciosas, anticuadas, sin conocimiento de que la ciencia tiene que ver en cuantos pesos edita el Banco de México, por cada mexicano vivo, independientemente de la edad, y a cuánto asciende su fondo de respaldo. Y que plan B tendrá cuando sus megaproyectos fracasen. Porque están pésimamente planeados, adversamente cimentados en errores. Venezuela ya usa chamanes para sus planificaciones, Catemaco está esperando el llamado.