Dardos

DARDOS | En crisis y polarizados ¿Qué salida tenemos?

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

Época extraordinaria la que vivimos en México: una economía colapsada sin poder despuntar, el interminable cáncer de la inseguridad, la Emergencia Sanitaria por el virus Covid-19, todo esto envuelto en un clima de polarización social, empujado desde el mismo Gobierno Federal. ¡Vaya situación!

En este balde de cangrejos mexicanos nadie puede salir. Unos porque sencillamente están en el fondo aplastados, sin posibilidad de movilidad; otros porque encantados por un cangrejo líder, les convenció de quedarse esperanzados en recibir migajas; pero hay otro grupo de crustáceos que piensan distinto y han visto que en baldes de otros países construyen escaleras entre todos y salen, pero en su caso no funciona porque cuando intentan construir la salida al éxito, los atacan.

Dejando los cangrejos y aterrizando en la cruda realidad, algunos hablan de que vivimos en una sociedad polarizada y ese es factor para estar en constante debate. Como si el odio y la intolerancia fuera el deporte nacional, todos los días y en todos los foros, ciclan los mismos calificativos conservadores, chairos, fifís, siempre es la constante…

Pero más allá de los ‘bots’, creo que perdemos valioso tiempo en la ociosidad de la discusión estéril. Desgraciadamente los principales líderes del país no han tenido la altura de miras para trazar un plan por encima de los intereses políticos. No solo me refiero a los poderes económicos, aquí las Organizaciones de la Sociedad Civil, líderes religiosos, en fin, todos estos grupos juega un papel importante. Pero se ven pasmados.

Se percibe como una especie de resignación social ante una suerte de “maldición” (claro, hay excepciones). Y es que si volteamos a la historia de nuestra construcción democrática, hemos apostado todo a los partidos políticos como el único ascensor al Poder en este edificio nacional. Lo cierto es que al entregarles esa concesión, todos se amontonan queriendo subirse para llegar al piso más alto. Tanta es la ambición que incluso hay quienes piensan transformar ese aparato y clausurarlo, una vez acomodados en el penthouse.

Y en esa constante discusión estamos de quién controla el ascensor que perdemos la noción de la función de ese aparato. Incluso, por nuestra idiosincrasia democrática, creemos que es el único instrumento. Insisto, faltan liderazgos que apunten a las escaleras o a otras alternativas de movilidad para beneficiar a todos.

En esta encrucijada social estamos. Ahora amenazados por otros factores. No podemos cambiarnos de edificio, pero sí podemos cambiar lo que ocurre dentro.

La contingencia sanitaria provocada por el nuevo coronavirus -como ha ocurrido en medio de otras tragedias-, puede ser la oportunidad para los mexicanos de renovar el pensamiento colectivo. Abrir los ojos. Ver cómo manejan está crisis los líderes políticos. Pensar en alternativas. Finalmente actuar en consecuencia.

Recordar que todos vamos en el mismo barco y si el capitán no ha sabido sortear la tormenta y sigue desconectado de la realidad, quizá es hora de remar todos.