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España se rompe; efectos de la posible independencia de Cataluña

Al ser Cataluña la segunda región más rica de toda España después de Madrid, es evidente que su posible separación del país tendría un efecto sustancial, no solo en la economía, sino lo político, territorial, y en las relaciones exteriores

Por Dr. Jorge Ballesteros

“La política de este país no va bien. La agitación social es enorme […]. La confusión es oscura: la verbosidad, inexplicable; los puntos de vista, de una irrisoriedad minúscula. Hace el efecto de que no hay nadie de que tenga el país en la cabeza”. Corría el 15 de septiembre de 1918 y quien así escribía era Josep Pla.

Casi cien años después… ¡España se rompe! Cataluña votó el 1 de octubre en un referéndum, declarado ilegal por el Gobierno central, su intención de separarse del resto del país. 2 millones de los más de 5, llamados a las urnas votaron a favor de crear una república independiente. ¿Estamos ante un viaje sin retorno?

Cataluña hace cinco siglos que forma parte de la corona española y los catalanes han sido muy activos en la participación de un proyecto común español. Cataluña siempre ha sido España, es imposible ubicar un momento en la historia de Cataluña en que haya sido independiente. La demanda independentista es nueva y responde a dos causas principales: la fuerte crisis económica, que recibió una respuesta populista en Cataluña; y una campaña muy bien orquestada por parte de algunas organizaciones y personajes oscuros.

Cataluña no puede invocar el derecho de autodeterminación, pues Naciones Unidas únicamente reconoce esa posibilidad a los pueblos sometidos a una dominación extranjera. Según el Derecho Internacional, la independencia sólo es una reivindicación legítima cuando el Estado aplica políticas de discriminación grave y sistemática contra una comunidad territorial por razones étnicas, religiosas, lingüísticas o culturales, violando reiteradamente los derechos fundamentales de los individuos y los pueblos. Se habla de pactar un referéndum legal, pero esa propuesta atenta contra el orden constitucional y abre las puertas a la fragmentación de España.

Al ser la región de Cataluña la segunda más rica de toda España después de Madrid, es evidente que su posible separación del país tendría un efecto sustancial, no solo en la economía nacional, sino en la estructura política, en la delimitación territorial, en la diversidad étnica, en el acervo lingüístico-cultural y, por supuesto, en las relaciones exteriores.

Cataluña es una región autónoma considerada por España como una nacionalidad histórica, es decir, con una identidad cultural y lingüística diferente del resto del país. Situada al noreste de la Península Ibérica, cuenta con un territorio de 32,000 km2. Esta comunidad autónoma engloba a más de siete millones de habitantes y, al incluir a Barcelona dentro de sus provincias y como su capital, genera alrededor del 19% del PIB español, lo que la convierte en la comunidad autónoma de mayor peso económico.

En principio, para España, implicaría una fragmentación y una reducción de su territorio, así como la pérdida de la infraestructura ahí existente, principalmente puertos y aeropuertos. Esta situación conllevaría una reconfiguración fronteriza y una renegociación de acuerdos de delimitación —en materia portuaria y de navegación— al igual que una disminución de conectividad con Europa y otros continentes.

En segundo término, Cataluña constituye uno de los principales motores económicos de España, cimentado en sus exportaciones, pues representa el 24.9% de todas sus ventas al exterior. Además, su producción es muy relevante para el PIB nacional, representa el 23.7% de los ingresos turísticos de España y su capital humano está constituido por el 16% de la población del país. Como estos números lo indican, su escisión sería un golpe brutal para la frágil economía española.

Tampoco le iría muy bien a Cataluña, ya que una declaración unilateral de independencia elevaría la tensión política, social y económica a niveles no vistos jamás en Cataluña. Se paralizarían inversiones, habría fuga de capitales, y las empresas ya no solo trasladarían su sede a zonas con mayor seguridad jurídica sino que también trasladarían las centrales operativas. De hecho, algunos cambios, como CaixaBank, Gas Natural Fenosa o Agbar, afirman que el cambio será temporal hasta que las aguas vuelvan a su cauce. No obstante, el tiempo corre en contra de las empresas que permanecen en Cataluña.

La ideología separatista catalana que impele un ataque a toda España ha encontrado en George Soros un gran aliado. El arquitecto globalista, nacido en Hungría, vio en la cuestión del separatismo catalán un gran medio para poder seguir operacionalizando su función geopolítica.

No se sorprendan si aparece Soros por todas partes. Porque cuando uno mira lo que ha pasado, la bandera, las palabras utilizadas como derechos humanos, democracia, libertad, derecho a decidir etc., es manipulación de manual, se parece demasiado a las Primaveras Árabes, el Euromaidan y demás procesos de ingeniería social que, desde la guerra de Yugoslavia, han ido destruyendo países, balcanizando Europa, dejando pobreza, guerra civil, división, enemistad… pero siempre en nombre de la democracia y la libertad.

George Soros viene aupando desde hace tiempo la causa del secesionismo que propone la camarilla de Cataluña.

La fundación Open Society Initiative for Europe de George Soros financió en 2014 organizaciones que militan por la independencia de Cataluña, reveló el año pasado el diario “La Vanguardia”.

Según documentos internos, la Open Society Initiative for Europe entregó 27,049 dólares al Consell de Diplomàcia Pública de Catalunya (Diplocat), organismo creado por la Generalitat de Cataluña con la participación de varios entes privados; y 24,973 dólares al Centre d’Informació i Documentació Internacionals en Barcelona (CIDOB — Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona), un think tank independentista.

Fuentes de la dirección del Diplocat admitieron a La Vanguardia la financiación de este proyecto por parte de la fundación del famoso financiero. De hecho, no es la única aportación a agencias catalanes a los que Soros ha ayudado económicamente

Ahora el proyecto es balcanizar toda Europa, empezando en España con Cataluña, después vendrán Euskadi, Galicia…