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Olor a Dinero | Mensajeros del odio

La masacre en El Paso fue realizada expresamente en contra de inmigrantes mexicanos, según lo declaró Patrick Crusius, autor del ataque

Por Feliciano J. Espriella

En menos de 24 horas, entre la mañana del sábado y la madrugada del domingo, en Estados Unidos se registraron tres tiroteos, dos de ellos masivos, que dejaron al menos 29 personas muertas y 62 heridas.

Inició en El Paso, Texas, la mañana del pasado sábado, cuando un joven blanco de 21 años asesinó a 20 personas en el interior de un Walmart y dejó 26 heridas. Después, en la madrugada del domingo, en Dayton, Ohio, otro joven blanco de 24 años de edad, asesinó en el interior de un bar a 9 personas y provocó 27 heridos. Unas horas después, en Chicago, Illinois, una persona no identificada en el momento de la agresión, disparó desde un automóvil a un grupo de gente que se encontraban en un parque comiendo al aire libre, hiriendo a 7 personas, una de ellas de gravedad.

Fueron los ataques contra gente indefensa números 250, 251 y 252 en lo que va del año en la Unión Americana.

Cabe destacar que la masacre en El Paso fue realizada expresamente en contra de inmigrantes mexicanos, según lo declaró Patrick Crusius, autor del ataque. Es destacable también el hecho de que 19 minutos antes de la primera llamada al 911 que alertó a las autoridades sobre un tiroteo masivo en un Walmart de El Paso, un manifiesto antiinmigrante lleno de odio apareció en un foro ultraderechista de internet.

El odio es contagioso

Está probado que el odio es contagioso.

La tragedia de El Paso es, en realidad, un crimen de odio en contra de los mexicanos; todas las opiniones tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo la califican en ese sentido.

Es indudablemente un crimen de odio producto de la retórica incendiaria que en un principio llevó a Donald Trump a la presidencia de su país y en la que calificaba a los mexicanos como seres de la peor ralea: asesinos, violadores, secuestradores y ladrones. 

Ya como primer mandatario siguió utilizando el mismo lenguaje para inflamar a la turba en contra de quienes considera sus enemigos y seguramente ya en campaña por la reelección, lo seguirá utilizando hasta noviembre de 2020.

No hay duda alguna, la masacre del pasado sábado en El Paso, fue inspirada en el discurso de odio fomentado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Patrick Crusius confesó que su objetivo era asesinar al mayor número de mexicanos posible. No oculta su admiración por el hombre que pretende seguir cuatro años más en la Casa Blanca.

Supremacistas blancos

La supremacía blanca o supremacismo blanco es una creencia supremacista racista que sostiene que las personas blancas son superiores en muchos aspectos a las personas de otras etnias, y que, por lo tanto, las personas blancas deben dominar por sobre todas las demás.

La supremacía blanca tiene sus raíces en el racismo científico, y con frecuencia se basa en argumentos pseudocientíficos. Como la mayoría de los movimientos similares, como el neonazismo, los supremacistas blancos típicamente se oponen a los miembros de otras razas, así como a los judíos.

Los supremacistas blancos son los responsables directos del 70% de los 427 homicidios de odio cometidos en los últimos años. Con la de El Paso, son tres los atentados que se les atribuyen a los grupos supremacistas en este año

El 15 de marzo, dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, Nueva Zelanda, fueron el objetivo del peor ataque terrorista en la historia de ese país. Al menos 49 personas murieron y más de 40 resultaron heridas.

Días después, el 27 de abril, se perpetró un ataque a tiros contra una sinagoga de San Diego, California. Una persona murió y tres quedaron heridas.  El sospechoso, que actuó solo según la policía, fue identificado como John T. Earnest, vecino de la zona y cuyo rastreo en redes sociales indicó cierta fascinación por los tiroteos contra mezquitas en Nueva Zelanda.

Urge el alto al discurso del odio

“La palabra no mata, quienes matan son las personas”, argumentan quienes defienden el lenguaje xenofóbico y racista utilizado por algunos altos gobernantes, entre quienes destaca el presidente norteamericano Donald Trump.

La popularidad de los mensajes de odio se ha extendido a todos los medios de comunicación, particularmente a las redes sociales y me parece que ha llegado el momento de pararlos, so pena de ver con más frecuencia actos como los del pasado fin de semana.

Es urgente actuar ya, para frenar la retórica y el rechazo por lo distinto, así sea por motivos raciales, religiosos, sexuales, o los que gusten, antes de que estos caldos de cultivo se fermenten y exploten.

En este sentido, los primeros obligados en parar ese contagio somos quienes tenemos una tribuna pública, aquellos cuyas ideas, voz y pensamiento llegan a otras personas. Esa responsabilidad incluye no etiquetar a nadie con apodos u otro tipo de calificativos denigrantes, pues implican odios disfrazados.

No nos convirtamos en “mensajeros del odio”.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.