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Patria, nación, patriotismo e independencia en Sonora

El patriotismo es el valor que procura cultivar el respeto y amor que debemos a la Patria, mediante nuestro trabajo honesto y la contribución personal al bienestar común

Ing. Ignacio Lagarda, historiador y Cronista Municipal de Hermosillo

Por Ignacio Lagarda Lagarda

Según la Real Academia Española, Patria (del adjetivo latino patrius, “relativo al padre”), es la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.

La palabra, como tal, proviene del latín Patria, que significa “tierra de los antepasados”. De allí que el vínculo con la Patria pueda ser de orden afectivo o de sangre, pues es el lugar al que también pertenece la familia del individuo.

En la Patria interviene la historia, la cultura o la tradición, pero también la historia personal del individuo y los sentimientos que este tenga con relación al lugar al que pertenece o al que se siente vinculado afectivamente. Por eso, también se habla de amor a la Patria.

La Patria puede ser, también, el espacio geográfico al que una persona se siente ligada: su pueblo, su tierra, su región, su país o su nación.

La Patria suele invocarse con fines políticos, apelando a un sentimiento patriótico o nacionalista, para exaltar el sentido de pertenencia de la colectividad, especialmente en situaciones de amenaza a la seguridad de la nación, de guerras o enfrentamientos bélicos.

De este modo, la Patria es también una construcción hecha desde el poder sobre lo que es el sentimiento hacia la nación, lo que implica definir un conjunto de códigos culturales con los cuales identificarse, una serie de símbolos patrios, como la bandera o el himno, así como la gloria o relevancia de ciertos acontecimientos y personajes considerados determinantes para la fundación de la Patria.

Por esa razón, hay quien considere que la noción de Patria puede ser perjudicial para la convivencia pacífica entre pueblos y naciones en el mundo, y sea apuntada como una de las principales causas de conflictos y las guerras en el planeta.

Nación es el conjunto de personas que se identifican con un territorio, idioma, raza y costumbres, constituyendo generalmente un pueblo o un país.

La palabra nación proviene del latín nātio (derivado de nāscor, nacer), que podía significar nacimiento, pueblo (en sentido étnico), especie o clase.

Una nación se caracteriza por la identidad cultural, social, histórica y política de un pueblo. En este sentido, se puede definir el sentimiento de una nación como el parecer de un grupo de personas que comparten lazos con los cuales se identifican culturalmente.

La misma institución define al patriotismo (De patriota e ismo) como el amor a la Patria, sentimiento y conducta propios del patriota. A su vez, define al patrioterismo como el alarde propio del patriotero, y al patriotero, como quien alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo.

El patriotismo es el valor que procura cultivar el respeto y amor que debemos a la Patria, mediante nuestro trabajo honesto y la contribución personal al bienestar común. Tal vez para muchos, el ser patriota consiste en el orgullo de haber nacido en un país rico en recursos o de gran tradición cultural; para otros significa portar los colores nacionales en un evento deportivo o en el viaje al extranjero; algunos más sólo sienten pertenecer a su país en la fecha de una celebración nacional y sólo como pretexto para organizar una fiesta con sus amigos.

La conciencia parece despertarse cuando aparecen los desastres, las guerras y otros sucesos extraordinarios resaltando el patriotismo y la solidaridad, pero todo pasa y volvemos al ritmo de vida habitual. No es posible esperar la aparición de calamidades para darnos cuenta de nuestra capacidad de entrega y trabajo gustoso por los demás.

En lo cotidiano las personas tienden a compararse con otras naciones “en las que se vive mejor”, y tal vez deberíamos comenzar por adquirir las cualidades que admiramos y elogiamos en los habitantes de otras latitudes y colaborar positivamente al enriquecimiento de nuestra cultura, reconociendo que la Patria nos ha proporcionado las condiciones indispensables para lograr nuestro desarrollo intelectual, social, moral y económico.

El patriotismo se manifiesta por los valores que transmitimos como ciudadanos conscientes: trabajo, conducta, modales, respeto a las normas y costumbres, pero podemos suponer que de poco sirve tener una actitud recta cuando se transige con la trampa, el abuso y la pereza. El verdadero patriota puede quejarse de su nación observando su errores y deficiencias, pero al mismo tiempo busca y propone los medios para poder solventarlos, pues no es correcto contemplar como el país se hunde cada día más sin que hagamos algo al respecto.

Por otra parte, la RAE define al nacionalismo (de nacional e ismo), como el sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia.

Como elemento de la conciencia social, el patriotismo adquirió especial significación en la época del capitalismo ascendente al formarse las naciones y los estados nacionales.

Desde hace muchos siglos, el hombre vive en Patrias que se han formado históricamente. En ellas se desarrolla como ente social y cultural. Esta es la razón de que el patriotismo se haya convertido en uno de los sentimientos y estímulos humanos más hondos, estables y fuertes. No se trata de una propiedad ingénita, biológica, de los individuos; es un sentimiento social, históricamente condicionado, de amor al propio país, a cuyos intereses sirve, y de este modo se manifiesta. Todos los pueblos están interesados en el desenvolvimiento social y cultural de sus Patrias respectivas, es decir, del medio social, cultural y político en que viven y trabajan; cada pueblo posee determinados intereses comunes relacionados con la defensa de la Patria, de la lengua materna y de la cultura frente a los invasores.

Los sentimientos patrióticos se han ido desarrollando y consolidando de generación en generación. El proceso se ha acentuado más aún porque todos los países, en un período u otro de su historia, se han encontrado bajo la amenaza de invasiones que suponían para las masas del pueblo pillaje, esclavización y cruel cautiverio.

Cuando en 1810, el cura Miguel Hidalgo encendió la hoguera para la liberación de la Nueva España con la intención de la formación de un país libre y soberano, los sonorenses de entonces se encontraban muy alejados de donde inició la insurrección y nunca nos enteraron.

Por el contrario, Hidalgo comisionó al insurgente José María Felipe González de Hermosillo y Chávez, un jaliciense oriundo de Zapotlán el Grande (Ciudad Guzmán), para acudiera a la región del Pacífico para liberarla. Lo logró en el norte de Jalisco, en Nayarit y el sur de Sinaloa, pero en San Ignacio Piaxtla se encontró con el sonorense Alejo García Conde quien iba desde Arizpe, Sonora para, en nombre del virrey, derrotarlo, lo cual logró en esa misma población y a González Hermosillo, no le quedó otra que regresarse a su tierra a seguir luchando por ocho años más hasta que fue asesinado en Michoacán.

En Sonora no hubo lucha y mucho menos guerra de Independencia y en 1821 no les quedó otra más que celebrar el nacimiento de nuestra nueva Patria.

Desde entonces, por la lejanía con el centro y sur del país, de arraigadas tradiciones patrióticas y culturales, y la cercanía con el coloso del norte, ha vivido alejado de ellos, viviendo, como dijo alguna vez un clásico: “de frente a EE.UU. y de espalda al México profundo.

Vivamos éstas fiestas patrias con más patriotismo y menos nacionalismo, que es lo que ahora tanto requiere nuestra Patria.