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La lacra de impuestos excesivos

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico coloca a México como el país más desigual y alerta sobre la losa pesada de los impuestos

Por Héctor Rodríguez Espinoza

El artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que “es obligación de los mexicanos contribuir a los gastos públicos, así de la Federación, como del Distrito Federal o del Estado y Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes.”

Charla de café

En la sala de profesores del departamento de Derecho de la Universidad, deleitándose con la mañanera taza de café, un colega comenta a sus pares su reciente plática familiar:

“—Abuelo, ¿qué es el “iseérre” (ISR)? —fíjense, me preguntó mi nietecita, a la tierna edad de 5 años.

El septuagenario catedrático de Derecho Fiscal nos platicó que, de una mordida, le arrancó poco más de un tercio de su paleta payaso y le dijo:

“—Esto es el “iseérre”, mi amor…”

Otro docente especialista le observa:

“—Pero te faltaron otros impuestos, colega: el ISPT, el ISN, el ISAN, el IEPS, el IVA, el re emplacamiento, el Predial, la Tarjeta de circulación, las aportaciones a Universidades y  las “voluntarias” a la Cruz Roja y a los Bomberos. En nuestra Unison —agrega—: la cuota ordinaria o extra ordinaria sindical, Fondo de ahorro individual, Fondo de pensiones y jubilaciones, Fondo económico de ayuda mutua, Pensiones y jubilaciones ISSSTESON, Servicio médico y seguro de vida ISSSTESON, Gastos médicos mayores, Préstamos corto plazo, Préstamos prendarios e hipotecarios ISTESSSON, Descuentos Caja de ahorro, Librería Universitaria, Internet, Seguro de vida colectivo, Seguro de  gastos médicos mayores empleado, Seguro de gastos médicos mayores dependientes, Fonacot, Vivienda, Boletos de promoción financiera, Deudores diversos, Divorcios pensión alimenticia (en su caso), Varios, …¡Uf!”

Tercia el presidente de su academia:

“—Faltan, en nuestras casas de clase media: el estratosférico recibo de la luz, la mensualidad de seguridad privada, instalación de puertas de seguridad, de rejas en puertas y ventanas, de cercos de alambre de púas o navajas en el cerco perimetral, cuota al vigilante vecinal, croquetas para la mascota, equipo de purificación del agua potable o compra cotidiana de garrafones, renta de cable, renta de teléfono celular…”

“—Total: 15 días —al menos— de cada mes, ¡de enero a junio!, trabajamos exclusivamente para los fiscos federal, estatal y municipal y para proteger nuestras vidas, salud, patrimonio familiar material y consanguíneo, medicamentos ansiolíticos para la ansiedad y el estrés y analgésicos” —hace un recuento el resignado delegado sindical…

“—¡Ah! Les faltan los tres mil pesos que los bancos te congelan de TU cuenta de cheques, so pena de cobrarte una alta comisión ($300.00 tres cientos pesos 00/100 M. N. más IVA y otros cargos bancarios: Blindaje, intereses, comisiones por “x” o por “y”) por concepto de bajo saldo (seguramente «lo jinetea»). Entre SHCP y Bancos nos atenazan…” —les comenta el maestro de Derecho Mercantil y Bancario.

“—Pues sí, más de la mitad de la paleta payaso de mi nieta” —casi solloza el profesor que abrió el tema…

En eso llega, todo encabritado, otro abogado que venía de pagar una multa de $754.00 (Setecientos cincuenta y cuatro pesos 00/100 M. N.) de una infracción por haberse estacionado 10 minutos en la banqueta del Museo y Biblioteca, cuando esa misma mañana habían desvalijado su despacho, sin que ninguna patrulla llegara para averiguar, a pesar de llamarles repetidamente…

—¡Es inconstitucional! —expresó el profesor de Amparo—. Nos leyó: “La Suprema Corte de Justicia de la Nación «extrajo» los criterios sobre la aplicación de multas fijas en materia penal y las extendió a otras ramas del derecho, como la administrativa. Ello, al resolver que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe imponer las sanciones sin analizar las diversas circunstancias de un ilícito. La Corte confirmó la tesis de que las multas fijas en materia administrativa son excesivas, pues no consideran los factores de individualización de sanciones y el grado de culpabilidad de una persona al cometer un delito, debido a que no existe un mínimo y un máximo en la aplicación de la multa. Los ministros determinaron que el alto tribunal «ha establecido en forma reiterada la inconstitucionalidad de las multas fijas, en tesis referidas a materia administrativa», principio que «ha sido extraído de la materia penal y se ha hecho extensivo a otras ramas del derecho». Bajo este criterio, la Corte…consideró que contravenía lo dispuesto en el Artículo 22 de la Carta Magna.

Impuestos

En México hay dos tipos de impuestos: los que pagan las personas físicas o morales, como el impuesto sobre la renta (ISR), al salario, al capital. Y los indirectos, como el impuesto al valor agregado (IVA), que pagamos los ciudadanos al consumir productos o con cualquier intercambio de bienes y servicios, o el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que se aplica, por ejemplo, a la gasolina. Por eso la gran mayoría de los mexicanos que no se hayan dado de alta en Hacienda como persona física o moral, termina contribuyendo a las arcas nacionales, en gran medida, por medio de los gravámenes que se cargan a los productos o bienes que consume. Es una leyenda urbana que el mexicano no paga impuestos. Al año, en promedio, pasó de aportar 11 mil 244 a 22 mil 654 pesos. Si se compara el cierre de 2012 y 2016, es un aumento de 101.47%. Lo que falta ahora es hacer la carga más equitativa: proporcionalmente a sus ingresos, los ricos contribuyen menos que un asalariado, por citar un caso.

La OCDE

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico coloca a México como el país más desigual y alerta sobre la losa pesada de los impuestos.

El portal Sin embargo (septiembre 14, 2017) publicó que, de acuerdo con su informe sobre Reformas Fiscales, México se ubicó en el último lugar de las naciones en donde los impuestos no ayudaron a reducir la desigualdad. “Existen diferencias considerables entre los países, y la redistribución más exitosa se realiza en Irlanda con 41 por ciento y la más débil en México 0.3 por ciento”, señaló el informe publicado la semana pasada.

El organismo con sede en París actualizó el porcentaje del PIB de cada país miembro que se ingresa en impuestos. México se ubicó como el país con menores ingresos (17.4 por ciento) mientras que Dinamarca, es el que cuenta con mayores ingresos por impuestos (46.6 por ciento).

Además cada ciudadano paga en promedio 101.47% más en impuestos que lo que pagaba al inicio del sexenio.

La desigualdad sigue siendo “históricamente alta” en los países de la OCDE y México situado entre los que cada vez más sufren ESA LACRA en los últimos años.

El organismo que preside Ángel Gurría, y que utiliza el llamado “índice de Gini”, un parámetro para medir la desigualdad, dice que durante la crisis financiera la brecha entre los que ganan más y los que menos, ha crecido en 20 de los 33 países con sus datos disponibles.

En su informe, México se ubica en el último lugar en la medición de una reducción de la desigualdad una vez que operan los impuestos, los subsidios y otros mecanismos públicos como la sanidad, herramientas con las que cuenta el Estado para redistribuir los ingresos.

En promedio, en los países de la OCDE, estos sistemas redistributivos reducen la desigualdad en más de una cuarta parte. No obstante, el impacto de la redistribución ha menguado en dos tercios de los países de la OCDE desde 2010. Esto puede reflejar, explicó, que los recortes y la reducción de la progresividad del sistema tributario han hecho mella en los mecanismos de redistribución.

Urgente

Todo estaría bien si el híper cuantioso volumen de nuestras contribuciones —a pesar de todo—, se reflejara en obras públicas federales y locales, suficientes, demandadas, de calidad, transparentes, así como en los servicios públicos municipales, que son los más próximos a las colonias y barrios de sus respectivas demarcaciones urbanas y rurales.

A pesar de la ola de corrupción e impunidad que inunda al país y del desgaste de la membrana de confianza que debiera articular poder público con la sociedad civil, nos urge asumir y reivindicar nuestro papel —pasivo y activo— de contribuyente.