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Los gambusinos de Villa de Seris

Son aventureros, exploradores, montañeses y excelentes guías en temporada de caza. Uno de cada diez trabaja para su familia. El despilfarro, baile, borrachera, comilona, mujeres y música, forman parte de su esencia

Por Enrique “Kiki” Vega Galindo

Villa de Seris es rico en yacimientos minerales. Uno de ellos es el tungsteno (Wolframio). Elemento de propiedades físico-químicas mágicas. Empleado para fundirse junto con el hierro y producir metal acero usado especialmente para la fabricación de armamento bélico. Entre otras aplicaciones varias tenemos: aparatos eléctricos, energía atómica, video juegos, aparatos de diagnóstico médico, sistemas magnéticos, fibra óptica, condensadores y telefonía celular.

La demanda de este mineral inicio en el año de 1939, justo cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en su punto gélido. El principal mercado consumista fue el norteamericano. En la actualidad lo es el japonés.

La época del tungsteno en Villa de Seris empieza con el descubrimiento hecho por “El Cuate” Herrera, de la primera veta ubicada en los terrenos a espaldas de la Escuela Gustavo Adolfo Uruchurtu. Propiedad que está rodeada por una enorme barda de ladrillo. El bolsón se localizó a 80 metros de profundidad. Después unos españoles adquirieron la propiedad, y la siguieron explotando. Para entonces el Comisariado Ejidal ya era el propietario de los terrenos. Los nuevos propietarios continuaron con los trabajos de extracción y construyeron un molino. A lo mismo que un tiro y un malacate.

 Los vecinos inconformes con las explotaciones dinamiteras y los estruendos ensordecedores, que se unían a los de La Cementera y La Calhidra, poniendo a los moradores a temblar de miedo. Se organizaron en un Comité, se asociaron y empezaron con sus políticas en contra del uso de explosivos. Terminando clausuradas las instalaciones mineras.

8 MinasLa vida del gambusino es emocionante. Son aventureros, exploradores, montañeses y excelentes guías en temporada de caza. Uno de cada diez trabaja para su familia. El despilfarro, baile, borrachera, comilona, mujeres y música, forman parte de su esencia. En la mina se alimentan con machaca, frijoles, tortillas, papas y café. Está estrictamente prohibido ingerir bebidas embriagantes en las horas de trabajo. En los días que están en el monte o la montaña no toman nada de alcohol. Se mantienen completamente sobrios. El mínimo error puede ocasionar una tragedia de magnitudes irreparables.

Los Araujo Morales fueron una familia importante e interesante de gambusinos de Villa de Seris. Don Guillermo Alejandro Araujo Morales, desde la edad de los ocho años se interesó en la búsqueda y explotación de los metales, enseñado por su señor padre Don Ismael Araujo Zamorano, el famoso y popular “Palomino”, quien a su vez heredara los conocimientos sobre el arte de la mineralogía de su padre Don German Araujo, viejo minero de colmillo retorcido, nativo de El Fuerte, Sinaloa.

Los Araujo iniciaron su negocio minero en el año de 1948. Fueron los propietarios de la mina: “La Cuña” ubicada en el Cerro de Tecoripa, en la actualidad Cerro de Las Minitas. Ubicado en el barrio El Palo Verde. El primer trabajo o sea el de perforación o de barra duró seis meses siguiendo la veta. Escarbaron un pozo artesano vertical, para entrar a la boca del túnel en forma horizontal, que los conducía al metal en greña. Logrando encontrar el “chuqui” o “cajeta” a 80 metros de profundidad. La “pasta” buscada era: tungsteno.

Don Emiliano Meneses el papá de El Tino, se encontró la más rica veta de este metal en la región de Villa de Seris. La exploración y explotación del sitio minero dura largas jornadas de trabajo arduo y asiduo. La fuerza de trabajo humano consiste básicamente en taladrar lo liso de la pared del cerro con marro, cincel y cuña, para ir “acerrando” lenta y pausadamente el área donde se ubica el metal. Abrir el barreno e irlo “poblando” y “arrancarlo” utilizando dinamita.

La pólvora se maneja con precaución. Las cantidades van por medidas exactas. A un barreno de un metro de profundidad y tres pulgadas de ancho, hecho en la piedra se rellena con cinco o seis cartuchos de 25 centímetros de largo y un peso cada uno de 300 gramos. Capaces de derrumbar o tumbar dos toneladas de terreno cada uno.

El largo de la cañuela o la mecha es el tiempo necesario para salir corriendo del interior del socavón de la mina. El estreno y zumbido del viento producto de la explosión retumba en el oscuro túnel y expulsa al exterior los gases venenosos. Se deberán de espera cuando menos de entre 2 y 3 horas antes de volver a ingresar al interior de la mina. Para continuar con los trabajos de excavación y extracción de la piedra despedazada.

La sangre se calienta y emociona al encontrar la rica bolsa de metal, que brinda al gambusino pingües ganancias económicas. El tungsteno se obtiene moliendo la piedra en trozos pequeños o diminutos para vaciarlos en una “artesa” o batea de madera. El movimiento circulatorio y ondulatorio de la batea se acompaña de baños de agua. De esta forma la piedra molida al irse lavando va soltando la “argamasa” hasta quedar solo el “chuqui”, es decir el concentrado o metal líquido.

El color del tungsteno es variado y depende de la región. Así tenemos los de baja calidad que son: crema, rosa, verde y café. El blanco es el de máxima calidad y mejor pagado y es el que se encuentra en Villa de Seris. El litro de concentrado pesa tres kilos y 400 gramos.

En el año de 1950 era de 25 a 30 pesos “regateado” el kilo. Los Araujo concentraban en el patio central de sus terrenos o el corral, toneladas de metal en greña, y lo echaba en unas tinas de lámina galvanizada a las cuales les cabían hasta 800 kilogramos. Les era de gran utilidad un pozo de agua, el cual inexplicablemente esta familia lo mandó tapar.

Don Ismael “El Palomino”, aparte de ser criador de ganado lechero, una pequeña huerta de naranjos, estar asociado con su hermana La Güera Black en un negocio de cantina y prostíbulo conocido popularmente como: “La Lira”.

Era el acaparador del tungsteno que le compraba a los “poquiteros” su producción. Don Ismael le entregaba el producto de los metales a Don Manuel Lemas propietario de un molino de tungsteno en el Barrio Las Pilas. Don Manuel tenía el contrato de exclusividad del Gobierno de Sonora, para comprar el metal a los mineros gambusinos y vendérselos a una compañía norteamericana quien era la acaparadora de este codiciado metal. Pagaba en efectivo y con monedas de oro y plata. Nada de billetes.

Don Manuel, a su vez lo que se conoce como las “bachas”, deshechos o “resaca” los exprimía en unas pilas de concreto obteniendo de esta forma el precipitado o residuo de tungsteno. De allí proviene el nombre del Barrio de Las Pilas.

Los Gambusinos de Villa de Seris que escribieron una página en la historia de este rincón sonorense. Los fueron: Apolonio, Basilio (carpintero), El Chalo, El Chapo, Marcos, Demetrio “El Topo” (experto localizador en mantos acuíferos subterráneos), Emiliano, Guillermo, Ramón y Socorro “El Coyo” (herrero), todos ellos hijos de El Chicote Meneses, maestro y fundador de la dinastía. También El Chapo Córdova, Los Moreno y Los Alcaraz.

La fiebre del tungsteno en Villa de Seris fue corta pero placentera. Duró seis años de 1948 a 1954. Hombres mujeres y niños se dedicaron a trabajarlo. Por estos lejanos años se empezó a fundar el Barrio El Palo Verde con las siguientes familias: Don Pedro Moreno, Los Contreras, Los Montaño, Los Villaescusa y Los Guerra. En 1953 llegaron algunas compañías mineras norteamericanas a estos terrenos para instalarse y explotar las “bachas” del tungsteno. Al poco tiempo se retiraron.

El Palo Verde gracias a estas compañías se empezó a poblar con gente proveniente de: Nayarit, Guerrero y Puebla. En los terrenos de El Palo Verde existen enterradas millones de toneladas de tungsteno invadidas por el agua de los mantos acuíferos subterráneos. Extraerlo a través del sistema de bombeo es demasiado costoso pero alto en ganancias y utilidades. El difícil proyecto es irrealizable. De aprobarse buena parte del mapa sonorense desaparecería de la faz de la tierra, y los altos niveles de contaminación ambiental serian catastróficos.

El gambusino, minero, metalurgista, ensayador, mecánico, y especializado en sistemas de bombeo subterráneo más importante de Villa de Seris lo fue Don Jorge Bravo, toda una eminencia. Reconocido a nivel estatal, nacional e internacional por sus estudios a la minería y metalurgia. Propietario de la mina de grafito “El Cochi”. Estos legendarios, valientes, intrépidos e indómitos hombres, a parte de su gran muestra de unión y amistad, forman parte de la vida sonorense y son un orgullo de la gente de Villa de Seris.

*El Autor es: Sociólogo, Historiador, Escritor e Investigador.

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