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La moneda está en el aire

Andres Manuel Lopez Obrador, presidential candidate for the Democratic Revolution Party (PRD), attends a news conference in Mexico City, Friday, July 20, 2012. Lopez Obrador claims that winning candidate of Mexico’s presidential election, Enrique Pena Nieto engaged in overspending and vote buying. (AP Photo/Alexandre Meneghini)

López Obrador llegará a la silla presidencial con la mayor cantidad de votos a favor  que haya tenido un candidato presidencial en México, pero también con la mayor cantidad de votos en contra

Por Feliciano J. Espriella

Hoy termina el sexenio que para una gran cantidad de mexicanos, la mayoría, ha sido con mucho, el peor de la historia moderna del país. Sin duda alguna el más corrupto y uno de los más ineficientes.

Empieza a partir de la media noche, lo que en boca del propio protagonista, será la cuarta transformación del país. Esperemos que para bien, pues no todas las transformaciones son positivas, pero ello dependerá en mucho de lo que estemos dispuestos a aportar los mexicanos.

Va a haber cambios, muchos cambios. Ya se han empezado a vislumbrar algunos muy importantes y no podría ser de otra manera. Ya lo dijo Albert Einstein en su muy conocida definición de locura, “La locura es: seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”.

Mi deseo personal que creo comparto con millones de compatriotas es que dichos cambios, que por otra parte ya eran insoslayables, redunden en grandes beneficios para el país.

Pero lo sabremos hasta pasados algunos años. Como decimos coloquialmente, “la moneda está en el aire”.

AMLO es muy polarizante

Andrés Manuel López Obrador ha sido a lo largo de su carrera política un individuo muy polarizante. Es capaz de generar simpatías que rallan hasta en la idolatría como también encono y animadversión a ultranza. No sabe de términos medios.

En el recorrido de su mandato que inicia mañana, encontrará lo mismo caminos pavimentados y tersos, que brechas sinuosas y llenas de riesgos. Si los primeros no lo marean y lo llevan a perder el rumbo y en las segundas se conduce con aplomo, energía, valor, fortaleza y seguridad, tiene buenas posibilidades de salir airoso del mayor reto que le ha presentado la vida.

López Obrador llegará a la silla presidencial con la mayor cantidad de votos a favor  que haya tenido un candidato presidencial en México, pero también con la mayor cantidad de votos en contra. Lo ideal sería que quienes no lo apoyaron en las urnas se sumaran a su proyecto y se unieran a los otros 30 millones de mexicanos. Pero sabemos que no será así.

Enemigos con razón y gratuitos

Es perfectamente entendible que las élites empresariales, con las cuales se viene enfrentando desde hace varios lustros y a las que además les ha advertido que eliminará muchos de sus privilegios, lo vean como enemigo en ciernes.

Sin embargo, el empresariado es pragmático y la mayoría de los grandes grupos económicos dejarán de lado sus diferencias y buscarán cómo acomodarse en las nuevas condiciones que se les presentarán. De hecho ya lo han venido haciendo. A ninguno de ellos le conviene que haya enfrentamientos abiertos y seguramente no llegará la sangre al río.

Pero hay, por otra parte, cualquier cantidad de “caciques y caciquitos” que han venido acumulando cotos de poder regional y hasta nacional que no estarán dispuestos a perderlo en el combate a la corrupción a fondo que al parecer ya inició López Obrador. Éstos seguramente intentarán con todo tipo de artimañas descarrilar el sexenio.

El embate de los medios

Otro fuerte enemigo que tendrá el presidente López Obrador y que de alguna manera lo mantendrá a raya los seis años, será el de los medios de comunicación. Los primeros pasos que ha dado el equipo de López Obrador en relación a los medios, apuntan a que será severamente reducido el gasto en propaganda y publicidad de la próxima administración federal.

No es para menos, Enrique Peña Nieto en su sexenio gastó casi 100 mil millones de pesos en medios, la mayor parte en las grandes cadenas televisivas y radiofónicas nacionales, así como en algunos de los principales medios escritos del país.

Desde ya, muchos de ellos se sienten y con razón, amenazados. En consecuencia han empezado a contraatacar. El caso más reciente y más obvio sucedió con una “supuesta” encuesta publicada por uno de los diarios de mayor circulación el pasado lunes.

Según dicha encuesta publicada en portada con el título de “Cae 9 puntos la aprobación de López Obrador en tres meses”, la popularidad del tabasqueño va en caída libre y de 64.6% de aprobación que tenía en agosto, descendió a 55.6% en noviembre.

Sin embargo, la misma encuesta revela un significativo detalle: fue realizada por el mismo diario, el cual nunca ha tenido un departamento de encuestas y siempre se las han maquilado.

Contrasta además fuertemente con una nota del mismo día en el diario El Financiero, que publicó en portada con el título de: “AMLO llega con 66%; EPN se va con 26%.

Y contrasta mucho más con una noticia de Ciro Gómez Leyva que dio a conocer el pasado 10 de noviembre a través de su noticiero, en la cual Andrés Manuel López Obrador subió 10 puntos tras la consulta NAIM, según una encuesta publicada por el Gabinete de Comunicación Estratégica.

Según dicha encuesta, AMLO antes de la Consulta estaba en 68% y se fue 10 puntos arriba, alcanzando un 78%, es decir, aproximadamente 8 de cada 10 mexicanos apoya o habla bien del presidente electo.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.