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Los viajes de la suerte

Usamos las aplicaciones de transporte por comodidad, rapidez, emergencia o cualquier motivo y es horrible tener que pensar ¿Cuál será mi suerte en este viaje?

Por Karla Karina Flores

En los últimos días a través de los medios de comunicación hemos escuchado, leído o visto en redes sociales acerca de la desaparición de mujeres y hombres, hay múltiples razones desconocidas de las desapariciones en el estado de Sonora y en todo México, sin embargo, son cifras cada vez más altas y es una nota que se está volviendo de lo más común de nuestro día a día.

Hace un año compartí unas letras a través de Crónica Sonora, respecto al movimiento 9M del 2020, en donde no coincido con quienes causen violencia como forma de exigir a las autoridades una solución ante la ola de inseguridad que estamos viviendo, compartiendo que apostemos a la educación y desde nuestros núcleos familiares fomentando valores, empatía y amor, como sugerencia para hacer contrapeso a tantas aberraciones que suceden a diario.

También dije desde mi voz de mujer: nos están matando, y nadie hace nada; pasado un año, seguimos siendo el “género vulnerable”, seguimos temiendo, es lógico pensar ¿Qué suerte nos tocará en nuestros viajes realizados mediante aplicaciones? Y no por sucesos imaginados, sino por hechos que han acontecido y han sido denunciados en estos últimos días en redes sociales.

Usamos un servicio de transporte de aplicación ya sea por comodidad, rapidez, emergencia o cualquier motivo y es horrible tener que pensar ¿Cuál será mi suerte en este viaje? Quizá a todas las personas les suceda, o no sé si sólo las mujeres, vivimos aterradas compartiendo nuestras ubicaciones, haciendo llamadas para ir avisando en dónde vamos, o si sólo entre nosotras existe el: “avisa cuando llegues”.

Jamás culparía al género masculino de lo que está pasando, más bien culparía a los que no hacen nada para evitarlo, que podrían llamarse: los tres poderes de Gobierno, impunidad en la impartición de justicia, fáciles contrataciones por parte de empresas que prestan servicios de transportación desconociendo qué tipo de chofer está tras el volante, falta de programas de concientización, y muchas cosas más que podrían ayudar a dar fin a esta pesadilla; todo esto también puede ser cosecha de asuntos de valores morales, tema que hace tiempo se ha desenfocado de la agenda, a pesar de la importancia que tienen dentro de una sociedad, claro que todo siempre empieza en la raíz familiar.

Viendo que no hay respuestas para acabar con esto tan ruin y como se van “echando la bolita” para no tener responsabilidad ante el tema, lamentable es que como mujeres sólo nos quede traer algún artículo de defensa personal, como algún gas y por supuesto la bendición de Dios, ya que no se ve cuando será el fin de tanto agravio.