Dardos

Caminando hacia la cultura del respeto vial

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

 

ACERTADA la medida de las autoridades municipales al establecer una ciclovía en el boulevard Rodríguez. Lejos de verse como el “robo” de un carril a esta importante vialidad de Hermosillo, consideramos que se trata de un mensaje de más de tres kilómetros, que nos debe hacer pensar.

Mire, el ritmo de crecimiento de la ciudad (por arriba de los 800 mil habitantes) poco a poco nos está llevando a un panorama de caos vial sin remedio, si seguimos por esa misma ruta. Quizá usted lo note principalmente en las horas pico. De hecho, por las mañanas, cuando todos quieren llegar a prisa a sus destinos, es cuando más se pueden apreciar las colisiones.

Y es que el congestionamiento en las calles hace que los traslados sean más lentos, la tensión al conducir se incrementa y por lo tanto crecen las posibilidades de participar en choques. Algunos dirán que la presencia de autos “pafas” también complica la situación, pero no es por ahí, como dicen es “harina de otro costal”, el fondo radica en la movilidad urbana, una cuestión de cultura.

Por años en Hermosillo se ha priorizado el uso del automóvil como “el rey” de las calles, incluso dejando de lado a los transeúntes y a los medios de transporte alternativos como la bicicleta.

Para darse una idea, la asociación “Hermosillo ¿Cómo vamos?” calcula que existen 357 mil vehículos particulares y de carga registrados, según la Secretaría de Hacienda, y estiman que cerca de 200 mil autos no registrados.

Es decir, con estas cifras se puede deducir que existe un vehículo por cada dos habitantes. Estamos inundando las calles de carros. Pero más allá, no estamos viendo el daño al medio ambiente a largo plazo. Sin ir muy lejos, usted seguramente lo debió notar que durante los días más álgidos de la pandemia, cuando se impusieron las medidas restrictivas en la circulación, en las mañanas se veía un cielo más limpio. O bien, cuando usted viaja a la ciudad de México, de inmediato se percibe la calidad del aire. Bueno, los autos son un factor determinante.

Ahora, está claro que una ciclovía de unos cuantos kilómetros en la ciudad no va a revertir todos esos años donde la planeación urbana avanzó a ciegas. Es necesario que las autoridades acuerden con los expertos, representantes de la sociedad y empresarios. Entrarle sin miedo al “monstruo” del sistema de transporte urbano. Porque si existe la seriedad en abordar estos temas, tendría que hacerse de forma transversal, con las alternativas de movilidad (transporte, bicicleta) funcionales en lo operativo y su infraestructura…

El cambio en esta manera de pensar lleva tiempo. Empecemos por respetar. Ahí está un mensaje pintado de varios kilómetros, esperemos no se borre después de estos tiempos electoreros.