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La gestión del agua en Hermosillo (IV… y último)

Llama la atención que los organismos operadores de sistemas de agua potable con los mejores indicadores de eficiencia, son aquellos administrados por organismos estatales, no municipales

 

Por Juan J. Sánchez Meza

En Hermosillo, ni la adopción de la forma administrativa descentralizada, la participación ciudadana y otras virtudes de carácter formal han conseguido sustraer el servicio de agua potable de todos los vicios que ya hemos mencionado: ineptitud de funcionarios, improvisación administrativa, debilidad institucional, desorden financiero, etc.

Buscando en otras regiones del país algunas experiencias —que las hay— que nos sirvieran de modelo para pensar en una reingeniería capaz de incrementar las capacidades de gestión del servicio en Hermosillo, la mayoría de las que encontramos no cumplen una condición previa indispensable ya que se trata de estructuras administrativas incorporadas al gobierno del estado —no al municipio— o bien de concesiones otorgadas a empresas particulares, lo cual en Sonora es visto como cosa del demonio.

A pesar de ello, no me quedo con las ganas de platicarle brevemente algunas afortunadas experiencias estatales y, de paso, recordar que en Hermosillo la injerencia municipal en el servicio de agua potable es un fenómeno relativamente reciente, ocurrido en medio de una importante crispación partidista entre el alcalde (2000-2003) y el gobernador del Estado (1997-2003). El primero exigió que le fuera transferido el servicio y el segundo no tuvo la voluntad de retenerlo. Destaco el hecho de que al gobierno municipal le fue transferido un sistema de agua carente de cualquier tipo de pasivo, incluyendo el laboral, si bien ello fue resultado menos de una administración eficiente, que del deseo del gobernador de evitar reclamos del alcalde. Es decir, cualquier responsabilidad financiera derivada del desastre de la gestión municipal no puede ser atribuida sino a las propias administraciones municipales; pero me estoy saliendo del tema.

Debe llamar nuestra atención que los organismos operadores de sistemas de agua potable en el país que muestran los mejores indicadores de eficiencia sean aquellos administrados por organismos estatales, no municipales. Ese es el caso de los estados de Baja California, Chihuahua, Querétaro y la zona metropolitana de Monterrey que comprende varios municipios del estado de Nuevo León, aunque es posible que se me olvide alguno.

En algunos de ellos, incluso, ha habido intentos muy serios de algunas administraciones municipales que han pretendido disputarle al gobierno del estado la facultad de prestar el servicio, pero hasta ahora han sido infructuosas, no necesariamente porque hayan enfrentado obstáculos de orden legal, sino porque el solo argumento de que constitucionalmente corresponde a los municipios la prestación del servicio no ha resultado suficiente frente a una administración estatal eficiente. Sobre todo, no ha resultado fácil obtener el aval de una población que se siente bien atendida y que, por decir lo menos, pone en duda las capacidades municipales para mejorar un servicio que es bueno de por sí.

Sobre este particular, algunos investigadores de El Colegio de Sonora han llevado a cabo análisis comparativos que no dejan lugar a dudas. Aunque nos son los únicos, quiero referirme aquí a algunos hallazgos que aparecen en estudios llevados a cabo por Edmundo Loera Burnes y Alejandro Salazar Adams, que publicaron “Capacidades institucionales y desempeño de los organismos operadores de agua en Hermosillo, Sonora, y Mexicali, Baja California”, así como Nicolás Pineda Pablos y Hugo Briseño Ramírez, autores del estudio “Por qué son mejores los organismos de agua de Baja California que los de Sonora”.

El primero de los estudios señala una diferencia en el desempeño promedio de 71.3 en el caso de Mexicali y de 46.0 en el de Hermosillo, que resulta de indicadores tales como cobertura de agua; eficiencia física; eficiencia comercial y sustentabilidad financiera y ambiental. En el segundo de los trabajos mencionados, los promedios alcanzados por los estados de Sonora y Baja California fueron de 6.7 y 8.3, respectivamente.

Además de otras circunstancias, el segundo de los trabajos menciona como determinante el nivel de gobierno responsable del servicio. En el caso de Baja California ha sido estatal desde 1967 y en el de Sonora ha ido variando de federal a estatal y a municipal, siendo que el nivel estatal parece ser el más apropiado para el manejo de este servicio, en la medida que requiere planeación a mediano plazo y volúmenes significativos de inversión, mientras que los municipales tienden a tener menor capacidad por la brevedad de su duración y la escasez de recursos. A estas consideraciones, yo insistiría, particularmente en el caso de Hermosillo, en la renovación interminable de Directores y su carácter improvisado, resultado de decisiones puramente políticas.

Ahora bien, adoptar el carácter de organismo estatal en la prestación de los servicios de agua potable requeriría una voluntad política alineada en el mismo sentido entre autoridad estatal y municipal.

A pesar de la dificultad para alcanzar esa condición de orden político, por sí sola no implicaría la mejora automática del servicio, si no se incrementa sensiblemente la capacidad institucional. Es decir, el caso de Baja California es exitoso no solo porque depende del gobierno de ese estado, sino porque su estructura institucional y su visión lo han hecho posible.

Estimado lector, soy de aquellos que creen que los hermosillenses merecemos una mejor administración del servicio de agua potable y creo, también, que aquí tenemos a excelentes cuadros profesionales para dirigir de mejor manera el organismo, para administrarlo con responsabilidad y honradez y no dudo que contamos con una ciudadanía participativa y preocupada por mejorar los servicios municipales. Insisto en que una organización académica o de participación ciudadana convoque a los interesados a discutir abiertamente estos asuntos. Estoy seguro que podremos llegar a acuerdos que comprometan a los futuros gobiernos. Gracias por su tiempo.