Consejos Saludables

Menos azúcar, más salud

Se debería declarar la guerra contra el azúcar, para que la población tome consciencia. La llanta en la cintura aparece por los niveles altos de insulina, una señal de alarma antes de que aparezca la diabetes.

Por Rosa Chávez Cárdenas

Un buen propósito para iniciar el año, el que más beneficios aporta a la salud: reduce la ingestión de azúcar. Revisemos la historia, el azúcar de caña crecía de forma silvestre en el siglo VIII a.C, viajeros y comerciantes ayudaron a propagarla por todo el planeta. Como los tulipanes, el azúcar fue tomada como símbolo de estatus.

En el siglo XVII el Reino Unido tenía el monopolio del comercio mundial, la producción masiva ayudó a Gran Bretaña, a construir su imperio con el abuso de esclavos de África. Los colonos de la isla de Barbados descubrieron que la caña crecía en el suelo pedregoso de la isla, donde el algodón y el tabaco no prosperaban, de manera que el cultivo se convirtió en un negocio lucrativo, incluso atrajo migrantes a la isla. Gran Bretaña tuvo el monopolio del comercio por más de un siglo.

Durante las guerras napoleónicas del siglo XIX, bloquearon las rutas comerciales de los franceses en el Caribe lo que disminuyó el suministro. Napoleón invirtió bastantes recursos en la producción de remolacha azucarera para garantizar la necesidad de azúcar. No pasó mucho tiempo antes de que el azúcar de remolacha inundara el mercado británico, hasta que el precio se desplomó.

La adicción individual al azúcar se había incrementado de 5 kilos al año, subió a 21. El endulzante se volvió indispensable, desde el té y todos los alimentos, siguieron con la adicción, el pan con mermelada. La dieta de la clase trabajadora era: pan, mantequilla, mermelada y pastelillos.

El azúcar se encuentra como elemento indispensable en la dieta, romper el paradigma de siglos de costumbres requiere mucha fuerza de voluntad.

México y Estados Unidos están sufriendo las consecuencias, las enfermedades crónico-degenerativas por el abuso del azúcar se han incrementado de manera alarmante. El azúcar añadido se esconde en el 70 por ciento de los alimentos envasados: el pan, yogurt, salsas como la cátsup, jugos y los refrescos, cada bebida de medio litro lleva hasta 70 g.

En promedio ingerimos 17 cucharaditas de azúcar agregada. Las consecuencias en la salud se multiplican, el azúcar daña al hígado como lo hace el alcohol; la diabetes se ha convertido en una pandemia, así como el cáncer, el accidente cerebrovascular, incluso el Alzheimer.

El hígado graso está relacionado con el consumo de azúcar, también la presión arterial y por supuesto la obesidad. Los costos de padecer diabetes son altos de manera emocional, familiar y económica, es uno de los padecimientos más autodestructivos.

Se debería declarar la guerra contra el azúcar, para que la población tome consciencia. La llanta en la cintura aparece por los niveles altos de insulina, una señal de alarma antes de que aparezca la diabetes.

La fructuosa procesada, la que utilizan en los refrescos inhibe la acción de la hormona leptina (un supresor del apetito) el cerebro deja de recibir el mensaje, no para de comer, lo que ocasiona el aumento de peso. También afecta al sistema dopaminérgico, el centro del placer, de manera que se incrementa el deseo de alimentos con azúcar.

Prueba el desafío, retira el azúcar del café y las bebidas azucaradas de tu dieta diaria. Cambia el pan blanco por pan integral, en lugar de postre, ingiere fruta, deja la costumbre del jugo de fruta.

Los estudios muestran que reducir el azúcar mejora el metabolismo, la presión arterial, el colesterol y la glucosa en sangre, además tendrán mayor energía. Es un mito que el azúcar aumenta la energía. En tres semanas sin azúcar verás los beneficios, el metabolismo se recupera y el sistema de dopamina en el cerebro vuelve a la normalidad.

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