DardosDestacada

La oferta del huachicol en Hermosillo

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E. 

CUANDO EL lujoso pick up negro aparcó frente a la oficina de facturación de la estación de gasolina, nadie sospechó, salvo el gerente que lo veía todo desde su pantalla de vigilancia.

De la camioneta bajaron dos tipos y preguntaron a la secretaria por el encargado.

Desde el monitor, el gerente los observaba. Calzado de obrero desgastado, jeans desgastados, playeras casuales; del cuello de uno colgaba una pesada cadena de oro. No los conocía, pero los hizo pasar.

Sin cortapisas, los sujetos ofrecieron sus servicios: a 15 pesos el litro de gasolina para surtir sus tanques, ellos la trasladaban y no tenía que preguntar nada.

La conversación no duró mucho. Los tipos se marcharon con la negativa respuesta. El empresario gasolinero de Hermosillo se quedó masticando lo sucedido durante ese encuentro a principios de diciembre.

Él asegura que de entrada por ser combustible de dudosa procedencia, no vale la pena. Segundo, no saben la calidad y no pueden poner en riesgo motores de su cartera de clientes.

Sin embargo, añade, así como estos sujetos llegaron a su estación, muy probablemente visitaron otras franquicias.

Ahora la pregunta para las autoridades federales: ¿Cómo garantizan la calidad del combustible en las diversas gasolineras?

LOS QUE siguen la pista de la venta clandestina de gasolina, quizá les interese darse una vuelta por San Pedro El Saucito. Comentan que desde hace tiempo ahí venden como “drive-thru”, llegas, pides tú bidón de 10, 15 litros y te lo sirven con una manguera.

POR OTRA parte, es una burla constante para los cerca de 50 niños que acuden a primaria “20 de noviembre” de la comunidad rural Santa Emilia-San Bartolo (a unos 30 kilómetros de Hermosillo).

Fue durante el sexenio de Guillermo Padrés cuando autoridades del Instituto Sonorense de Infraestructura Educativa, entonces bajo el mando de Luis Felipe Romero, anunciaron a las humildes familias de los alrededores que construirían un comedor para los estudiantes. A los días instalaron un enorme letrero azul con la leyenda: “Que siga el cambio”.

Han pasado más de seis años y de la obra solo se ve una hilera de blocks y varillas saliendo de la tierra. De sobra se sabe que a los exfuncionarios no les interesó… pero ¿y las actuales autoridades de Infraestructura?

Twitter @gtzrigo