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Migración ancestral y derechos humanos

Por Héctor Rodríguez Espinoza

I. Introducción

Al igual que en muchas partes del mundo, en la compleja frontera y pesada vecindad entre México y Estados Unidos, el problema de la migración tiene, cada día más, un peso específico para sus gobiernos, sus Instituciones educativas y culturales, sus medios de comunicación y sus pueblos. Sus profundas raíces y consecuencias son históricas, filosóficas, religiosas, sociológicas, económicas, culturales, jurídicas y políticas.

II. Emigrar

No es extraño al humano, es ancestral. No hay historia de un pueblo que no inicie llegando al sitio actual desde origen remoto y mítico, tipo Aztlán. Por hambre, miedo, esperanza, ambición, ilusión. Cuarenta millones de europeos cruzaron el Atlántico a este continente de 1850 a 1930.

Es digna de recordarse la larga historia de asilo de nuestro país y la tradición desde el siglo XIX que albergó más de 200 mil refugiados, numerosos dirigentes políticos, escritores y perseguidos: Judíos que huían del nazismo, 30 mil republicanos españoles que huyeron tras la guerra civil, 300 indígenas kikapús que huían de la persecución y exterminio aplicadas en EU y miles de confederados al término de la guerra civil y otros perseguidos por el macarthismo, 46 mil guatemaltecos y latinoamericanos durante las dictaduras militares de los 80. Otros personajes: José Martí, en 1875 desterrado de Cuba, de donde al paso del tiempo llegarían Fidel Castro Ruz, en 1955, y Julio Antonio Mella, dirigente estudiantil. César A. Sandino, en 1929 huyendo de la dictadura militar en Nicaragua, o de Farabundo Martí, perseguido político salvadoreño que arribó ese año, y muchos nicaragüenses por enfrentarse a la dictadura de los Somoza. Numerosos dirigentes políticos latinoamericanos y connotados intelectuales: Gabriel García Márquez, el poeta chileno Pablo Neruda, el novelista venezolano Rómulo Gallegos, los guatemaltecos Augusto Monterroso y Luis Cardoza y Aragón y el dramaturgo japonés Seki Sano.

III. El último libro de Sartori

Ugo Pipitone, La Jornada, 5 junio del 2001, menciona: La sociedad multiétnica, Taurus, Madrid 2001, contra una forma específica de politically correct: el multiculturalismo, corriente de pensamiento que en el reconocimiento recíproco entre culturas postula su igual “valor”, fuente de ambigüedad y de consecuencias antidemocráticas. Lo concibe como un pequeño-gran libro, escrito con pluma envidiable y rígidamente académica. Como científico social, de lógica y precisión de conceptos, pierde de vista que cuando se habla de sociedad, de seres humanos, los criterios de la ciencia a veces son insuficientes para entender, ni se diga para cambiar. Nos pone en tensión frente a realidades que operan al límite de nuestros conocimientos, de nuestra visión del mundo.

Sus tesis principales: el multiculturalismo, que postula un reconocimiento recíproco entre las culturas, es el anuncio de una posible tribalización de la sociedad abierta y, al mismo tiempo, la negación del pluralismo. En las sociedades democráticas el pluralismo es el oxígeno dentro del cual el ciudadano emerge separando Dios del Poder, como afirmación de reglas comunes de vida social y base de una dialéctica de consenso y conflicto. El multiculturalismo proyecta un mundo en que el reconocimiento de las diferencias étnico-culturales termina por crear universos cerrados.

Reconociendo igual valor a cualquier forma de organización social, se destruye la capacidad de dar un valor a cualquier cosa. Todo se confunde en un “pluralismo”, anuncio de Edad Media.

Reconocer a los pueblos inmigrantes que se integran a las sociedades europeas el derecho a sus tradiciones, puede significar la aceptación de la mutilación del clítoris, la poligamia (masculina), la organización tribal que establece, en una sociedad abierta, sus propias normas de vida de frente y en contra del país anfitrión. Es la ruptura de la relación irresuelta de consenso-conflicto en que se basa la sociedad liberal: cualquier movimiento absoluto hacia el consenso puede producir desastres democráticos, tanto como un movimiento excesivo hacia las diferencias aceptadas, como datos permanentes de la vida colectiva. En este caso, en nombre de la igual dignidad de las culturas.

Sartori establece clara diferencia entre la acción afirmativa (con la que en EU se favorecen ciertos grupos minoritarios discriminados) y el multiculturalismo. Mientras la primera tiende a homologar a favor de sectores desfavorecidos o discriminados, el segundo sanciona las diferencias en el reconocimiento de la igual dignidad de culturas diferentes.

Añade Pipitone: mientras el primero refuerza el pluralismo, la segunda lo destruye creando espacios sociales balcanizados al interior de los cuales la primera víctima es el ciudadano. O sea, el individuo que independientemente de su color, “raza” o credo religioso, es portador de derechos y obligaciones iguales para todos. Un camino hacia nacionalismos pequeños, de los cuales la ex Yugoslavia es el mejor ejemplo de futuro indeseable.

IV. México

Se encuentra en la misma latitud del Sáhara, el mayor desierto del mundo y la mitad de su territorio seco. Tiene menos agua per cápita que Egipto y 60% menos que hace 50 años. 2/3 partes de su superficie son áridas o semiáridas, la disponibilidad natural de agua promedio per cápita en el sureste es mayor en 8 veces al centro, norte y noreste. La población del sur consume 15,270 mts. cúbicos/habitante/año, por 1,930 mts. cúbicos del centro, norte y noroeste. El consumo nacional promedio es de 4,960 mts. cúbicos.

La más grande migración de la historia, de un país a otro, la migración mexicana a EU, empezó como conquista con el Tratado de Guadalupe, 1848, pasaron a su dominio 90 mil mexicanos residentes en los territorios anexados. Flujo imparable compensatorio: México produce más gente que riqueza, EU más riqueza. Los seres humanos que salen de aquí, llegan allá – metamorfosis perversa- como «mano de obra barata»: Brazos, palancas, aparatos de pizcar, indeseados pero indispensables.

Para 2030 será de 17 millones nacidos en México o de padres aquí nacidos. Sólo documentados. Un ilegal por cada legal, el censo de California, el más poblado de EU (35 millones).

A pesar del aumento de recursos, equipo y personal en Inmigración y Naturalización de EU, la cifra mensual de aprehensiones no repuntaba. La vigilancia se redobla, los migrantes descubren nuevos cruces: 26 nuevos en 1993, 24 en 1994 y 30 recientes. ¿Será insostenible, infinito, nuestro crecimiento demográfico y el ritmo de asimilación de su economía? Su integración parece beneficiosa e inevitable. Dicen los judíos: “Ustedes dicen: Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EU. Allá decimos: Pobre Israel, tan cerca de Dios y tan lejos de EU”.

Miles de mexicanos mueren anualmente o cazados por rancheros de Arizona en la frontera. El Departamento de Justicia de EU no acepta acciones legales a pesar de denuncias de abogados y activistas de derechos humanos que presionan, apoyados por American Friends Service Committee. “No es solución enviar más agentes de la Patrulla Fronteriza”, dicen. Reconocen que los líderes políticos de Arizona y de la capital están convencidos de que la solución es enviar más agentes a la zona. El sheriff de un condado de Arizona declaró al Senado, que entre uno y 3 millones de inmigrantes cruzaron la frontera con Arizona en 1999 y exigió enviar más agentes federales.

El entonces cónsul en Sonora, Ronald Kramer, justificó a los rancheros de Douglas: “Están en su derecho de proteger sus propiedades e integridad personal y la de sus familias” y responsabilizó a la prensa mexicana de escandalizar, pues “es un pequeño grupo de residentes del Sur de EU en defensa de sus intereses cuando los migrantes cruzan por sus terrenos”. Calificó exagerados los calificativos que se expresan al referirse a incidentes, pues “no es cacería ni mucho menos xenofobia”.

V. Carlos Fuentes

Premio Cervantes y el Premio Príncipe de Asturias, afirmó que en EU había 270 millones de habitantes, 30 hablantes de español, la mayoría inmigrantes legales de Hispanoamérica. Entre 2 y 3 millones indocumentados. También la descendencia de españoles y novohispanos o mexicanos que cruzaron el Río Grande, con Oñate, hace 400 años, fundando El Paso del Norte. Y los exploradores del SO, Vázquez de Coronado, Cabeza de Vaca, Marcos de Niza y Ponce de León. De San Francisco. Ca. a San Agustín, Florida, hay una fundación hispana en EU, anterior a su colonización inglesa, a la independencia de ambos países y a la anexión de California, Nevada, Colorado, Arizona y Nuevo México, tras la derrota y firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo.

Hay una hispanidad norteamericana anterior a los EU, se hablaba castellano mucho antes de inglés. Antes que un europeo pisase de Oregon a California y la Florida, no eran tierras mudas ni despobladas, eran del esquimal en el Pacífico Norte, de los indios pueblos, navajos y apaches en Arizona y Nuevo México, y seminoles en Florida, de sus lenguas, mitos, ceremonias y costumbres. Paradoja: Si la conquista hispana de los antiguos territorios mexicanos y españoles del SE de EU es genéticamente silenciosa, culturalmente es un vozarrón español, lo hablará la mitad de EU, a mediados del presente siglo, lengua rival del inglés, mundialmente, la segunda occidental, hablada por 400 millones de personas.

Es importante el papel cultural en EU de quienes portan el español y las tradiciones hispánicas y serán mayoría en Texas y en California para 2020. Su futuro tiene sentido y valor si se convierte en hazaña incluyente que haga toda América, no sólo EU, un área multicultural. La cultura continental comparte origen indígena, trasplante africano y colonización europea. Y la herencia europea es occidental, mediterránea, grecolatina, hebrea y árabe.

La base de la hispanidad en EU es el trabajador migratorio, mayormente mexicano y trabaja en lo que ningún anglo: Cosechas, mataderos, construcción, servicios, restoranes y hoteles y hospitales. Sin ellos —John K. Galbraith— “las frutas y vegetales en Florida, Texas y California no serían cosechadas. Subirían los precios espectacularmente. Vienen porque son necesitados y contribuyen visiblemente a nuestro bienestar”. Pobres migrantes mexicanos: Tan cerca de la miseria de México y de la discriminación de Estados Unidos.

Fuentes también afirmó que el Siglo XXI será el siglo mestizo y que no le teme a la globalización, pero quien sí debe hacerlo es Estados Unidos, ante los 35 millones de hispanoparlantes en su territorio que portan valores propios de América Latina como familia, religión, comida, música.  “El Siglo XXI será el siglo mestizo o no será. Va a ser el siglo de las grandes migraciones laborales y eso va a significar problemas frente a las xenofobias y chauvinismos de los países desarrollados del norte”.

En declaraciones al diario ecuatoriano El Comercio, aseguró que México tiene una cultura muy profunda con la que podrá hacer frente a las modas y que ante esa futura realidad “vamos a tener un protagonismo conflictivo que deberá unir a quienes hablamos la segunda lengua occidental, cual es el español”.

El autor de “La muerte de Artemio Cruz” y “La región más transparente” descartó, por otro lado, que los intelectuales sean indispensables en el ámbito político como lo fueron 50 años atrás, pues en la actualidad hay muchas voces, como la prensa y los movimientos sociales que cumplen ese papel.

VI. Sea lo que fuere, los países del Occidente desarrollado deben reformular sus actitudes ante la migración y los gobiernos de todo el mundo deben ponerse de acuerdo en un nuevo paradigma, para hacer frente a una expresión de movilidad humana que no va a menguar en los próximos años, pero puede ser asumida desde una perspectiva de derechos humanos efectivos y sustanciales y no, como se hace ahora, con políticas policiales y fronterizas que causan miles de muertes.