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Una nueva guerra en los países árabes

La declaración de independencia de los kurdos en Irak podría provocar la división del país y una guerra prolongada en la región autónoma, si se hace realidad la separación

Por Dr. Jorge Ballesteros 

Siete años de guerra, cerca de medio millón de personas muertas solo en Siria,  países destrozados y cansados de esta carnicería y cuando se veía el final de esta lucha, los Estados Unidos e Israel se sacan un “as” debajo de la manga, la independencia de los kurdos, el arma de desestabilización masiva de Washington en el oriente medio. Se trata del plan B de Obama.

Al fracasar el intento de crear un califato, o estado independiente de los terroristas de DAECH, gracias a la Resistencia de Irak y Siria y al apoyo de Rusia, Irán, y del movimiento de resistencia islámica del Líbano Hezbola, este plan para fragmentar, dividir y llevar la guerra a Irán y la desestabilización al resto de oriente medio, no se pudo concretar y ahora la carta que les queda es la independencia de los Kurdos a los cuales estuvo armando y entrenando los EE.UU., durante todo este conflicto y los utilizaba como su ejército particular, para supuestamente combatir a los terroristas de DAECH.

El objetivo: dividir y desmembrar, empleando a los terroristas, a Siria, Irak, Libia, Líbano, Egipto, Irán, convirtiéndolos en pequeños estados atomizados, políticamente débiles y enfrentados entre sí, estableciéndose con ello, a su vez, la posibilidad de crear entidades (pueden ser califatos o estados, da lo mismo) que, como ya hicieron con Israel, se encarguen, en función de los intereses imperialistas y del gran capital financiero, del control del petróleo, del gas y de los recursos acuíferos existentes allí.

Un referéndum por la independencia del Kurdistán se celebró el 25 de septiembre tanto en la región autónoma como en las áreas disputadas por Irak, incluida la ciudad de Kirkuk. La declaración de independencia de los kurdos en Irak podría provocar la división del país y una guerra prolongada en la región autónoma, si se hace realidad la separación, el Kurdistán iraquí e Irak estarán combatiendo entre sí durante décadas.

Los kurdos serán utilizados como un arma de Washington para la desestabilización masiva del Medio Oriente, planteándose en dichas concepciones la creación de un estado kurdo independiente, o más bien dependiente y controlado, incrustado particularmente en medio de Turquía, Siria, Irak e Irán, y a partir precisamente de la división territorial, o sea, la desintegración, de estos países. Proceso del cual el referéndum celebrado constituiría sólo el primer paso.

Desde la invasión de Irak y el conflicto abierto de Siria, tanto los medios de comunicación mainstream como los políticos norteamericanos han prestado un halo romántico a los Kurdos para justificar la narrativa intervencionista occidental en estos países. Desde que EE.UU. invadió Siria, EE.UU. e Israel han sostenido al Kurdistán semiautónomo, comprándoles Israel por valor de 3.84 billones de dólares en petróleo, un movimiento que podía tener ramificaciones geopolíticas y económicas para las dos partes.

La fragmentación de Irak para formar la región del Kurdistán “independiente” fue propuesto desde hace más de una década por la Casa Oval cuando se rediseñó el Plan para Medio Oriente, después de eliminar a Saddam Husein.

Las relaciones del presidente del Kurdistán, Barzani, en tanto su familia ha tenido nexos directos con el Mossad y la CIA, responde a la obligación de fracturar Irak apoderándose de una región estratégica en recursos naturales y minerales, además de ofrecer un “nuevo país” a Israel y EE.UU., en forma de ariete incrustado en el corazón de naciones con soberanía como Irán, Siria, Turquía, e Irak.

No es casual en este sentido que la creación de ese estado kurdo por el que se votó en el referéndum, a diferencia del tan discutido estado palestino, ha sido totalmente apoyada por el gobierno sionista de Tel Aviv. Lo que no es difícil de explicar pues la existencia de ese hipotético estado kurdo le serviría de muro de contención en particular frente a Irán, constituyendo también un importante espacio para la atracción de la inmigración judía, el régimen israelí colonizará la región del Kurdistán de Irak con 200.000 judíos, junto a la inversión de inmensos capitales. Por eso se habla en la región de que el estado Kurdo será un nuevo Israel incrustado como cuña entre  Irán, Turquía, Siria, e Irak, con la balcanización permanente de esa área.