Vórtice

Eutanasia y reducción de la población

Por Dr. Jorge Ballesteros

En estos últimos años y bajo el pretexto del cambio climático se ha vuelto a extender, con gran acogida entre las élites políticas y culturales, la idea de que en la Tierra viven demasiadas personas y que la reducción de la población es necesaria para salvar el planeta.

Esta corriente ideológica que surgió en el siglo XVIII y que a pesar de sus errores repetidos una y otra vez sigue todavía hoy vigente y ganando espacio. Personas de relevancia mundial como Bill Gates llevan décadas defendiendo estas teorías e intentando ponerlas en práctica.

Thomas Malthus, padre de esta teoría que siglos después y pese a haber sido refutada sigue ganando adeptos. La idea de que una población humana más pequeña es necesaria por motivos medioambientales ha sido popular desde que el economista Thomas Malthus publicara en 1798 su Ensayo sobre el principio de población.

En él argumentaba que cada parcela de tierra sólo podía producir una cantidad limitada de productos. Malthus supuso que si el crecimiento de la población continuaba sin una reducción drástica la gran mayoría de la humanidad inevitablemente moriría de hambre un siglo después de la publicación de su obra.

De hecho, a lo largo del siglo XIX, las predicciones de Malthus fueron refutadas de manera concluyente por las reducciones generalizadas tanto en la pobreza como en los precios de los alimentos a medida que la población continuaba aumentando. Sin embargo, en las décadas de 1960 y 1970, cuando la población mundial era aproximadamente la mitad de lo que es hoy, las ideas maltusianas volvieron a cobrar importancia mundial.

El biólogo de Stanford, Paul Ehrlich, se convirtió en una celebridad al alertar sobre el crecimiento de la población. Su libro de 1968, “The Population Bomb”, se convirtió en un éxito de ventas y obtuvo un gran altavoz en los medios de comunicación en los que afirmaba que no solo los alimentos, sino prácticamente todos los suministros de recursos naturales estaban al borde del colapso.

Sus predicciones incluían la muerte por inanición de cientos de millones antes de finales de la década de 1970 (incluidos 65 millones de estadounidenses), la ruina esencial de la India en su totalidad e incluso la inexistencia de Inglaterra para el año 2000. Pero quizás su pronóstico más llamativo, hecho en 1970, fue que “el colapso total de la capacidad del planeta para sostener a la humanidad” llegaría en 1985.

Otro caso muy llamativo y que con el tiempo se ha convertido en un gran engaño fue la novela antinatalista de Harry Harrison de 1966 Hagan sitio, hagan sitio, que sirvió de base para la película “Soylent Green” de 1973, donde presentaban un mundo horrendo para el año 1999, por culpa de la alta natalidad principalmente de los católicos.

El Cambio Climático

Décadas después, ya en nuestros días, la ideología maltusiana se ha disfrazado principalmente de “Cambio climático”. Y por ello activistas, supuestos expertos y hasta medios de comunicación abogan por familias con menos hijos, como si actualmente hubiera muchos, o directamente por evitar la concepción.

En 2017, El País y otros grandes periódicos publicaban un reportaje que titulaban: “Ten menos hijos si quieres luchar contra el cambio climático”.

Zimet recoge una investigación del economista Max Roser de la Universidad de Oxford, que dice que la ingesta global de calorías per cápita aumentó casi todos los años durante el período sobre el que Ehrlich hizo sus predicciones. Los datos muestran que entre 1961 y 2013, la ingesta de calorías per cápita aumentó de 2.196 kcal a 2.884 kcal, incluso cuando la población mundial casi se duplicó.

Sólo algunos ejemplos de avances científicos y en el cultivo desmontan estas teorías. Norman E. Borlaug fue un científico estadounidense de plantas cuya producción de cultivos de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades le llevó a que le tildasen de responsable de la Revolución Verde.

Pero la innovación de Borlaug fue solo una de una larga tendencia de mejoras en la tecnología agrícola. A principios de ese siglo, en 1909-1910 se inventó el proceso Haber-Bosch por el cual Haber y Bosch obtuvieron un premio Nobel de Química. Su proceso facilitó la creación de fertilizantes sintéticos, lo que revolucionó las capacidades de los agricultores de todo el mundo y permitió alimentar a una población mucho mayor con la misma cantidad de tierras agrícolas.

A lo largo del siglo XIX, la industrialización también mejoró considerablemente la eficiencia de las tierras de cultivos. Peter Kropotkin en su obra publicada en 1892 La conquista del pan hablaba del impacto revolucionario que los invernaderos estaban teniendo en la agricultura: “Y, sin embargo, los hortelanos de París y Rouen trabajan tres veces más duro para obtener los mismos resultados que sus compañeros de trabajo en Guernsey o en Inglaterra”.

Las predicciones catastrofistas del futuro nunca tienen en cuenta las posibles variables futuras, ni los avances que se pueden conseguir. Por eso siempre yerran.

El movimiento eugenésico

El movimiento de la eugenesia se inició en el siglo XIX con un trasfondo oscuro. Se ha camuflado a lo largo del tiempo de diversas formas, usando la ciencia y la tecnología con fines y métodos no éticos y destructivos, manejado por grupos de poder o conocidos como élites, quienes lo han estado manipulando para solucionar lo que consideran el problema de la superpoblación y cambiar la raza humana.

Planificación familiar, control de la población, sustentabilidad, ingeniería genética, bioingeniería, biología molecular, bioética son los nuevos términos que escuchamos a diario y que suenan muy impactantes para la gente, pero en realidad son eufemismos relacionados con la eugenesia.

Al revisar los registros, no parece casual que todos los eugenesistas y quienes la promueven estén relacionados entre sí, pertenecen a castas secretas y élites específicas, gozan de gran reputación mundial, incluso reciben galardones y hasta premios Nobel, y concentran grandes capitales, fortunas. Nombres que siempre aparecen relacionados con la búsqueda de un orden mundial mediante la implementación de diversas estrategias a su alcance para crear masas serviles, ovejas obedientes, sin pensamiento independiente.

La eugenesia es una disciplina que busca aplicar las leyes biológicas de la herencia para mejorar y perfeccionar la especie humana. Esta filosofía social defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos.​

Personas sin enfermedades, sin malformaciones, mejoradas, más inteligentes. En la superficie suena muy bien, pero la realidad no es así de simple y buena, sino todo lo contrario.

Como veremos a continuación, los mejores genetistas fueron lo suficientemente valientes, o quizás descarados, como para admitir abiertamente que su objetivo real no era mejorar la herencia, sino crear una distancia mayor entre las clases para poder dominar a las masas y reducir la población mundial.

Sir Francis Galton acuñó el término eugenesia, influenciado por la teoría de su primo Charles Darwin en 1883. Según el español Álvaro Girón Sierra, historiador de la ciencia e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Barcelona, detrás de las motivaciones de Francis Galton gravitaba un tema fundamental: la percepción, relativamente generalizada, de que, en el estado de civilización, los débiles e inadaptados estaban al abrigo de la selección natural, pero se reproducían de manera tan abundante que sobrepasaban en gran número a los más aptos física y mentalmente.

Entonces Galton consideró que se hacía necesaria una forma de ‘selección artificial’ porque la selección natural había dejado de tener efecto. Así fue como empezó a promover diversas prácticas, incluyendo la esterilización de ‘débiles o enfermos incurables’.

Esto incluía una diferenciación entre los seres humanos entre fuertes y débiles. ¿Pero quién puede decidir quién debe sobrevivir y quién no?

Esta idea desviada de controlar la herencia o el curso de la naturaleza, se extendió rápidamente en Inglaterra, EE.UU. y en otros países del mundo. Se fue infiltrando en las esferas de intelectuales, círculos de poder y en las universidades, hasta difundirse en medios de comunicación, además de publicarse libros y películas promoviendo la eugenesia.

En los EE.UU., Margaret Sanger fue la fundadora de la Liga Americana para el Control de la Natalidad, hoy conocida como Planned Parenthood. Financiada por la Fundación Rockefeller, Carnagie Institute y la fortuna del magnate de los ferrocarriles, Harriman, condujo a la esterilización de unos 60.000 estadounidenses bajo leyes en 27 estados, al igual que encarcelamiento racial y étnico en la década de 1920.

Dichas políticas de esterilización, muchas veces forzada, apuntaban a afroamericanos, pueblos originarios y familias con antecedentes penales o de enfermedades. Buscaba darle un rostro feliz a la eugenesia y ayudar a los ‘desafortunados’.

En esa época, Julian Huxley desempeñó un papel fundamental en la creación de la UNESCO y como director de dicho organismo. Él afirmó que, como los líderes de la eugenesia habían fundado los movimientos de conservación y del medio ambiente, debían ser el vehículo para la formación de un gobierno mundial.

El escritor Aldous Huxley, primo de J. Huxley director de UNESCO, también anticipaba en su libro “Un mundo feliz” (1926), un nuevo patrón mundial futurista en el cual la gente aceptaría el estado de las cosas, consiguiendo el control total de la población, gente que ame la servidumbre y disfrute el estado de las cosas impuestas. Un modelo que combinaría los conocidos métodos de terror con métodos de aceptación. ¿Era solo ficción o sabía lo que estaban tramando los líderes de la élite mundial?

Entonces, la élite mundial vio necesaria otra forma de seguir con sus planes de eugenesia, camuflando el término, que ahora era mal visto, por otra forma más atractiva y creativa, de forma que pasara desapercibido.

Biología social

La eugenesia se convirtió en Transhumanismo, eugenesia, aborto, eutanasia y ecologismo: serían las nuevas herramientas en la agenda del nuevo orden mundial para la eliminación de la población que se consideraría inferior según sus conceptos.

De esta forma, sustituyeron los conceptos de eutanasia, higiene racial y Darwinismo social, por los de planificación familiar, control de la población, sustentabilidad, ingeniería genética, bioingeniería, biología molecular, bioética, o cualquier otro nombre impactante y atractivo para que la gente los relacione con avances científicos y tecnológicos y despierte en ellos una falsa esperanza y deseos de una vida mejor.

En agosto de 1973, en un artículo del New York Times, David Rockefeller elogiaba el experimento social de Mao en China. Con la implementación de la política de un solo hijo, China estaba simplemente siguiendo el plan Globalista para el mundo y de la peor forma.

La política estatal fue impactante: altos impuestos, encarcelamiento, esterilización forzada a mujeres, abortos forzados y la exacerbación de la problemática social: incluyendo tráfico humano y hasta fomentando selección de género (los niños eran preferidos por sobre las niñas). Las consecuencias fueron y son irreversibles.

¿Cómo piensan reducir la población hoy para el nuevo orden mundial?

¿Por qué el 17 de octubre de 2006 la BBC News publicó un artículo sobre una teoría de evolución diciendo que la raza humana se dividiría en “dos especies”? Aunque se refiere a un escenario lejano, el artículo afirma que: “Los descendientes de la clase alta serían genéticamente altos, delgados, sanos, atractivos, inteligentes y creativos, y estarían muy lejos de los humanos de la “clase baja”, que habrían evolucionado hasta convertirse en criaturas tontas, feas, como duendes en cuclillas”.

Estos eugenistas  afirmaron y afirman, que tienen el derecho de hacer una selección ‘artificial’ de la especie y no esperar o respetar la ‘selección natural’, manipulando y desafiando las leyes de la naturaleza y del Creador, creyéndose los vehículos para la instalación del orden mundial.

Leyendo todo esto, podemos decir que la élite sionista se considera a sí misma como el pueblo elegido de Dios y con el derecho de decidir el futuro del resto de los seres de la tierra.