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Venezuela, dictadura narco militar

Los militares toman las decisiones más importantes en el país y su permanencia en la estructura política de la nación, son muy típicas de las dictaduras

Por Dr. Jorge Ballesteros

Levantamiento popular en Venezuela, mega marchas pidiendo la destitución del dictador Nicolás Maduro. La efervescencia está prendiendo rápidamente en todo el país, sin embargo, la respuesta del régimen ha sido la represión cruenta de la población civil.

Pequeños grupos de oficiales de la Guardia Bolivariana se han sumado a la rebelión,  pero los altos mandos militares le han dado el total apoyo a Maduro.

Son grandes las dificultades de remover a un régimen que opera más como un sindicato criminal que como una dictadura de corte militar tradicional. El grupo que actualmente controla el aparato militar venezolano, funciona más como una mafia que como integrantes de un Ejército profesional.

Maduro tiene uno de los instrumentos más convincentes de cualquier dictador: el poder de la represión por las armas. Y sobre todo, tiene detrás a unos servicios secretos, asesorados por cubanos, cuya experiencia en resistir todo tipo de rebeliones es de más de 60 años.

Venezuela a finales de los años 90 era un ejemplo de país que tenía una vida democrática envidiable, un crecimiento económico sorprendente,  con un aumento importante en inversión extranjera. Todo eso quedó destruido en tan solo una década debido a políticas económicas populistas y asistencialistas, estatistas, desastrosas y corruptas, todo en aras de un sistema comunista trasnochado, que había demostrado su inoperancia y fracaso en todos los países donde se había implantado y que dejó solo tiranía, dolor, hambrunas y pobreza extrema para los pueblos que lo padecieron.

Maduro, en unas votaciones a todas luces fraudulentas del año pasado, se reeligió, tomando de nuevo posesión, ante la desesperación de los venezolanos que sufren en carne propia las consecuencias de ser gobernados por un dictador, responsable de cientos de asesinatos de sus opositores, un alto nivel de inflación, destrucción, muerte y un largo etcétera de sufrimiento y dolor.

Hay tal desabasto de alimentos y medicinas que ya es común ver el saqueo masivo de almacenes, tiendas y transporte; y la represión y ataques a los medios y periodistas, encarcelamiento de opositores y expropiaciones de negocios son cada vez más frecuentes.

En un clima de inflación de un millón 698 mil 844.2 por ciento en 2018, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la situación económica está atada a la crisis social, que a su vez surge tras años de decisiones políticas de los líderes de la revolución bolivariana marcadas por expropiaciones de empresas, muerte del aparato productivo y un control del tipo de cambio que se inició en 2003.

Ilustración: Isac Rivera.

El pueblo venezolano se ha puesto de pie para romper las cadenas que los han ido aherrojando para someterlos a la más dura y cruel de la tiranía del llamado socialismo del siglo XXI, que es la versión populista del marxismo leninismo, que ha sembrado solo el caos, el odio y la muerte entre los venezolanos.

La dictadura que padecen los Venezolanos se ha desgastado mucho y en este momento se dan las condiciones para su derrocamiento, sin embargo, Nicolás Maduro, el dictador de Venezuela, se agarra como gato bocarriba, con garras y dientes al poder, no quiere renunciar a pesar de que en masa el pueblo venezolano ha tomado las calles para pedir su renuncia.

La tensión política se ha visto reflejada en una brutal represión que aplicó el régimen: los disturbios dejaron 26 muertos, según datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.

La mayoría de los países miembros de la OEA, los países europeos, así como Canadá y EE.UU., han condenado su tiranía y han reconocido al jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que ha jurado como presidente encargado de Venezuela, que presidirá un periodo de transición que promete, conducirá a unas elecciones libres y transparente para que el pueblo venezolano elija a su gobernante.

Obviamente solo las dictaduras de izquierda le han dado su apoyo a Maduro, como Cuba, la isla cárcel; Bolivia, del dictador “cocacolero” Evo Morales; Nicaragua, del dictador Sandinista Joel Ortega; y México de AMLO, el mesías populista de Macuspana; además Putin y Xi Jinping de Rusia y China que van por su petróleo, gas, litio, coltán, oro, y diamantes, los cuales abundan en Venezuela.

¿Por qué ha sido tan difícil hacer dimitir a Maduro, de que esta agarrado? Jorge Fernández, en Razones de Excélsior, afirma que “Está apoyado en las bayonetas de sus generales, buenos, sobre todo para mover la cocaína en la frontera con Colombia, Perú, Ecuador, y Brasil”. Algunos de ellos contrajeron ligas con el narcotráfico y todos son vigilados muy de cerca por la inteligencia cubana.

Las grandes posiciones de comando o fuerza dentro de la fuerza armada venezolana están en manos de personas que durante los últimos 18 años han sido sistemáticamente corrompidas por la estructura del chavismo y por los funcionarios de inteligencia cubanos que han penetrado la organización. Es gente involucrada en diversos tipos de crímenes, tráfico humano, tráfico de drogas, ventas de armas ilegales, etc.

Pretender que esa estructura que ha estado tan corrompida con crímenes diversos va a salir a respaldar la reinstitucionalización del país o recobrar la vigencia de la constitución nacional porque el pueblo se lo pida es, como mínimo, iluso.

Se puede decir que el gabinete de Maduro es el más militarista de los últimos 17 años. Alcanza el 37,5 por ciento, de los 32 ministerios, una docena está liderada por uniformados. Además de los 12 ministerios, decenas de funcionarios militares ocupan puestos estratégicos en las instituciones gubernamentales, hay una militarización de la estructura del estado venezolano.

Los militares toman las decisiones más importantes en el país y su permanencia en la estructura política de la Nación, son muy típicas de las dictaduras. López Obrador quiere seguir el mismo camino por eso corteja a los generales mexicanos, dándole la concesión de la construcción de las pistas del aeropuerto de Santa Lucía y la construcción de departamentos de lujo, y la creación de la Guardia Nacional se asemejará a la Guardia Bolivariana de Maduro.

Los venezolanos se encuentran frente a una encrucijada que al final puede conducir al mismo camino.

Por un lado está la dictadura de izquierda populista de Nicolás Maduro, heredero de Chávez que ha llevado a la mayor crisis económica, social y política de la Venezuela moderna y por el otro lado a un joven político de la oposición, Juan Guaidó que se ha nombrado presidente interino y que lo apoya la gran mayoría de la gente, pero que es miembro y fundador, del partido Voluntad popular de centro izquierda pro derechos LGTB y pertenece a la masonería. ¿Cuál camino elegirá  Venezuela si los dos conducen a la izquierda?

¿Se hundirá la libertad de los venezolanos para siempre, en el abismo totalitario? ¿O por el contrario, la voluntad popular y su ansia de libertad, extirparán el tumor maligno de la dictadura?

Hagamos votos para que Venezuela recupere su libertad.