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El reto de ser Mujer

Abogada Estefanía Higuera, en la lucha por normalizar la presencia de las mujeres en este competido campo laboral.

En la abogacía, en la docencia o en el deporte, ser mujer tiene sus alegrías y sinsabores

Por Antonio López Moreno

Ya sea desde el mundo del litigio en los juzgados penales, en el arte de la enseñanza o en la práctica del deporte, la brecha de desigualdad entre el hombre y la mujer aún existe y millones a diario viven con eso.

Estefanía Higuera egresó de la facultad de leyes en la Universidad de Sonora, desde sus estudios ingresó al campo laboral, misma tarea que no ha sido fácil de conllevar.

“Por una parte es lo más sencillo del mundo, ya que el derecho es lógico y por lo tanto no es una cuestión de género, sino de las capacidades con las que cuentes o los estudios que generes a lo largo de la carrera o el desempeño profesional”.

“Por otro lado sí es complicado por el ámbito en el que nos desenvolvemos, ya que aunque suene trillado es un campo laboral de hombres”.

Al recorrer los juzgados e instancias jurídicas, se ha topado con varios obstáculos ligados a ser mujer y ha sido testigo de la discriminación que viven muchas a quienes les restan credibilidad cuando les otorgan un puesto con poca experiencia.

Además en el mencionado mundo laboral, señaló, aún existe favoritismo en cuanto a la contratación de los hombres al considerarlos por razones de su sexo, más aptos para algunas tareas.

“Pues aún y cuando ya no se encuentra tan marcada la diferencia o favoritismo por el otro género, si nos enfrentamos ante la discriminación en menor o mayor nivel, puesto que por lo que me he percatado, muchas veces prefieren contratar a hombres en el litigio por ser más fuertes, menos sensibles o que aguantan más la presión”.

Sin embargo, a pesar de que el camino ha sido lento, Estefanía confía en que la brecha de desigualdad pronto dejará de existir, pues adjudicándolo a una cuestión de inercia, poco a poco comienzan a abrirse puertas al sexo femenino en el mundo legal.

María José Valenzuela, entrena jiu jitsu brasileño por diversión y para su seguridad personal.

“Me parece que es una cuestión de inercia, es decir, actualmente ya se está abriendo el campo de acción a las mujeres, ya se están contratando a más abogadas para que desempeñen puestos jurídicos y esto en consecuencia va a generar que se normalice la presencia de las mujeres en la abogacía”.

Ser maestra es un acto de valentía

Alejandra Morales nació en el municipio de Guaymas donde estudió la licenciatura en educación. Recientemente llegó a la capital de Sonora a trabajar como maestra de educación primaria, mismo oficio que dice, ya no es seguro para las mujeres, sino más bien, es un acto de valentía.

“Yo considero que ser docente y ser mujer en estos días es un acto de valentía, porque ya no solo te expones al hecho de salir de tu ciudad, de los gastos que tienes que hacer por ser maestro foráneo”, comentó.

Alejandra vio su vocación por la enseñanza desde temprana edad, lo adjudica a un instinto maternal, sin embargo hoy va más allá.

Y es que no es igual, sobre todo en estos tiempos, que un maestro abrace a un niño a que lo haga una mujer, y esa vocación de servicio intenta llevarla a la práctica en el plantel donde labora, a pesar del riesgo que eso conlleva.

“Antes tu llegabas a una comunidad y te recibían, eras el maestro, eras el ejemplo. Y no obstante de que la sociedad ya nos perdió ese respeto, también tenemos que lidiar con el miedo a que nos roben, nos violen, nos secuestren, nos asalten a la vuelta de la esquina”.

Es una labor dura, sostiene, pues en ocasiones pone en riesgo su integridad para salvaguardar la de los niños. Ante tal situación, Alejandra no posee ninguna garantía.

“Tu proteges a esos niños, pero, ¿a ti quién te protege?, tu esperaste hasta las 7 de la noche para que ese niño fuera a su casa porque su papá llegó tarde, pero, ¿Quién espera que tu llegues bien a casa?”.

Mujeres destacan en deportes que antes eran para hombres

María José Valenzuela comenzó en la práctica del jiu jitsu brasileño hace aproximadamente cuatro años, un deporte tradicionalmente practicado por hombres, en cuyas academias abundan los varones, sin embargo una disciplina en la que ha destacado.

El entrenamiento constante, la disciplina y la pasión por el deporte, presentaron en lo inmediato varios cambios en sus hábitos, mismos que no solo se vieron reflejados en su salud, sino en su capacidad emocional.

Profesora Alejandra Morales: “ser docente y ser mujer en estos días es un acto de valentía”.

“Todos esos cambios como la disciplina de comer bien, ser constante (entrenar 5 a veces 6 días a la semana), combinarlo con otro ejercicio, despejando mi mente en cada entrenamiento, todo estos se reflejó en cambios físicos en mi cuerpo, que no tenían que ver sólo con la pérdida de peso, sino también un mejor control sobre mi misma”.

“También me enseñó a fortalecer mi autoestima, a ponerme metas a largo y corto plazo siendo constante y paciente cuando algo salía diferente a lo que yo quería, como perder una competencia o ganar una competencia buscando el mayor desafío y autoconocimiento en cada una de esas situaciones”.

Al ser una disciplina marcial, actualmente posee conocimientos para repeler una eventual agresión, lo que se refleja en su propia seguridad al momento de enfrentar situaciones cotidianas.

“Y en mi caso como mujer, nunca he estado en una situación donde tenga que usar la defensa personal gracias a Dios, pero sé que como mujer pudiera defenderme de alguna situación de peligro frente a otra persona”.