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Observatorio “Antonio Sánchez Ibarra”; 27 años con la mira en el cielo

Por Yesúa Molina

El abrazante calor característico de Sonora ya anunció el fin del invierno y la llegada de la primavera, fecha que se cumple el 20 de marzo y en distintas culturas y en muchos rincones de la tierra es motivo de celebración.

Miles de visitantes han descubierto las maravillas de planetas y constelaciones en las casi tres décadas del observatorio del Centro Ecológico.
Miles de visitantes han descubierto las maravillas de planetas y constelaciones en las casi tres décadas del observatorio del Centro Ecológico.

El Observatorio Astronómico Antonio Sánchez Ibarra del Centro Ecológico de Sonora (CES), fue inaugurado un 20 de marzo, nuestro estado se unió a la celebración de la primavera con un proyecto que ha perdurado durante 27 años.

Esa noche se espera un excelente clima, Júpiter va resplandecer, el Sol cruzará el ecuador celeste para dar inicio a una temporada de noches más largas y días más cortos.

“Tenemos uno de los mejores cielos del mundo para la observación, sobre todo las montañas del desierto de Sonora”, indica Adolfo Cabral Porchas, jefe del Observatorio del Centro Ecológico y encargado del Planetario del Parque Infantil del DIF.

La celebración del equinoccio de primavera que prepara el CES tiene el objetivo principal de recaudar fondos para adquirir un telescopio solar con el que se ampliaría el horario de atención en el recinto, en busca de generar el interés por la educación ambiental en adultos y jóvenes con nuevas funciones, asegura su director Luis Molina Ruibal.

Luis Molina, director del Centro Ecológico, platica sobre la Celebración del Equinoccio, actividad para recaudar fondos y adquirir un telescopio solar.
Luis Molina, director del Centro Ecológico, platica sobre la Celebración del Equinoccio, actividad para recaudar fondos y adquirir un telescopio solar.

El nuevo anteojo para ver llamaradas solares acompañaría al histórico telescopio que llegó en 1985 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), antes de la apertura del Centro Ecológico, como parte del proyecto Géminis con el que se pensaba que cada universidad del país tuviera un dispositivo para observar el cielo.

Adolfo Cabral que desde joven se interesó en el manejo del telescopio “Antonio Sánchez Ibarra”, comenta que este fue uno de los pocos que se lograron concretar en las épocas de la devaluación y la crisis económica.

“El de Hermosillo es la maqueta del telescopio del Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, ubicado en la sierra de Baja California, un diseño del ingeniero e investigador mexicano José de la Herrán, quien junto a su padre instaló las primeras antenas de televisión en México, además de diseñar e instalar también, el telescopio del Observatorio Astrofísico “Guillermo Haro” en Cananea, los dos observatorios más grandes de México”.

A falta de un experto que lo supiera manejar, el telescopio de 400 mm de diámetro permaneció desarmado y entre las sombras alrededor de cinco años, hasta el 1 de enero de 1990, cuando el científico nogalense, Antonio Sánchez Ibarra, llegó a la Universidad de Sonora a formar el Área de Astronomía en el entonces Centro de Investigación en Física, dentro de las primeras actividades que tuvo esta área, fue la instalación del Observatorio Astronómico del CES.

El astrónomo Adolfo Cabral maniobra con el telescopio para ubicar cuerpos celestes que pueden ser vistos durante el día.
El astrónomo Adolfo Cabral maniobra con el telescopio para ubicar cuerpos celestes que pueden ser vistos durante el día.

Dos meses y medio fue el tiempo que tardó Antonio Sánchez en armar el telescopio de tres lentes con capacidad de ver como lo harían 4,500 ojos humanos juntos, para que el 20 de marzo de 1990 viera la luz en la inauguración del parque educativo.

“Tenemos récord nacional de observaciones públicas, no hay otro telescopio que haya trabajado de forma ininterrumpida durante 27 años, nuestros mayores clientes son los niños de cinco años que cursan preescolar, ellos desarrollan temas del sistema solar, la luna o las estrellas; algo lamentable es que con la inseguridad la gente ha dejado de salir en la noche”, opinó el astrónomo Adolfo Cabral Porchas.

En la zona que habitamos los cielos son mejores, básicamente se pueden apreciar galaxias, cúmulos globulares, nebulosas, planetas, hay objetos brillantes que pueden ser muy bien observados, además de la luna en distintas dimensiones.

Para Adolfo Cabral el cielo de invierno que perdura bastantes horas de la noche es el mejor, “hay menos humedad en la atmosfera y es más estable que cuando hay mucho vapor, como las imágenes en el desierto que tiemblan por la humedad, eso mismo sucede en el cielo y si lo multiplicas con el telescopio es más notorio”.

En agosto de 1985, la Universidad Nacional Autónoma de México donó este telescopio reflector Cassegrain al Centro Ecológico.
En agosto de 1985, la Universidad Nacional Autónoma de México donó este telescopio reflector Cassegrain al Centro Ecológico.

En las visitas al Observatorio Astronómico Antonio Sánchez Ibarra se explican las constelaciones a simple vista con un láser para entender el movimiento del cielo y conocer las estrellas más importantes para nuestros antepasados como la estrella polar.

Una de las estrellas principales se llama Sirio, “cuando aparecía, los egipcios sembraban pensando que les traía abundancia en sus cosechas, lo que sucedía en realidad era que el río Nilo se desbordaba y se esparcía por el delta, eran las estaciones del año contrario a la abundancia que los egipcios creían que traía la estrella”.

“Cada año vemos las mismas estrellas, a las mismas fechas, a las mismas horas, el cielo pasa cada día por las mismas estrellas, por ejemplo la constelación de Escorpión está en el cielo casi todo el día y no se puede ver; todo eso se explica en las visitas”, comenta el astrónomo.

El observatorio abre sus puertas de martes a viernes de 19:30 a 10:30 horas, con un costo de $30 taquilla nocturna y $15 a estudiantes y tercera edad.

La noche del viernes 24 de marzo se hará una cena italiana en el marco de la celebración astronómica, se hará en vivo para todo público con un costo de $200, con el objetivo de recaudar 1,000 dólares para el nuevo telescopio solar.

En el Centro Ecológico de Sonora se ofrecerá un programa de música de trova, con Alonso López, teatro con pantomima, observación a simple vista del cielo y telescopio.

Con el objetivo de fomentar la educación ambiental y que el CES sea un centro de atención los directivos trabajan en mejorar la atención para acercar a los niños a la ciencia, ser un museo viviente que en palabras de Adolfo, “es una semilla que se siembra y en muchos casos germina y germina bien”.