Así lo veo

Sólo para recordarte, amigo

Por Gerardo Moreno

Ya casi pasó una semana que te fuiste Alan y aún me cuesta creerlo, todavía a veces abro el whatsapp y quiero mandarte un mensaje haciéndote una consulta del trabajo, pedirte algún consejo, o simplemente mandarte algún meme o reírnos de algún mal comentario de un político o comunicador, como lo hacíamos siempre.

Todavía recuerdo cuando te conocí en las bancas de concreto en enfrente del edificio 9C de la Universidad de Sonora, yo era todavía estudiante y comenzaba a reportear en algo llamado El Integral y tú eras presidente de la sociedad de alumnos de Sociología.

Al final me dijiste que tenías algunos artículos, sobre todo de la afectación del narco en Sonora y querías publicarlos, desde entonces ya tenías buena pluma. Te dije que sí y la verdad no recuerdo si se publicaron ni dónde quedaron.

Luego coincidimos reporteando en la fuente educativa y era una cura diaria esos tiempos, haciendo desatinar funcionarios y yendo a desayunar. Fuimos compañeros en Radio Acir, siempre me ayudaste a adaptarme y luego te seguí a Tv Azteca, donde convivimos a diario por más de tres años.

Siempre te dije que hacías trabajos bien chingones, como la crónica bien rifada del huachicoleo en tu tierra, Guaymas, y el reportaje fregón que te aventaste del CAISE, que fue una bomba a nivel nacional y que te dije que podría fácilmente ganar premios.

También todas las historias que sacabas donde sabías ver lo noticioso y relevante de cualquier hecho, así sea una injusticia social, un investigador o una nota de un puesto de comida.

Todavía recuerdo el último café que nos tomamos juntos, ya pasadas las siete de la tarde, que nos quedamos platicando de religión, fanatismos, valores familiares, de fe durante más de una hora. Siempre había buen debate contigo y aprendía cosas que no veía.

También tengo presente aquella noche de cheves que afuera de tu casa nos quedamos platicando de la conquista de México y la colonia de Estados Unidos, discutiendo y sacando curas al mismo tiempo.

Recuerdo que cuando te decía que solo existen dos tipos de hombres, los que saben hacer carne asada y los que saben hacer mariscos, siempre me contestabas que a ti te quedan muy bien las dos cosas, y sí, para preparar mariscos siempre fuiste bien pesado.

Nos quedaron un chorro de cosas pendientes, proyectos de investigación que pesábamos realizar, aquel podcast literario que alguna vez quisimos hacer, todo el trabajo que ibas a coordinar ahora con las elecciones y no se me olvida la discada de mariscos que no hubo chanza de preparar.

Amigo, pensé mucho en si debía escribir este texto, sé que si lo vieras en Facebook ya hubieras comentado algo sarcástico que seguramente me sacaría una carcajada. Al final lo redacté más que nada para desahogarme y para dejar constancia que te consideraba mi amigo, para decirte que duele mucho tu ausencia y que te vamos a extrañar un chingo y desde acá te vamos a recordar.

Descansa en paz amigo.