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Vórtice | Geoingeniería: la manipulación global del clima

Quien controle el clima controlará el mundo

Por Dr. Jorge Ballesteros

La manipulación climática, más conocida como geoingeniería, es quizás la máxima expresión de la arrogancia tecnológica. Bajo este término se esconde la fantasía de manipular a placer un sistema tan complejo, y no enteramente entendido, como el clima para así controlar el termostato del planeta y solucionar el (supuesto) cambio climático.

En los últimos 10 años, un pequeño pero creciente grupo de gobiernos y científicos, la mayoría provenientes de los países más poderosos del primer mundo, ha estado presionando para que se considere políticamente la geoingeniería, la manipulación del clima en gran escala por medios tecnológicos.

Hasta hace poco, se discutía principalmente como una herramienta de control militar para modificar el clima con propósitos hostiles. Con el advenimiento de las cada vez más frecuentes crisis climáticas, el espectro de las propuestas de geoingeniería ha aumentado también, y ahora mismo el debate público sobre la geoingeniería explora si se trata de un medio para combatir el cambio climático en vez de a otras naciones. 

Esta sería la “cura” al calentamiento global que supuestamente por nuestra irresponsabilidad hemos provocado los humanos con el aumento de los llamados gases de efecto invernadero provocados por la acción del hombre.

El inicio de la teoría del calentamiento global, surge a mediados de los 70s, se presenta por los medios de comunicación con la certificación de autenticidad de una impresionante organización internacional, el grupo intergubernamental sobre el cambio climático de las Naciones Unidas (IPPC). “El IPCC, como cualquiera de los órganos de las Naciones Unidas, es político. Sus conclusiones finales están orientadas políticamente.

Sin embargo esta teoría que culpa al hombre, ha sido puesta en tela de juicio por varios científicos, ya que el planeta en los millones de años que tiene de existencia se ha enfrentado a climas extremos durante periodos de su larga vida existente en los cuales han ido del congelamiento al calor extremo. Las modificaciones climáticas son procesos naturales que no dependen del hombre.

Un grupo de 30 mil científicos de todo el mundo han firmado la petición de Oregon, descartando la teoría del calentamiento global causado por el hombre, teniendo en cuenta que las evidencias para afirmarla son inconsistentes y que son otros los factores que producen los cambios.

Estos científicos especialistas en el clima, afirman que las causas del calentamiento global son muchas, como el sol, el viento, la órbita de la tierra, la dinámica de los océanos, y que no hay evidencias que el dióxido de carbono sea la causa.

Lo atribuyen a cambios cíclicos del sol así como ciclos de la Tierra o la acción de rayos cósmicos. Afirman además que no es un fenómeno único en la historia de la Tierra y que hay evidencia de que ha sucedido muchas veces antes, incluso antes de haberse iniciado la era industrial o incluso mucho antes del propio ser humano.

El dióxido de carbono (CO2) según el profesor de MIT, Richard Lindzen, no es un contaminante, y no tiene que ver con el calentamiento global, es un producto de la respiración de toda criatura viva, generalmente confundido con el monóxido de carbono.

Sin embargo a pesar de no haber estudios científicos que avalen la teoría del calentamiento global se ha convertido en una religión con millones de seguidores y una gran cobertura mediática, con cientos de grupos ecologistas verdes de izquierda que la defienden furiosamente y se han realizado una gran números de paneles y foros auspiciados por la ONU para lograr acuerdos que impliquen a los gobiernos en la lucha en contra del calentamiento global.

Los países de todo el mundo destinan millones de dólares a combatir el cambio climático, por eso la geoingeniería se ofrece como una solución casi mágica de solucionar el calentamiento global, sin necesidad de hacer cambios en el consumo de combustibles fósiles y contaminantes como el carbono y los hidrocarburos. 

Esta tecnología para manipular a nivel global el clima puede poner en riesgo la vida humana y la de todos sus ecosistemas, expliquemos por qué es tan peligrosa la geoingeniería:

La escala: Para que cualquier técnica de geoingeniería tenga impacto sobre el clima global, tiene que desplegarse en una escala masiva. Las consecuencias no intencionadas de dicho despliegue podrían lógicamente ser masivas también, y seguramente transfronterizas.

Falta de fiabilidad y alto riesgo: La geoingeniería intenta intervenir en sistemas dinámicos, complejos y de los que se entiende poco, como el clima y la ecología de los océanos. Las intervenciones podrían salir de control debido a fallas mecánicas, error humano, falta de conocimiento y de información sobre el clima, efectos sinérgicos impredecibles, fenómenos naturales (como erupciones volcánicas, terremotos, tsunamis); impactos transfronterizos, cambios en los regímenes políticos o fallas en los financiamientos, entre otros.

En algunos casos, como en la gestión de la radiación solar, una terminación repentina podría causar saltos en la temperatura y efectos contraproducentes incluso peores que el efecto climático que se busca enfrentar

Irreversibilidad: Muchos puntos de inflexión en el sistema global climático serán irreversibles, los daños ecológicos o sociales del despliegue de la geoingeniería o de sus experimentos no pueden revertirse.

Peligros ambientales: Todas las técnicas propuestas de geoingeniería tienen impactos potencialmente graves sobre el ambiente. Por ejemplo, la fertilización oceánica es capaz de trastornar la cadena alimentaria marina, crear florecimientos dañinos de algas y anoxia en algunas de las capas marinas.

Producir bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (que se conoce como BECCS) implicaría una forma devastadora de acaparamiento de tierras, agua y nutrientes, incluiría también “desplazamientos masivos de tierra y gente, con implicaciones globales para la producción de alimentos, el derecho a la tierra y la justicia ambiental”.

Con las técnicas de gestión de la radiación solar, no es posible saber con certeza de qué forma la alteración de la cantidad de calor que llega al planeta afectará los ecosistemas, puesto que creará un balance ecológico totalmente nuevo (o una perturbación) que podría disminuir la biodiversidad y trastornar los ecosistemas.

 La energía que proviene del sol es un recurso esencial para la vida en el planeta y está vinculada con la creación de las algas marinas que producen la mayor parte del oxígeno del mundo. El sentido común ecológico más básico nos dice que cambiar esta variable clave podría tener efectos en cadena sobre los ecosistemas globales.

Hay otros efectos potencialmente graves de SRM dependiendo de la técnica y la geografía, incluyendo mayor destrucción de la capa de ozono, el cambio en los patrones del clima en los trópicos y sub-trópicos, y sequías severas en África y Asia, que podrían ser catastróficas. Todo lo cual afectaría severamente las fuentes de alimentos y agua para miles de millones de personas.

No podemos condenar a nuestros hijos y nietos a ser cautivos de la geoingeniería que nosotros comenzamos y no podemos detener, o a ser víctimas de un futuro climático aún más difícil porque les dejamos lidiar con tecnologías fantasiosas que nosotros mismos no tuvimos a nuestro alcance.

Militarización: El origen militar y las implicaciones de la geoingeniería como arma de guerra se olvidan frecuentemente o dejan de mencionarse a propósito. Sin embargo el concepto de control del clima y la temperatura proviene de las estrategias militares e incluso dio lugar a la firma de la Convención sobre la Prohibición de la Modificación Ambiental con Fines Hostiles (ENMOD)3 líderes militares en Estados Unidos y otros países han considerado las posibilidades de la manipulación climática como arma durante décadas.

Inyección estratosférica de aerosoles Esta es una propuesta de SRM que plantea rociar grandes cantidades de partículas inorgánicas (como dióxido de sulfuro) hacia la estratósfera (el nivel superior de la atmósfera) para actuar como una barrera reflejante contra la luz solar

El diseño de partículas auto suspendidas, así como el uso de partículas de otros materiales reflejantes (como titanio, aluminio, calcita o incluso polvo de diamante) también se han considerado.

La inyección estratosférica de aerosoles con sulfatos, la opción más investigada, tiene posibilidades de ocasionar destrucción de la capa de ozono y podría perturbar los patrones de lluvia y viento en los trópicos y sub-trópicos.

Esto podría a su vez causar sequías en África y Asia, y afectar los monzones, con serios impactos ambientales y poner en peligro la fuente de alimentos y agua de dos mil millones de personas.

Prohibir tecnologías sumamente riesgosas y peligrosas es un enfoque legítimo y prudente debido a los numerosos riesgos de alto impacto que puede tener la geoingeniería, y los problemas políticos, sociales, culturales, económicos, éticos, morales, intergeneracionales y de derechos que implica, la vuelven inaceptable.