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El retrato: Un arte que se desvanece

Por Mario Fernández

Chicas, grandes, a color o blanco y negro, las fotografías han estado en nuestra vida desde 1824, cuando Joseph Nicéphore Niépce quien fuese un joven químico, que en conjunto con un motor para barco creara el primer proceso fotográfico de la historia.

Todos recordamos algún momento en el que nuestros padres compraban rollos fotográficos para mantener vivos ciertos recuerdos en fotografías, las cuales eran reveladas en los laboratorios fotográficos. Cada día es menos común la visita de personas a los establecimientos fotográficos, pues hay más facilidad para la impresión que incluso ya puede ser desde casa pues con el avance de la tecnología, es más fácil mantener vivos esos recuerdos pero ¿qué sucedió con los laboratorios fotográficos?

El señor Carlos Gutiérrez es dueño de un estudio fotográfico desde hace más de 10 años ubicado en la colonia centro, por la calle Juárez contra esquina con la clínica Noroeste.

Su comienzo fue cuando por invitación de un tío comenzó a laborar en laboratorios fotográficos en Sinaloa, donde él abrió dos pequeños laboratorios años después de aprender a revelar fotografías, pero al enamorarse de una hermosillense comenzó a radicar aquí, en la ciudad del sol.

“Con anterioridad, el revelado de fotos fue considerado un arte, las personas que manejaban los materiales fotográficos se les admiraba demasiado; actualmente somos tomados como anticuados”, reflexionó Carlos mientras nos recibía en su despacho.

Un arte al filo de la extinción

Los cuestionamientos al fotógrafo, le hacen recordar.

“Tiempo atrás para elegir una fotografía, tenías que llenar el rollo fotográfico, llevar a revelado las fotos y elegir las mejores, ahí era cuando se veía la mayor cantidad de ingresos, puesto que normalmente por persona nos traía de cinco a siete rollos; pero por ahora las personas prefieren evitar la fatiga de ir hasta el lugar de revelado y prefieren seleccionarlas e imprimirlas en casa en una calidad menor pero que para ellos es más fácil”.

Es normal que al aumentar la producción de cámaras digitales, impresoras a color o estaciones automáticas de impresión de fotos disminuyera la utilidad de los laboratorios fotográficos, sin embargo hay ciertos establecimientos gubernamentales y escolares en donde piden estrictamente que las fotografías solicitadas sean de laboratorio y ello es parte de lo que aun los mantiene vivos.

Confiesa que no vieron venir el vertiginoso avance tecnológico en el mundo de las fotos y el golpe que podría significar a su economía.

“El momento en que la innovación tecnológica, en especial la de fotografía empezó a venderse más en los mercados no pensé que sería tan rápido y notable los malos tiempos que se vendrían”.

Pixeles contra papel

Carlos volteando al recibidor de su estudio, y con un poco de nostalgia platica que al principio eran pocos los clientes que solían faltar pero con el tiempo ya más bien eran pocos los clientes que cruzaban la puerta.

“La gente ya prefería que las fotos que tomasen en sus nuevos aparatos fueran guardadas en memorias o CD´s que en lugar de ser impresas”, menciona de una manera decepcionada el señor Carlos.

A pesar de que el mercado del revelado fotográfico ya no presenta tanta demanda, afirma que siguen presentándose clientes quienes a pesar de toda la avalancha de innovaciones tecnológicas prefieren mantener físicamente sus recuerdos puesto que la duración es más prolongada.

Acepta que el reto sigue siendo permanecer en el mercado y a la vez buscar alternativas.

“Es verdad que ya somos pocas las personas que trabajamos en este ámbito pero  aun así no le temo al avance tecnológico y espero pronto encontrar una manera de ponerme al alcance de los otros medios para así perdurar aun mas porque al menos el mercado de la fotografía tiene muchos años más para explotar”.

A pesar de ser uno de los pocos lugares que aun realizan este tipo de trabajos en Hermosillo, con toda seguridad y esa pasión de quien ve su vida en el oficio, Carlos lo dice sin miedos: “las puertas las mantendrán abiertas por mucho, mucho más tiempo”.