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Dardos | ¿Y si tu vecino es secuestrador?

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

Una hora antes había pasado por esa calle. Es un área muy transitada en el sector de la Cuauhtémoc, al sur de Hermosillo. El miércoles, cerca de las diez de la mañana comenzaron a escucharse disparos, ulular de sirenas, patrullas recorriendo las avenidas. En un domicilio sobre la calle Huehuetl y Templo de Mitla agentes policiacos dispararon y mataron a dos pistoleros que tenían secuestrada a una persona. En la casa de seguridad encontraron seis armas largas. La tranquilidad del barrio, pasó a pánico.

En la escuela primaria Francisco Navarro, que está a una cuadra de donde ocurrió la balacera los maestros no dejaron que los niños salieran a la hora del recreo. En la otra escuela, Manuel González, a menos de 500 metros, los estudiantes tampoco salieron. En un kínder también de la zona, resguardaron a los niños.

A los sicarios los descubrieron porque dos habían ido a una tienda de autoservicio. Los agentes pasaban por ahí, los vieron sospechosos, a uno le encontraron un arma al revisarlo y otro echó la carrera rumbo a la casa de seguridad donde se hizo la refriega.

La tienda donde localizaron a los pistoleros está frente al Parque Oasis, de tal forma que todo el día es muy visitada. Y por qué no imaginar que en algún momento pude haber coincidido con los secuestradores en la caja y ni en cuenta.

Los vecinos de la casa de seguridad tampoco advirtieron de la peligrosa situación en la que se encontraban. Aparentemente nada fuera de común.

La víctima de secuestro, era un joven de 16 años quien dijo haber sido privado de la libertad en días pasados por rumbos de San Pedro El Saucito.

Y de nuevo la inquietante pregunta: ¿cómo llegamos a esto? ¿En qué momento los criminales se incrustaron en nuestra sociedad como si nada?

Sin duda, es un tema multifactorial, pero el hecho es que los “malandros” han echado raíces en la comunidad sin darnos cuenta y lo hemos normalizado, porque es “cool”: Que si en la fiesta consumieron cocaína, solo es diversión. Que si en el parque fuman mariguana, es la moda. Que si la chica sale con un mafioso, son gustos… Y así, justificamos lo negativo, lo dañino, le abrimos la puerta por no saber detectar el riesgo persona de quienes nos rodean. Los padres llevan la mayor responsabilidad.

Está claro que a las autoridades de Seguridad y Prevención se les escapó de las manos y no tienen estrategia. Pero todavía se puede hacer algo desde la sociedad, con las familias y son dos conceptos que van unidos: educación y valores. Parece muy básico pero hoy hasta los políticos tratan de enturbiarlo. La tarea no es fácil y es urgente, porque quizá mañana su vecino sea un secuestrador.