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Todo lo que es oficial termina por apestar

Ningún país podrá elevarse, engrandecerse y proporcionar a sus habitantes una alta calidad de vida, si no cuenta con instituciones fuertes y sólidas. Tampoco podrá fortalecer sus instituciones si sus gobernados desconfían sistemáticamente

Por Feliciano J. Espriella

La desconfianza de la población a todo lo que huela a gobierno, crece, crece y crece  paulatinamente. Por gobierno me refiero a las tres instancias del ejecutivo, al legislativo y al judicial. Nadie se salva.

Hagan lo que hagan no se les cree. Aún las escazas acciones que realizan en beneficio de la población (que también las hay), la gente las menosprecia y las ignora. Ya llegamos a situaciones en las que las instituciones están completamente subvaluadas y consecuentemente debilitadas.

Hágase lo que se haga, el resultado final casi siempre es negativo para el gobierno. El presidente Peña Nieto ha dicho que nada le satisface a los mexicanos y que no importa lo que haga, la valoración será en su contra. Coloquialmente dijo hace unos meses: “ningún chile les embona”. Creo que tiene algo de razón. Parece que todo lo que es oficial termina por apestar.

Por otra parte, el hartazgo que se ha visto en las últimas semanas con las instituciones y específicamente con los gobiernos no ha sido gratuito, se ha venido gestando durante bastante tiempo. Ha venido en aumento acelerado en el gobierno peñanietista como consecuencia de que la percepción sobre la corrupción en este sexenio ha llegado a niveles impúdicos, cínicos e insultantes.

La percepción sobre la corrupción de este sexenio, es casi 25% mayor que la que se tuvo al final del calderonismo.

Las instituciones mexicanas entre las más débiles del planeta

El Índice de Competitividad del Foro Mundial Económico, evalúa a México en el capítulo de la fortaleza de las instituciones en el lugar 127 de 137 países analizados. Esto es el más claro reflejo de la incapacidad de políticos y gobernantes para generar confianza hacia las instituciones.

El año anterior en este mismo rubro México se encontraba en la posición 116 y un año antes en el lugar 109. La desconfianza que se ha generado en la presente administración federal ha provocado la caída en la fortaleza de las instituciones en 25 lugares. Al terminar su sexenio Felipe Calderón, México ocupaba la posición 92.

Esto explica en parte porque, después del sismo, la población le concedió extraordinarios méritos a la participación de la sociedad civil, que los tiene y merece, pero escatimó los esfuerzos de las fuerzas armadas, la marina y algunas corporaciones policiacas. Según las primeras encuestas después del sismo, sólo el 17% de los pobladores de las entidades afectadas, reconocía el trabajo de marinos y soldados en las tareas de rescate y apoyo a los damnificados.

En este contexto, no podemos augurar un futuro promisor para México y los mexicanos si ambos lados de la arista no empiezan a modificar esta situación. Ningún país podrá elevarse, engrandecerse y proporcionar a sus habitantes una alta calidad de vida, si no cuenta con instituciones fuertes y sólidas. Tampoco podrá ningún gobierno fortalecer sus instituciones si sus gobernados desconfían sistemáticamente de todas sus acciones.

Se vale desconfiar, se vale criticar, pero lo que no se vale es esperar que las cosas se compongan por sí solas. Ante la desconfianza debemos analizar y si criticamos debemos exigir, pero aunque sea en muy pocas ocasiones y en muy baja escala, cuando veamos acciones positivas de las instituciones, debemos darle crédito y reconocerlas. Cuando menos debemos darle el beneficio de la duda y evitar descalificaciones cuando no tengamos evidencias. Sin instituciones fuertes nunca iremos a ningún lado.

La salida del aire de Leonardo Curzio reduce más la oferta radiofónica libre

El pasado miércoles llegó a su fin un programa radiofónico que tenía 18 años en el aire. El periodista y académico Leonardo Curzio dijo adiós a su noticiero “Enfoque Noticias” que se transmitía por Radio Mil.

Curzio se negó a quitar “La Tertulia”, una mesa de análisis que realizaba cada jueves junto a Ricardo Raphael, de CIDE, y María Amparo Casar, de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, ya que aceptarlo hubiera significado despedir a sus dos colaboradores.

El periodista explicó que el dueño de la estación, Edilberto Huesca Perrotin, le pidió de manera cordial la cabeza de los dos colaboradores, a lo que amablemente rechazó.

En esta mesa de análisis la semana pasada comentaron sobre el financiamiento a los partidos políticos y fueron muy críticos con el gobierno federal respecto a los dispendios que ejerce la administración pública federal. En dicho programa criticaron acremente la propuesta del PRI de eliminar las plurinominales, pues según afirmaron y ejemplificaron, el partido oficial sería el más beneficiado con la medida.

Se presume que estas críticas fueron las que originaron el conflicto. Una vez más se confirma que la libertad de expresión en México, sólo existe en el discurso oficial.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.