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Olor a Dinero | ¿De veras no hubo nada bueno en el primer año de López Obrador?

En el primer año de gobierno varios de los principales parámetros macroeconómicos no sólo son buenos, son excelentes

Por Feliciano J. Espriella

El pasado domingo el presidente Andrés Manuel López Obrador cumplió un año al frente de los destinos del país. Un año en lo que ha habido de todo: de chile, de dulce y de manteca, como dirían en el pueblo.

Muchos lo han calificado como un año perdido, exento de logros y en el que el país navega a la deriva sin encontrar su rumbo. Por el contrario, muchos otros, empezando por el propio presidente, el país avanza hacia un brillante futuro.

Las cabezas de muchas columnas publicadas el lunes son en el sentido de minimizar los logros del primer año lopezobradorcista, que sin ser espectaculares, sí los ha habido y en abundancia, a pesar del entorno nacional y mundial que también tienen su participación en el tema.

Por ahí alguien cabeceó su editorial de inicios de semana con la frase “Nada bueno en primer año de López Obrador”. Pascal Beltrán del Río, editorialista y director general de diario Excélsior le puso por título a su columna ¿Realmente ha mejorado la “economía de abajo”? Por ese mismo tenor se enfocaron miles de editorialistas en todo el país.

¿De veras no hubo nada bueno en el primer año de AMLO?

A menos de que el significado de “bueno” para los periodistas que manejaron ese enfoque en relación al primer aniversario de López Obrador como presidente sea diametralmente opuesto al que he conocido toda la vida, me permitiría, parafraseando a los clásicos, afirmar que yo tengo otros datos.

Veamos algunos, en especial los de la economía que tanto ha calado a los opositores al presidente y que hoy por hoy enarbolan como el mejor efecto del fracaso de la 4T.

En el primer año de gobierno varios de los principales parámetros macroeconómicos no sólo son buenos, son excelentes. Ejemplos:

El peso se ha revaluado.

La inflación ha disminuido.

México captó 26 mil 55 millones de dólares de inversión extranjera en los primeros nueve meses del año, lo que significó un incremento de 7.8 por ciento respecto del mismo periodo de 2018.  

El consumo interno a septiembre registró un crecimiento del 1.3% anual.  

No se aumentaron impuestos.

A diferencia de cuando menos los últimos 30 años, la deuda pública no se ha incrementado.

Y el combate efectivo a la corrupción ¿Tampoco es bueno?

Si a lo anterior le agregamos que con el éxito del combate al huachicol, el cese de quitas de impuestos a los grandes causantes, el por primera vez férreo y veraz programa de austeridad implementado en el gobierno federal en dependencias y paraestatales, que redundará en el corto plazo en ahorros de varios cientos de miles de millones de pesos e incidirán en los crecimientos futuros del país.

Si todo lo anterior no es nada bueno, entonces, ¿qué significado tendrá la palabra bueno para quienes afirman que en los 12 meses anteriores no hubo nada bueno?

¿No fue bueno que se hayan promulgado leyes en contra de la corrupción? ¿O lo bueno sería que la corrupción de los funcionarios de gobierno siguiera siendo delito leve que les permitiera enfrentar las acusaciones en libertad?

¿No fue bueno que por fin se le haya quitado el sindicato petrolero al megacorrupto Carlos Romero de Champs?

Y en cuanto al cuestionamiento del director de Excélsior, que basa su interrogante en comparativas con parámetros del 2008, creo que cualquiera con un par de dedos de frente puede inferir que si el día de hoy, decenas de millones de mexicanos tienen, aunque en modestas cantidades, nuevos ingresos o ingresos adicionales a los que tenían hace un año, sí han mejorado los ingresos de los que nada tienen.

Como diría un clásico, “ningún chile les embona”

Sin embargo, los embates al rumbo económico del país no son sólo de nuestros “patriotas” coterráneos, también allende la frontera hace aire.

Recientemente la calificadora Standard & Poor’s, declaró “que las diversas medidas tomadas por el gobierno mexicano, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco y el cambio de la política energética, han deteriorado la confianza de los inversionistas”.

¿A cuáles inversionistas se refiere en específico? Porque si bien, los nacionales como lo hacen cada seis años han sido cautos en sus inversiones, como es a estas fechas ampliamente conocido, en días pasados dieron a conocer un abanico de millonarias inversiones que se irán materializando en los años venideros.

Y en cuanto a la inversión extranjera, las tendencias indican que este año serán las más altas de la historia y, adicionalmente, las remesas de los paisanos volverán a tener un récord histórico.

¿Quién tendrá la razón? Los catastrofistas que avizoran un desplome de la economía o López Obrador que insiste en que vamos bien. Pronto lo veremos.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.