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Una guía ética está bien, pero ¿desde el Gobierno?

La materia de ética en prepa es de las que menos carga horaria tiene, por lo que no hay mucha congruencia entre intentar promover una guía moral, cuando no se le promueve desde las instituciones educativas, espacios más apropiados que una rueda de prensa

Por Alfredo Guzmán Contreras

En días pasados el gobierno federal difundió la llamada “Guía ética para la transformación de México”, la cual ha generado diversas opiniones y preguntas, unas de ellas son ¿por qué un gobierno se dedica a divulgar un código de ética para la población? ¿Puede considerarse esto un intento de imposición? ¿No existen otras prioridades para el gobierno que atraviesa una de las crisis sanitarias más graves? ¿Es este código un simple distractor ante la situación actual del país? ¿El gobierno está abandonando su labor de administrador de los recursos públicos y se convierte en un controlador de la vida privada de los ciudadanos? Estas y más surgieron, pero aquí nos centraremos en realizar una reflexión sobre el contenido del documento citado con algunas reflexiones propias de quien esto escribe.

Para empezar este análisis, consideremos los que firman como elaboradores de la guía, entre los que se encuentran políticos, periodistas, economistas y una filósofa, es decir, sólo una autora es especialista en el tema, aunque actualmente se dedica a temas políticos como senadora. Esto no resulta muy esperanzador, ya que, la ética es una ciencia filosófica, por lo que no es sencillo realizar un análisis de ética, requiere de especialistas que se hayan preparado para ello, pero bien, procedamos al análisis del documento.

La guía consta de 34 páginas que se dividen en 20 apartados que describen valores que se promueven o temas en los que aplican (de la vida, de la libertad, del sufrimiento y el placer, etc.). En la presentación hace énfasis en la importancia que tienen los códigos éticos para orientar el comportamiento humano para lograr una armonía social, pero también culpa, sin fundamento alguno, al neoliberalismo de todos los males de México, a lo cual le dedica la mayor parte de dicho apartado.

Cada uno de los temas se manejan a manera de “mandamientos” sin intentar argumentarlos ni justificarlos, por lo que no parece un documento que defienda la guía, sino que impone una serie de prerrogativas. Veamos algunos de los temas.

El primer tema se enfoca en el “respeto a la diferencia”, en la cual dicta que “evitemos imponer nuestro mundo al mundo de los demás” y lo relaciona con el México diverso en el que vivimos. Es curioso que esta guía, al no presentar fundamentos que sostengan las afirmaciones, parece querer imponer “el mundo de la cuarta transformación”.

En el apartado dos, de la vida, afirma que “no hay nada más valioso que la vida, la libertad y la seguridad de las personas” y en tres líneas no describe mucho al respecto, sino que enumera consejos inconexos entre sí, por lo que no precisa en qué forma se compromete el gobierno con la defensa de la vida.

Y así continúa la guía describiendo con uno o dos párrafos cada uno de sus preceptos, aludiendo frases sin autor como “No hay mayor alegría que la felicidad de los demás” o “No es más rico el que tiene más sino el más generoso”, que terminan por parecer un cúmulo de frases de superación personal o una especie de refranario, las cuales pueden considerarse sabias o, al menos, útiles, pero no terminan por vislumbrar un proyecto de promoción de acciones éticas y de mejora social.

Por tanto, la guía aparece como desorganizada y sin el mínimo intento de hacer un análisis ético, por lo que lo que bien inicia sosteniendo la importancia de esta ciencia, termina por alejarnos de su verdadero significado, la ética es una ciencia racional que estudia la moralidad de los actos humanos, por lo que sería mucho más rico una propuesta concreta para extender el conocimiento de esta ciencia.

Yendo más allá, es incongruente que un gobierno diga promover una guía ética cuando en las acciones no es conforme a la guía, donde se pide respeto a la vida, mientras que el país bate récords de muertes por violencia y muertes por Covid, se habla de libertad y se observan acciones de censura a medios de comunicación, sostiene que debe combatirse la corrupción cuando el país ocupa los primeros lugares en los índices internacionales de incidencia de la corrupción, por lo que se puede hablar muy bonito pero se requieren acciones y programas en consecuencia.

Además, la materia de ética que se ve en la educación media superior es de las que menos carga horaria tienen, por lo que no hay mucha congruencia entre intentar promover una guía moral, cuando no se le promueve desde las instituciones educativas, que son espacios más apropiados que una rueda de prensa o un portal de internet, lo que hace sospechar que esta guía es más una distracción o gasto innecesario al carecer de un fin definido y una estrategia que lo respalde ¿Se requiere de ética en nuestra sociedad? Claro que sí, pero la publicación de panfletos está lejos de demostrar ser una estrategia eficaz.