Vórtice

La nueva justificación para matar niños en Francia: “Sufrimiento psicosocial”

De noche y sin un estudio de impacto, los diputados de la Asamblea Nacional de Francia votaron la propuesta legislativa de aborto.

Nos acerca peligrosamente al infanticidio, ya que incluso a los 9 meses, un día  antes de nacer se puede matar al niño. ¿Cuál es la diferencia de matarlo dentro del vientre materno y fuera de él?

Por Dr. Jorge Ballesteros

En Francia se podrá abortar hasta un día antes del nacimiento. Francia se encuentra de luto, la cultura de la muerte se ha apoderado de ese país, antes católico.

Emmanuel Macron, el empleado de los Rothschild y su gobierno, se llenan las manos de sangre con la aprobación

Emmanuel Macron, presidente de Francia.

del aborto en cualquier momento, solo tiene que alegar la mujer “sufrimiento psicosocial” para matar a su hijo.

Hace un mes, con una mayoría absoluta del partido de centro-izquierda de Emmanuel Macron, la Asamblea Nacional de Francia ha aprobado una reforma que permitirá matar al hijo por nacer hasta justo antes del parto con la excusa de la “angustia psicosocial”, un nuevo coladero que en la práctica desprotege por completo la vida humana hasta el nacimiento. La reforma está pendiente ahora de su aprobación en el Senado francés.

De los 577 miembros de la Asamblea Nacional de Francia, solo participaron en el debate 101 diputados. De estos, 60 votaron a favor de las enmiendas y 37 en contra; los otros cuatro se abstuvieron.

La votación fue realizada “en plena noche, sin previo anuncio ni estudio de impacto, de una enmienda que hace estallar el marco del aborto en Francia al añadir un criterio inverificable de ‘angustia psicosocial’ para la interrupción médica del embarazo, permitiendo un aborto hasta el último día del mismo”.

El proyecto de Ley de Bioética ahora regresará al Senado de Francia para una segunda lectura, donde puede ser nuevamente enmendado, antes de ser sometido a votación por un comité conjunto de las dos cámaras a finales de 2020. Sin embargo, la decisión de la Asamblea Nacional es definitiva cuando no se puede llegar a un consenso.

Esto nos acerca peligrosamente al infanticidio, ya que incluso a los 9 meses, un día  antes de nacer se puede matar al niño. ¿Cuál es la diferencia de matarlo dentro del vientre materno y fuera de él? En este caso ninguno, solo debido a esta ley injusta y monstruosa, que el matarlo dentro del vientre de su madre es considerado un “derecho” y matarlo fuera, es infanticidio.

Solo es necesario alegar “angustia psicosocial” —es decir, cualquier cosa— para que, con la ley francesa en la mano, se pueda practicar un aborto sobre un niño viable y sano hasta el mismo momento del parto

Nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otra persona, máxime si esta es totalmente indefensa e inocente; no hay ninguna diferencia entre asesinar a un ser humano en gestación y a otro recién nacido.

Se aprueba el aborto argumentando falsos derechos como la libertad de las mujeres sobre sus decisiones y su propio cuerpo, siendo que la creatura que se forma en el cuerpo de su madre es totalmente distinta a ella, aunque se aloje en su seno y dependa de ella para vivir.

La aberración del aborto en la actualidad no puede ser más clara: El niño que debería ser esperado por la madre con un amor sin límites es inmolado en una sala fría de hospital. El médico, cuya misión es salvar vidas, se convierte en el cruel verdugo. El Estado que debería garantizar el primero de los derechos que es el de la vida y castigar a los asesinos de inocentes, niega el derecho a vivir y autoriza matar impunemente.

Occidente está lanzado en la carrera por completar esa Cultura de la Muerte y que ya no encuentra apenas resistencias en sus propuestas más salvajes. Y Francia es el corazón de Europa, pionera en este camino perverso.

En Francia ya son lícitos la inseminación artificial de mujeres lesbianas y solteras, la creación de embriones transgénicos, es decir, la modificación genética de embriones humanos por motivos terapéuticos (los conocido como bebés medicamento) y la creación de embriones quiméricos humano-animales mediante la inserción de células madre humanas en embriones animal.

Sobrevivir al aborto, un albur para las nuevas generaciones en Francia

El Obispo de Montauban, monseñor Bernard Ginoux, también se pronunció en Twitter. “Voto de la Asamblea Nacional. Así mueren las civilizaciones y es así como el espíritu de un pueblo se reduce a la nada. Los que vendrán después de nosotros corren un gran peligro”, expresó.

Una voz está surgiendo en el país de parte de los jóvenes: el sentimiento de ser sobrevivientes en una sociedad donde, desde hace 40 años, una de cada cinco personas es abortada: 800 mil nacimientos y 200 mil abortos anuales.

Desde 1975, están faltando 8.400.000 franceses al país. Eso deja huellas en los hermanos de los que no nacieron, en su relación dañada con sus padres. “Si mis padres abortaron, pudiera haber sido de mí”.

El síndrome del sobreviviente está así bien definido: culpabilidad por existir, angustia por existir, apego ansioso, desconfianza de los demás, falta de autoestima, culpabilidad ontológica, connivencia pseudo-secreta.

Esta radicalización del aborto ya ha sucedido en otros lugares del planeta como en la ciudad de Nueva York y en Holanda.

El año pasado, el Partido Demócrata —claramente abortista— vetó una ley contra el infanticidio en el Senado de Estados Unidos, lo que provocó un escándalo en ese país. Un poco antes, el Estado de Nueva York, gobernado por el Partido Demócrata, había legalizado el aborto hasta el nacimiento. La reforma legal creada para aprobar esa barbaridad prevé que el médico pueda dejar morir al bebé si sobrevive al aborto: un infanticidio en toda regla. Muchos políticos y medios que se dicen defensores de los derechos humanos se han callado ante estos retrocesos del derecho a la vida. Entre ellos están los que llevan décadas diciendo que era necesario legalizar el aborto apelando a casos excepcionales; ahora son indiferentes ante el avance del infanticidio.

Si uno se pregunta ¿cuál es la mayor causa de muertes en el mundo? La respuesta es el horrendo crimen del asesinato de niños inocentes en el vientre de su madre, es decir, el aborto, es la mayor causa de muertes humanas en el planeta. Tan sólo en 2018 fueron aniquilados por este abominable medio ni más ni menos que la espeluznante cifra de 41.9 millones de niños, según lo dio a conocer la asociación Worldometers.info.

Las otras causas de muerte de seres humanos se quedan muy atrás, 8.2 millones murieron de cáncer; 5 millones por causas ligadas al tabaco y 1.7 millones murieron por sida, los datos de Worldometers, no son números inflados de una asociación pro vida, sino que los han recopilado en la Organización Mundial de la Salud, tan proclive a la promoción de esta escandalosa carnicería.

Llevamos décadas de retrocesos en la protección del derecho a la vida de los más débiles e indefensos, unos retrocesos que nos erosionan ética y moralmente como sociedad, abriendo paso a otros abusos y dando rienda suelta a otras formas de violencia que se están incrementando en Occidente.